Daniel Marín, en un extraordinario artículo (también deprimente, para los que tenemos algún interés en el tema) se explaya en la consecuencias inmediatas, y no tanto, de la más que probable cancelación del programa Constellation de la NASA, a la luz de las recientes declaraciones realizadas por la Comisión Augustine. Pero no hay que olvidar que la cancelación de Constellation no sería más que la última de una serie de fracasos, grandes y pequeños, que arrastra la NASA desde mediados de la década de los ochenta. Aquí están algunos, documentados por Henry Spencer en el artículo de New Scientist Failure to Launch: abandoned NASA projects:
- X-30
- 1986 –1993, más de 2000 M$. Un proyecto muy ambicioso, que debía usar scramjets para despegar desde una pista convencional y volar directamente hasta una órbita baja (SSTO), o bien realizar trayectos suborbitales a velocidades muy elevadas. Fue cancelado debido a persistentes problemas técnicos y sobrecostes. No se previó un programa que lo reemplazara, aunque parte de la tecnología en desarrollo continuó en proyectos más pequeños, incluyendo el X-43, un proyecto de avión hipersónico que batió en 2004 el récord mundial de velocidad para aviones al alcanzar, brevemente, una velocidad cercana a 10 veces la del sonido.
- Advanced Solid Rocket Booster
- 1986–1993, 2200 M$. Tras el desastre del Challenger en 1986, la NASA lanzó este proyecto para reemplazar los propulsores auxiliares (SRB), causa del desastre. Se esperaba que el nuevo diseño fuera más seguro, a la vez que algo más potente; sería construido en una fábrica propiedad del gobierno federal, para evitar así la dependencia de un contratista único. Los costes y retrasos crecientes provocaron que el Congreso cancelara los trabajos cuando la fábrica estaba prácticamente terminada. La mejora en capacidad de carga de estos cohetes fue finalmente conseguida construyendo el tanque principal con una aleación de aluminio y litio, más ligera.
- Shuttle-C
- 1987–1990, alrededor de 200 M$. El Shuttle-C, un diseño no tripulado derivado de la lanzadera espacial para poner en órbita cargas grandes (módulos de estaciones espaciales) o peligrosas (etapas de combustible líquido para misiones interplanetarias). Las estimaciones decrecientes de los supuestos ahorros en los que se incurriría por la reutilización de los componentes de la lanzadera provocaron que el Congreso cancelara el programa. El dinero así ahorrado se utilizó para pagar los sobrecostes de la ISS.
- National Launch System
- 1989–1993, alrededor de 300 M$. Este proyecto conjunto entre la NASA y las Fuerzas Aéreas trató de conseguir un lanzador desechable derivado de la tecnología de la lanzadera, con el objeto de reemplazar a los antiguos lanzadores Atlas, Delta y Titán. El Congreso eliminó la financiación debido a los múltiples problemas de costes, plazos, y a la falta de una estructura de gestión significativa, así como de requisitos claros —los cohetes a reemplazar no tenían ningún problema obvio, y no parecía que de este proyecto fuera a surgir una alternativa mucho más barata.
- X-34
- 1994–1996, 8 M$; retomado en 1996–2001, 60 M$. El X-34 fue originalmente un proyecto conjunto entre la NASA, Orbital Sciences y Rockwell. Se diseñó como un lanzador en dos fases para satélites pequeños, con una primera fase reutilizable. Los contratistas privados se retiraron del proyecto menos de un año después de su inicio al apercibirse de que no era realizable por la cantidad de dinero acordada —probablemente, una discrepancia grave entre Rockwell y la NASA acerca del tipo de motores a utilizar contribuyó al desenlace. El proyecto fue después retomado como una plataforma de demostración de tecnologías para lanzadores reutilizables; cuando se estaba a punto de completar el primer vehículo capaz de volar, la NASA exigió grandes cambios sin proporcionar financiación adicional, con lo que el contratista, Orbital Sciences, se retiró.
- X-38
- 1995–2002, alrededor de 100 M$. Concebido en su origen como un “bote salvavidas” para la estación espacial, el X-38 fue un vehículo de cuerpo sustentador, lo que le permitía deslizarse de forma controlada hacia un punto de aterrizaje predeterminado sin necesidad de alas, antes de desplegar un paracaídas. Desarrollado en el Centro Espacial Johnson de la NASA y con participación de la ESA, fue cancelado para poder cubrir los sobrecostes de la estación espacial. Fue reemplazado, en concepto, por el programa Orbital Space Plane, que acabaría integrándose en el programa Constellation, destinado a reemplazar a la lanzadera espacial.
- X-33
- 1996–2001, 912 M$ (sólo la parte de la NASA). El X-33 era una plataforma de demostración suborbital conjunta de la NASA y Lockheed Martin, que tenía como objetivo la construcción de un lanzador que pudiera alcanzar la órbita baja sin usar varias etapas o desprenderse de tanques de combustible. Su sucesor sería el VentureStar, un vehículo SSTO comercial. Pero el X-33 fue cancelado debido al incumplimiento de plazos, problemas de rendimiento y aumentos en el coste total que Lockheed Martin no quiso enjugar, amén de un grave fallo durante las pruebas de los tanques de combustible. La NASA interpretó este resultado como prueba de que el concepto SSTO es irrealizable, al menos dado el desarrollo actual de la tecnología.
- Space Launch Initiative
- 2000–2002, alrededor de 100 M$. Este proyecto, nunca bien definido, buscó alternativas para sustituir la lanzadera espacial con un abanico de posibilidades. Se incluyó un pequeño subproyecto, llamado Alternate Access (Acceso Alternativo) para estudiar las posibilidades de reabastecimiento de la estación espacial por medios comerciales. Los constantes cambios en los requisitos de la NASA dificultaron el progreso; esta incertidumbre provocó, finalmente, su abandono tras el accidente del Columbia.