Rifkin y el error de perspectiva

Si tuviera que explicar aquí lo que es un error de perspectiva, pondría como ejemplo el cometido por en la conferencia reseñada hoy por El País en el artículo El ‘sabio’ Rifkin explica al PSOE su oposición a la energía nuclear. El siguiente argumento pretende desmontar la tesis atómica:

  • Hay 409 nucleares en el mundo, y generan un 5% de la energía consumida.
  • Para aumentar ese porcentaje de forma “relevante” (¿cuánto?) habría que construir dos centrales cada treinta días durante los próximos sesenta años.

Suena sólido. En particular, la técnica de las cantidades ascendentes —2 centrales, 30 días, 60 años. Con lo que cuesta construir una nuclear, queda demostrado que la opción atómica es totalmente irrealizable. ¿O no?

Para empezar, esas 409 centrales fueron construidas en un lapso de tiempo aproximado de treinta años (teniendo en cuenta que en los últimos quince años apenas se ha construido ninguna). Eso arroja una tasa de construcción de una al mes: el aumento “relevante” de Rifkin es sólo el doble de lo ya hecho con tecnologías de los años sesenta. Podía haberlo expresado así, pero sin duda suena mucho menos impresionante, y para nada irrealizable.

Pero está claro que no podemos levantar dos nucleares al mes, ¿no? Aquí está el error de perspectiva. El nosotros implícito es España, pero los datos se refieren al mundo entero (la conferencia de Rifkin se ofreció en el marco de un ciclo promovido por el PSOE para obtener ideas utilizables en su programa electoral: está claro que la perspectiva de la audiencia fue local y no global). En nuestro país funcionan seis centrales nucleares, así que con la tasa de crecimiento propuesta por el “sabio” —las comillas no son mías, sino de El País— deberíamos construir una central cada… tres años (21 plantas en 60 años). Muchísimo menos impactante, y claramente realizable. Otro asunto es que queramos hacerlo.

Los únicos dos argumentos validos contra la energía nuclear son los residuos y la proliferación. Ambos surgen de problemas tecnológicos con el modo de funcionamiento de las centrales actuales, y nuevos diseños pueden superarlos. Cerrar la puerta a la energía nuclear en España perpetuará la dependencia energética y tecnológica del exterior. Seamos creativos.