Definición del Ares I-X: 445 millones de dólares gastados para probar un cohete, el SRB de la lanzadera espacial, que se ha probado ya 256 veces en vuelo real en 128 misiones, registrando un solo fallo, el que pulverizó al Challenger y acabó con la vida de sus siete tripulantes. Como novedad, la adición de maquetas con lastre encima del cohete de combustible sólido: maqueta de un segmento adicional (funcionaron los cuatro que lleva siempre), maqueta de la segunda fase, de la capsula Orión y un sistema de escape de pega. Buena forma de asegurarse un éxito. ¿O no?
No. Observad el vídeo del lanzamiento, en alta definición, a partir del minuto 2’05».
No se puede asegurar con certeza, pero parece que la primera etapa, justo tras la separación, hace contacto con el resto del cohete. Sí se puede asegurar que la segunda etapa con su cápsula y su sistema de salvamento comienzan un movimiento de guiñada sin control (como un derrape, pero en el aire) que, de haberse producido en el sistema real, habría resultado en la pérdida completa de la misión. El SRB usado como primera etapa, no lo olvidemos, es un cohete de combustible sólido que se comporta igual que cualquier cohete de feria —arranca de golpe y sólo se detiene cuando se agota. No puede regular el empuje o cortarlo en caso de necesidad, como cuando se activan los anclajes pirotécnicos que separan las dos etapas. Cualquier variación en la tasa de quemado del combustible puede provocar que el cohete no se apague a tiempo, provocando una “recaptura” desastrosa de la segunda fase. Máxime cuando ésta, más ancha, está expuesta a un arrastre atmosférico mayor y, en el sistema real, el encendido del motor J-2X no ocurriría hasta después del encendido —breve— de los motores de asentamiento del combustible de la segunda etapa (conocidos como motores de ullage).
Por si esto fuera poco grave, mirad esta foto:
Bajo el agua, el SRB del Ares I-X con un buceador de fondo. Foto de United Space Alliance.
Los paracaídas del SRB no se abrieron correctamente. De los tres, uno no se abrió y otro sólo lo hizo parcialmente, dañando la carcasa en su impacto contra el océano. Si en la estimación de coste de la prueba estaba contemplado reutilizar este cohete, deberían ir recalculando. Es triste verlos así, pero la NASA parece estar en un estado colectivo de negación de la realidad del que tal vez ni siquiera la más que posible cancelación del Ares I pueda sacarles.