Podía haber sido cualquier otro día, pero ha tocado hoy. Este blog cumple 256 artículos, o 100 según las cuentas de la vieja —la que cuenta en hexadecimal. Es un momento de cambios: a partir de ahora, la plataforma que me aloja (Blogger) necesitará un bit más para representar el número de orden de mis posts. Peor aún, 256 es el número máximo de cosas que pueden contarse con un entero sin signo de un byte. ¡En Blogger tendrán que implementar índices de 16 bits para poder mostrar mi siguiente artículo! Es eso o cascar del modo más estrepitoso. ¿Podrán los ZX Spectrums sobre los que corre Blogger con la tarea? ¿Tendrán que migrar a algún hardware experimental, como esos “P.C.” de IBM? Aunque quisiera, no puedo descartar una tercera posibilidad: que Google me mande a casa a un programador suizo, matón en el 20% de su tiempo, para que me convenza de no escribir más… Espero que eso no ocurra: soy más bien flojo y me llevan al gimnasio a rastras. Para animar a los chicos de Google que me leen (¡hola!) a escoger la alternativa correcta, les diré que si lográis implementar esos índices pantagruélicos de 16 bits, la gente podrá llegar a escribir hasta 65536 posts en su blog sin volver a encontrarse con problemas. Ya sabéis, 65536 posts deberían ser suficientes para cualquiera.
¡Pero los cambios no acaban aquí! En el futuro próximo puede que altere ligeramente los colores del blog para uniformizar el tono de azul. Será algo rompedor: pasaré del azul celeste al azul cobalto claro, o así. Puede que también me suelte la melena y ajuste en dos o tres píxeles el ancho de la columna principal. Como veis, estoy desatado: hasta pretendo que los cambios de los que este blog es punta de lanza lleguen también a mi vida real. La vida de uno, eso sí, es un asunto muy serio. Por eso me lo tomaré con mucha más prudencia. ¿Habéis visto los movimientos seguros de un perezoso de tres dedos? Pues imagináoslo bajo el efecto de un bote de calmantes.
Por eso mi primera medida será dejar mi actual empleo como jefe de medio pelo (lo digo por mi calva más que incipiente, no por la de mis compañeros, ejem) en el principal operador de transporte de mercancías por ferrocarril de España —no, no es El Corte Inglés; en este blog no se hace publicidad hasta que se decida lo contrario. Me establezco por mi cuenta, en mi propia empresa, que se dedicará a la consultoría informática. Original, ¿verdad? La he llamado Arsia, como el volcán de Marte, que para eso es mía y la llamo como quiero.
Así, con cambios microscópicos y paulatinos, iré alterando mi panorama vital hasta ser quien quiero ser cuando cumpla los ciento cincuenta. Tener un objetivo es muy importante: mi siguiente meta será adelgazar en serio. Mi intuición masculina me dice que ya he sentado las bases para conseguirlo, y que no va a costarme mucho.