El castillo de arena automático

El progreso de la Humanidad lleva siglos arrastrándonos en direcciones aparentemente aleatorias, alternativamente arruinando y promoviendo sueños. Puede que no hayamos conseguido, como en las novelas de ciencia ficción, conquistar el espacio o movernos de un lado a otro en coches voladores; sin embargo, los desarrollos recientes en el campo de la impresión tridimensional podrían traer, más pronto que tarde, cambios radicales en nuestra civilización.

Bajo la marca D-Shape se encuentra Enrico Dini, presidente la compañía británica Monolite UK, Ltd. El invento de Dini no se asemeja en nada a una impresora convencional, y supone un paso cualitativo para la incipiente tecnología de impresión tridimensional: se trata de una impresora de edificios. Un cabezal inyector alimentado por una mezcla de arena y un aglutinante inorgánico va montado sobre un pórtico móvil de varios metros de ancho. Desde ahí deposita capas alternas de arena y aglutinante de 5 a 10 milímetros de grosor, controlado por un programa CAD convencional. El resultado final: construcciones de una pieza de un material similar al mármol que pueden reproducir cualquier forma imaginable, integrando en la estructura cualquier parte hueca como ventanas, tuberías, cableado y cámaras de aislamiento. El prototipo puede crear un pequeño edificio de varios metros cúbicos sin necesidad de soportes metálicos en la cuarta parte del tiempo de lo que se tardaría mediante procedimientos convencionales, a la mitad del coste y pudiendo realizar superficies curvas y vaciados impensables con las actuales técnicas. Un vídeo lo ilustrará mejor:

Dini tiene grandes planes para su máquina: según la web de información científica Physorg se están realizando pruebas en instalaciones de alto vacío para averiguar si sería factible utilizar uno de estos aparatos en la superficie lunar, bajo el paraguas del programa Aurora de la ESA. Pero otro de los sueños de Dini quizá sea aún más irrealizable que construir ciudades en la Luna: terminar la de . Si es cierto que su máquina puede reducir los plazos a una cuarta parte, el templo podría estar acabado antes de que Barcelona vuelva a celebrar unos Juegos Olímpicos.