Hay a quien le cuesta convencerse de que somos animales. Por si alguno de mis lectores es de esa opinión, le ofrezco esta prueba en forma de foto de satélite:
El planificador de este pequeño rincón urbano trazó un camino, que fue adecuadamente nivelado, enlosado y dotado de papeleras. Los usuarios insistimos (salvo si ha llovido mucho) en una ruta alternativa del cruce a la estación, con una particularidad que escapó sin duda al arquitecto, creyente en la racionalidad intrínseca del ser humano.
La gente camina siguiendo la línea de mínimo gasto energético siempre que obstáculos insalvables no lo impidan. Las vacas, los borricos o cualquier otro animal gregario hace exactamente lo mismo. Es conveniente notar que el camino de mínimo esfuerzo no tiene por qué ser una línea recta (como en el ejemplo). En una superficie irregular seguirá una curva de nivel, motivo por el que los antiguos camineros trazaban sus rutas de montaña valiéndose de un pollino.
La ley del mínimo esfuerzo, o para los sistemas físicos, el principio de mínima acción es un fundamento del Universo. Lo cumplen las estrellas y los planetas, que son redondos porque es la forma con menor energía potencial frente al campo gravitatorio. Lo cumplen todos los objetos a nuestro alrededor siendo eléctricamente neutros —pues la alternativa les costaría trabajo. Lo cumple el agua, que fluye para mantener su nivel. Lo cumplimos nosotros, los animales, al andar sin pensarlo de un lugar a otro, amén de muchas otras formas. Calcular ese camino es más difícil que recorrerlo (hay que hallar la curva que hace mínima una integral de campo).
Nadie en sus cabales afirmaría que la gente calcula integrales para ir de un cruce a una estación. No somos diferentes de todo lo demás. Así es la vida.
Comentarios
Comenta en el blog con tu perfil en el Fediverso, simplemente contestando al post correspondiente del perfil @blog@brucknerite.net.
4 respuestas a «Planificación urbanística para el ganado»
Te ha faltado decir de dónde es la foto.
Todas las mañanas hago ese trayecto, y puedo asegurar que lo que dices es cierto, al final todos vamos atravesando el descampado, salvo cuando el barro lo impide.
Por cierto, la foto es de los accesos a la estación de Cercanías de Móstoles el Soto.
Es tan familiar que no había caído. Gracias.
Hace un tiempo leía algo similar, si no recuerdo mal sobre una universidad americana.
Decía que había partidarios de dejar los caminos sin hacer y luego urbanizar el sendero que se forme. Claro que eso tiene el problema de que es posible que ese camino natural cambie por ejemplo al llover.
Un saludo Iván, en este primer comentario en tu blog.
Ahora que lo dices, sí que recuerdo algo así. Pero creo que si se conocen de antemano las entradas y salidas principales, podría calcularse un conjunto de caminos óptimos con pocos errores.
Muchas gracias por tu comentario, y bienvenido.