Dice Joaquín Leguina en su blog (sí, tiene uno):
Las nieves y borrascas que nos han invadido desde entonces han mostrado que, en efecto, las previsiones meteorológicas a medio plazo no aciertan… y si son incapaces de acertar con una antelación de meses, ¿cómo pueden prever el cambio climático a veinte años vista? Pero esta es una pregunta impertinente, por reaccionaria y “políticamente incorrecta”.
Para alumbrar esta cumbre de la reaccionariedad y de la politico-incorrección, el señor Leguina (doctor en Ciencias Económicas y en Demografía) echa mano de un testimonio de meteorólogo:
[…] pude escuchar a un meteorólogo serio decir que “estas previsiones climáticas a medio plazo (meses) se equivocan seis de cada siete veces” (sólo tienen una tasa de acierto del 14,3%. Nadie jugaría así a la ruleta).
No voy a meterme con su confusión entre tiempo atmosférico y clima: a estas alturas, ya lo habrán hecho en más de ciento veinte comentarios a la estela del apresurado articulista del diario Público (Joaquín Leguina se suma a las tesis del primo de Rajoy). Le diría, eso sí, que la ruleta no es buena maestra. Yo no jugaría a rojo o negro con un 14% de posibilidades, porque la banca estaría trampeando. Empero, si alguien (¿un científico?) me asegurara ese mismo porcentaje para, es un decir, jugar al 24, apostaría sin dudar.
De igual forma, si una mayoría cualificada de las personas más preparadas del planeta afirmaran que hay una posibilidad entre siete de que una catástrofe climática dañe seriamente nuestra civilización en los próximos veinte años, tened por seguro que escucharé atentamente y tomaré cuantas medidas me sea posible. Todo ello, sin siquiera llegar al capítulo de las culpas; el riesgo —la probabilidad multiplicada por el perjuicio potencial— es demasiado grande.
Y si el señor Leguina quiere fustigar a nuestro actual presidente, le agradecería mayor consistencia intelectual. Vamos, no es tan difícil.