Autosegmentación para el niño y la niña

En mi último artículo os conté el secreto detrás de la existencia de la llamada clase preferente en un transporte público, que no es otro que el afán del operador del servicio de hallar elementos que permitan al usuario y cliente autosegmentarse, es decir, conseguir que cada uno pague por el trayecto una cantidad de dinero lo más parecida posible al máximo que pueda aflojar por hacerlo. Uno de mis lectores habituales (casi seguro que tú, dime si me equivoco) me hizo notar la noticia de que Ryanair podría estar planteándose cobrar una libra por acceder al retrete de sus aviones. Aunque planteada como un “globo sonda”, la cuestión del acceso al WC con monedas no es disparatada vista a través del prisma de la autosegmentación. Tranquilo, Sergio, ni soy adivino ni tengo tantos lectores, por lo menos de momento.

Sí me gustaría compartir con vosotros lo que estoy convencido que constituirá la próxima fuente de ingresos para los operadores de transporte, en este caso aéreo: las . Similares en concepto a un router , pero con capacidad para cursar llamadas //, las picoceldas a bordo de un avión de pasajeros estarían formadas por dos componentes: una o estación base miniaturizada, que actúa como interfaz de cara a los dispositivos de los usuarios, y un controlador o , que en este caso no actuaría tanto como coordinador de varias BTS como de enlace entre ésta y el resto de la red telefónica, generalmente mediante satélite.

¿La idea? Que todo pasajero suficientemente inconsciente use su teléfono móvil para mantenerse en contacto con el mundo exterior mientras su compañía telefónica va haciendo crecer su factura a la velocidad del propio avión; factura de la que el transportista se llevaría una parte. Este es el punto en el que se encuentra el despliegue del sistema: en el reparto previo del botín, como si dijéramos, porque técnicamente hace ya un tiempo que está todo resuelto, aunque seguiría estando prohibido el uso de los teléfonos a alturas inferiores a los 10000 pies. ¿Y no decían que los teléfonos en los aviones podían causar interferencias mortales de necesidad y estrellamientos dolorosos para las espinillas y los juanetes de los pasajeros? Sí, y también está prohibido usar móviles en las gasolineras, aunque lo de las chispas generadas por las antenas es mentira.