Luna 15

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JSC scan, LM approaches CSM for docking / earthrise in b.g., July 21, 1969 (Project Apollo Archive)

En La Aldea Irreductible apareció ayer un artículo relatando cómo la misión del , de cuya llegada a la van a cumplirse 40 años en breve, estuvo a punto de ser interferida por una sonda soviética, la . Una historia de la guerra fría, llena de emoción, fascinante… y falsa. Pero como todas las buenas historias, contiene un grano de verdad en su interior; un grano, en esta ocasión, del tamaño de un puño. Una vez separado el grano de la paja, lo que queda no deja de ser un relato digno de un buen docudrama, como veremos.

La misteriosa misión de la sonda Luna 15 (1969) comienza relatando la inserción orbital del Apolo 11 y la separación de su LM, el Eagle, con los astronautas Armstrong y Aldrin a bordo, camino del suelo lunar y de la gloria. Collins, el tercer hombre, queda a bordo del módulo de mando, en órbita lunar. Es entonces cuando…

[…] Collins mira a través de la ventanilla y no da crédito a lo que están viendo sus ojos: una sonda rusa, en una órbita lunar similar a la suya, tan cerca que la puede distinguir perfectamente…

La sonda Luna 15 fue insertada en órbita lunar a las 9:00 UTC del 17 de julio. Se realizaron tres correcciones orbitales durante los días 18, 19 y 20. Aunque existió cierta zozobra por entonces acerca de la posibilidad de “interferencia orbital” con la misión Apolo, la NASA descartó muy pronto cualquier posibilidad con la ayuda de los científicos del observatorio de Jodrell Bank y del astronauta Frank Borman, encargado de coordinar la información disponible. Para que Collins pudiera haber visto la sonda soviética sin la ayuda de un telescopio, ésta habría tenido que estar mucho más cerca del Apolo de lo que se hubiera considerado una “distancia de peligro” (unos 17 kilómetros, suponiendo que Collins estuviera en las mejores condiciones de iluminación, suponiéndole visión perfecta —resolución angular de 1 minuto de arco— y aproximando la sonda por una esfera de 5 metros de diámetro). Ahora bien, los astronautas del Apolo estuvieron informados en todo momento del progreso de la Luna 15, tal y como era reportado por las estaciones de seguimiento en tierra y la propia Agencia TASS.

La historia continúa:

Tras un par de horas durmiendo dentro del Eagle, Armstrong y Aldrin se despiertan sobresaltados: los sensores de los sismógrafos se han disparado.

Extrañados se miran entre ellos y no comprenden lo que está sucediendo… Allí arriba en la luna, tan sólo están ellos… La Luna no tiene actividad sismológica y aquel impacto les llena de preguntas… Quizá un meteorito… ¿Tan cerca?

La respuesta llego algo después… El Luna 15 se había estrellado tan sólo a unos pocos kilómetros de la Base Tranquilidad, más concretamente en la llanura del vecino “Mare Crisium”.

A las 14:47 UTC del 21 de julio se envió el comando para comenzar el descenso, alrededor de dos horas antes del despegue del Eagle de la Luna. Según la cronología de la misión Apolo 11, llevaban despiertos y preparando el despegue alrededor de media hora. Apenas cuatro minutos más tarde, la sonda se estrelló contra una ladera “no prevista”, en el Mar de las Crisis (12°N, 60°E). Eso está a más de 1160 kilómetros de la Base Tranquilidad, en 0°40’N, 23°28’E. Los sismógrafos depositados unas horas antes por Aldrin y Armstrong sin duda registraron el impacto, pero no he encontrado indicación alguna de que ellos mismos fueran conscientes.

Extraoficialmente, los años han dejado claro que fue un intento soviético, llevado a cabo a toda prisa, para quitarle publicidad a la misión Apollo… Un intento que como muchas de las sondas Lunik terminó estrellándose contra la Luna.

Todavía hoy las motivaciones exactas de aquella misión rusa dejan muchas dudas… Recoger muestras, quitar publicidad y propaganda al Apollo 11… ¿Quizá incluso entorpecerlo?… Las reticencias a abrir la información de aquellos tiempos de guerra fría por parte de Rusia, no han ayudado a esclarecer totalmente los hechos…

No es necesario acusar a los soviéticos de obstruccionismo interplanetario o algo incluso más conspiratorio. Hubiera sido prácticamente imposible orquestar una misión que pudiese tumbar el Apolo 11, más aún estando ya en órbita lunar o incluso sobre la Luna. En realidad fue una de las últimas etapas de una carrera de fondo. Una carrera fascinante, en la que los científicos soviéticos compensaron con talento y voluntad las inmensas dosis de ceguera política e ineficiencia económica que les infligió la Madre Rusia. Una carrera que, quizá por suerte, quizá por desgracia, nunca volveremos a ver.


Además de la inestimable e inexacta Wikipedia y la gran Encyclopedia Astronautica, he usado como fuente un magnífico tomo llamado The Soviet Space Race with Apollo, de Asif A. Siddiqi (University Press of Florida, 2000). Agradezco la recomendación de Daniel Marín, y recomiendo su magnífico blog, Eureka. Los cálculos son míos y pueden estar equivocados, por supuesto.

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