Alegoría de la República: mujer morena con vestido blanco y túnica roja, tocada con un gorro frigio de color rojo, que sujeta con su mano izquierda una gran bandera tricolor (tres bandas horizontales iguales, roja, amarilla y morada) que ondea tras ella, y con la mano derecha una balanza, símbolo de justicia.

14 de abril, 14 razones para la República

No me gusta hablar de política. Sin embargo, hoy me voy a subir a mi cajita de frutas para hablar de Política. Puede parecer lo mismo, pero no lo es. Fijaos bien:

Política / política

¿Notáis la diferencia? La Política es lo que yace por debajo de la política. Aún diría más: podéis hastiaros de la política, pero renegar de la Política equivale a regalar unas libertades que ha costado mucho sufrimiento y mucha sangre ganar. De acuerdo, puede que no las queráis, pero intentad mirar algo más allá de vuestros plasmas de cuarenta pulgadas, vuestros dos coches, vuestro smartphone —vuestros créditos al consumo, vuestra hipoteca, vuestra esclavitud. Quizá vuestros hijos quieran esa libertad que vosotros regaláis al primer listo que pase a recogerla. Quizá la necesiten. Y si no son vuestros hijos serán los hijos de vuestros hijos. Si por algo nos caracterizamos como especie es por nuestra capacidad de enmendar la plana a los que vinieron antes que nosotros. ¿Qué harán, entonces? ¿Luchar, morir por ella? ¿Realmente queréis ver morir desangrados entre horribles estertores a vuestros hijos porque no os venía bien mover un poco el culo?

La Política, por ejemplo, incluye el acto de votar. Notad que no digo a quién. Sé lo que estáis pensando. Que si todos son iguales, que si para qué molestarse si nada cambia, que si hace bueno es mejor ir al campo y si hace malo, quedarse en casa. Pero si no votáis alguien lo hará por vosotros, y es posible que, si no tenéis suerte, no os agrade el resultado. Igual sale un lunático que prohibe la Play porque sólo le han votado ancianos de corazón que odian a quienes se lo pasan bien sanamente, en casita y masacrando gente. O alguien que favorece a los bancos por encima de vuestros dineros, de vuestros trabajos y de vuestras vidas. A saber. Así que, sí, la Política es importante.

La Política incluye una cuestión que, según la opinión de muchos, es baladí. Bueno, digo “baladí” porque me gusta quedar como un pedante de vez en cuando. Quiero decir que es un tema que no importa un bledo, un comino, un pimiento, una mierda. Que os suda la polla hasta a las que no tenéis de eso. La cuestión es la de la forma de gobierno. ¿Qué más nos puede dar vivir en una monarquía parlamentaria que en una dictadura del proletariado? ¿O en una autocracia populista? ¿O en una teocracia budista? ¿O en un régimen feudal, con nobles y siervos y derecho de pernada? ¿O en una tribu en la que las querellas se dirimen a bastonazos? ¿O en una república democrática (si puede ser, una en la que la palabra “democrática” sea algo más que una parte del nombre que sale en las enciclopedias)?

Os voy a contar un secreto. No da lo mismo. Millones de personas a lo largo de la historia de la Humanidad han escogido cerrar los ojos y creer que sí. Pero no es igual. Vivir en libertad es mejor que vivir como un esclavo; aunque ser un esclavo tenga al menos una ventaja —no hay que pensar. Lo habitual es que cuanta más libertad haya en el aire, más necesario sea pensar. No quiero engañaros: no estamos tan mal. Nuestro sistema se denomina técnicamente “monarquía parlamentaria”, aunque en realidad se parezca más a una partitocracia por turnos, sancionada desde las alturas por un ser superior. ¿Dios? ¿Supermán? No, un rey. Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, alias Juan Carlos I de España o Juancar para los amigos.

¿Qué ha hecho Juan Carlos etcétera para estar ahí, reinando como si tal cosa? Bueno, no mucho. Su currículum puede resumirse en ser hijo de su madre y caerle bien a un señor bajito con voz de pito de El Ferrol al que le gustaba que le sacaran retratos de perfil en las monedas. Habrá quien me diga que una noche de febrero de hace unos años desplegó sus superpoderes para detener a un bigotón con tricornio que había entrado a tiro limpio en el Congreso de los Diputados. No le quito mérito, pero eso lo podía haber hecho igual Muamar el Gadafi, Hugo Chávez, Ronald Reagan o Ronald McDonald si hubieran estado en su lugar y les hubiera venido bien. La única verdad es que aquél golpe del 81 fue una chapuza a medio cocer: si todos los comandantes del ejército hubieran estado de acuerdo en que la salvación de España pasaba por sacar a la venta un LP con una reedición de los grandes éxitos de la temporada 36-39, lo que hubiera dicho o hecho Juan Carlos etcétera habría importado un bledo. O un comino, o un pimiento… Ya sabéis en qué acaba la cosa.

Así que todo este rollo viene a cuento de que se os vaya metiendo en la mollera el meme de que hay alternativas, y algunas son hasta mejores que lo que hay. ¿Qué tal un sistema en el que los votos de cada uno valgan parecido, independientemente de donde estás o del partido al que votas? ¿Qué tal un sistema donde cualquiera puede llegar a cualquier puesto, incluso al más alto? ¿Qué tal un sistema en el que si los ciudadanos de Calahorra deciden de golpe que son una nación con obispo y to la hostia, casa putas y lo que sigue, a nadie se le atraganta el desayuno y se pueden negociar convenios federales justos para todas las partes?

Por eso quiero exponeros hoy, día catorce, catorce razones por las que la monarquía es menos que óptima, que es lo mismo que decir catorce motivos para trabajar por la república. Observaréis, atentos lectores, que ninguna de ellas empieza con “hay que quemar iglesias, violar monjas y comer niños crudos”, “hay que repetir aquel partido que perdimos en el 36” o “me gusta el morado porque es muy gay y lo quiero en mi bandera”. La república puede ser todo lo meapilas que os apetezca. Será distinta de esa otra república porque —¡sorpresa!— ya se le pasó la fecha de caducidad. Además, podemos adoptar como símbolo nacional el logo del Banco Santander (sería un gesto muy sincero, qué duda cabe). Que a mí, personalmente, me ponga la tricolor es problema mío. Bueno, mío y de unos cuantos miles de tarados más. Ya haremos algo para vendérosla. Y ahora es el momento de incluir esa lista de cosas que hace que los artículos de un blog salgan en los agregadores. El orden es el que me ha dado la gana:

  1. La monarquía es clasista: la monarquía es la forma más extrema de clasismo, una que sitúa a una persona, por haber nacido de un útero determinado, por encima de todos los demás, para siempre.
  2. La monarquía es racista: nuestro país puede ser todo lo diverso que pueda llegar a ser, pero no podrá tener un jefe de Estado que no sea blanco y cristiano viejo en un plazo de tiempo razonable, pongamos, dos generaciones —una para que el que todavía no es rey lo sea, y otra para que alguno de sus descendientes decida emparejarse con un aborigen australiano adorador de Zoroastro.
  3. La monarquía está contra la igualdad de oportunidades: ¿quieres ser jefe del Estado? Lo siento, tendrás que calarte un tricornio y probar suerte dando un golpe en el Congreso, porque vías legales no hay.
  4. La monarquía es antidemocrática: no es democrático un régimen en el que no un representante cualquiera, sino el más alto, no puede ser escogido por sus presuntos representados.
  5. La monarquía es irracional: apela al poder por derecho divino. Si eres creyente, sabes que el César y Dios no tienen nada que ver. Si no eres creyente, no tengo más que decir.
  6. La monarquía es manirrota: un presidente republicano tiene un presupuesto transparente y controlado por las instituciones que se limita a cubrir sus necesidades y actividades institucionales. Un rey tiene una familia que no hace más que crecer, financiada por todos.
  7. La monarquía es pan para hoy, hambre para mañana: ¿te cae bien tu rey? ¿Te sientes representado? De acuerdo. ¿Y si de pronto hace algo horrible™? ¿Y si no soportas a su heredero? Con una república podrías cambiarlo en cuatro años, como mucho.
  8. La monarquía impone una definición de España: una república puede ser federal, una monarquía no. La república haría de España una realidad más flexible para los que se sienten “españoles y x” o “más x que españoles”.
  9. La monarquía es obsoleta: lo obsoleto sólo permanece entre nosotros en tanto nos aporte algún beneficios más allá de su coste. La monarquía sólo beneficia al rey, a su familia y a su corte de lacayos, la república puede beneficiarnos indirectamente a todos, paradójicamente, beneficiando directamente a menos gente y durante menos tiempo.
  10. La monarquía es ilegítima: lo que es o no legítimo lo definimos nosotros, que para eso somos el pueblo. ¿Alguien ha hecho un referéndum sobre la cuestión? No sirven respuestas tipo “ahí está la Constitución”, porque junto a las normas que definen nuestra democracia actual estaba, como una inmensa e incongruente rueda de molino, lo de “la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria” (título preliminar, artículo 1.3; la primera, en la frente).
  11. La monarquía es hija de la violencia: ¿quién nombró al actual rey? Exacto, el anterior pseudo-rey, Francisco I de El Ferrol.
  12. La monarquía impone una ideología: una república democrática puede tener cualquier color del espectro político que sus ciudadanos decidan. La monarquía moderna se vistió con una capa de falsa neutralidad, pero en realidad es el epítome de lo conservador, y en ese sentido nunca podrá representar a toda la sociedad.
  13. La monarquía es intolerante: un presidente republicano está obligado por ley a aceptar su posible sustitución en cualquier momento. A un rey no le obliga más que su propia y real voluntad.

¿Y la número catorce? Wait for it…

La monarquía tiene súbditos. La república, ciudadanos.

Personalmente me basta con esta.


Comentarios

Comenta en el blog con tu perfil en el Fediverso, simplemente contestando al post correspondiente del perfil @blog@brucknerite.net.

5 respuestas a «14 de abril, 14 razones para la República»

  1. Constitución: Artículo 14.

    "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social."

    Excepto Juanca y su familia, que en realidad no son "españoles" sino una Institución en sí mismos.

    Consti: Artículo 56:

    "La persona del Rey de España es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. "

    Es que a veces hay que recordarlo. Todo esto está en nuestra maravillosa Constitución, esa de la que tanto se vanaglorian los políticos actuales. Hace ya 30 años de esto, ya está bien. Vamos a actualizarnos un poco, ¿no? Y a veces para renovarse, hay que mirar hacia atrás.

    Aún así, a mi me parece que los motivos para una República son de regeneración de la Política y de la sociedad española. Hace falta un reboot e instalar un nuevo sistema. Esto se está degradando.

  2. Avatar de Dr. Litos
    Dr. Litos

    Pues oye, me has tocado la fibra. Es cierto que, como todo, estar cómodamente (con sus más y sus menos) hace que uno piense que determinadas cosas "tampoco son tan malas". Pero siempre he pensado que las ideas son mucho más importantes de lo que normalmente se piensa. Creo que tiene mucho, MUCHO valor la diferencia entre súbditos y ciudadanos; por mucho que se haya diluido y disimulado el concepto.

    Y la idea más importante es la de igualdad. Es imposible pretender instaurar que la igualdad entre los hombres debe ser una realidad, si a todo el mundo le parece tan bien que haya alguien que no está sujeto a las mismas responsabilidades para con la ley.

    Siempre pensé que la monarquía tenía sus días contados, y no me preocupaba demasiado; pero viendo cómo vamos hacia atrás en tantas otras cosas, tienes toda la razón en que hay que empezar a mojarse.

    Tristemente, muchísima gente te dirá que la mayoría de estas razones son "sentimentales" o que en la práctica no tienen sentido. Pero no es verdad. Las reacciones, los cambios, los avances, empiezan por las ideas y por los sentimientos.

  3. Avatar de Brucknerite
    Brucknerite

    En efecto, la república sólo es una pieza más, aunque más fundamental de lo que muchos están dispuestos a admitir, de una regeneración más completa de la política en este rincón del mundo. La Santa Constitución, tan útil hace años para reiniciar una vida normal en democracia, tiene que evolucionar, deshaciéndose de lastres del pasado.

  4. Avatar de Brucknerite
    Brucknerite

    No seré yo quien niegue que la Segunda República fue una oportunidad perdida. Sin embargo, creo que es compatible con la memoria histórica dibujar una línea en el suelo y hablar del pasado como lo que es: algo que no sólo no volverá, sino como algo que no queremos que vuelva. Denostar la idea de una IIIª República en función de los problemas de la IIª debería ser tan absurdo como querer echar a Juan Carlos por lo que hizo Fernando VII. Son personas distintas, y repúblicas distintas. Con suerte y mucho trabajo podemos hacerlo mejor.

  5. ¿Tan difícil es entender esto? Parece que si se dice de cambiar cualquier cosa en este país estés hablando del fin del mundo. Que a veces hay que moverse para seguir avanzando.