Aún con dudas acerca del fondo del asunto, no se puede negar que Actuable es una plataforma amplificadora de buenas intenciones. Soy consciente del escaso valor, tendente a nulo, que tienen muchas de las peticiones que “firmo” semanalmente; pero me hacen sentir a gusto con mi conciencia. Alguien tendría que profundizar algo más en este bienestar inducido por clics de ratón por si tuviera efectos sedantes. Yo no iré tan lejos, de momento: me limitaré a comentar una auténtica joya de petición que me llegó ayer a través de una lista de correo. Una que me indigna lo suficiente como para no responder con olímpico desdén. Una que me agarra por las gónadas (perdón, señoritas) y me fuerza a darle, desde esta cajita de frutas en la que me subo de vez en cuando, una publicidad que no merece. Una oveja negra, un lobo vestido con piel de cordero, un amasijo de hierros, un escoge-tu-tópico-periodístico-favorito de petición. Esto:
Petición pública para retirar el wifi de las escuelas durante el curso 2011-2012
La petición en Actuable incluye todos los elementos del manual FUD: fear (miedo), uncertainty (incertidumbre) y doubt (duda):
- ¡Las radiaciones electromagnéticas, “posible cancerígeno en humanos”! Lo dice la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), o lo que es lo mismo, la OMS. La correspondiente y merecida estopa ya se repartió en Amazings (Las radiaciones de ese móvil que lleva usted en el bolsillo, de Arturo Quirantes) y en El País (La incertidumbre es perjudicial para la salud), entre otros. Solo me apetece recordaros que el café que se toman los profesores en los escasos resquicios de sus repletos horarios es también un “posible agente cancerígeno”, clasificado en el mismo grupo que las taimadas radiaciones. Ah, y no dejéis que v ¿Tuestros hijos coman pepinillos o aceitunas en conserva, ni les pongáis polvos de talco. Por el principio de precaución.
- ¡La Asamblea del Consejo de Europa insta a reducir la exposición de los ciudadanos a “todo tipo de radiaciones electromagnéticas”! Siempre he sospechado que los poderes en la sombra nos quieren encerrados en casa para que no demos problemas, pero lo de instarnos a vivir en jaulas de Faraday sin ventanas es excesivo.
- ¡El Parlamento Europeo, acordándose de los niños! De los pobres y sobrealimentados niños europeos expuestos a los peligrosísimos campos electromagnéticos. De los niños saharauis, palestinos, afganos, somalíes y otros expuestos al hambre, los abusos, las balas y las bombas (made in Spain en muchos casos), ni mu.
- ¡La Agencia Europea del Medio Ambiente, afirmando que las microondas provocan leucemia, cáncer de mama y alteraciones psicológicas, entre otros males! También asan pollos a las frecuencias e intensidades apropiadas.
- ¡Cientos de científicos de universidades de todo el mundo no pueden estar equivocados! Por escoger solo al primero de los citados: “el Dr. Robert O. Becker, nominado dos veces al Nobel”. ¿Nominado? ¿Al Nobel? Los Nobel no son como los Óscar. Las nominaciones no significan nada, puede hacerlas cualquiera y no tienen que ser públicas. De hecho, me está costando encontrar esas nominaciones para saber para qué premio nominaron al (ya difunto) doctor. ¿Medicina? ¿Química? ¿Parapsicología?
- ¡Actuales investigaciones independientes fijan límites de exposición a “radiaciones de alta frecuencia” en 0,1 µW/m², y la ley permite hasta 4500 veces más! Alguien debería recordar a esta gente que la frecuencia de la luz visible es mucho más elevada que la del wifi. ¿También está incluida en las “actuales investigaciones independientes”? ¿Nos mudamos un poco más allá de la órbita de Plutón para reducir el flujo de radiación solar al que estamos expuestos 4500 veces?
- ¡La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño! Que no dice nada sobre este asunto. Pero con las paletadas de miedo, incertidumbre y duda que llevamos despachadas, ¿es que acaso nadie va a pensar en los niños?
No tenemos que suicidarnos ya; según las Casandras radioeléctricas ¡existen soluciones! Espero, eso sí, que nadie les cuente que acceder a Internet a través de la red eléctrica tampoco está exento de “peligros”: las redes de distribución domésticas no están apantalladas, y por tanto actúan como antenas de letales radiaciones (pronunciad estas dos palabras con tono ominoso). Venga, todos a arrancar cobre, que por lo menos nos sacaremos unos eurillos.
Pero lo más interesante de todo esto no es el pseudoargumentario —el qué periodístico, sino los perpetradores —el quién. ¿Quién? “Escuela sin wifi” es una campaña promovida por la Fundación Vivo Sano, la Fundación para la Salud Geoambiental, la Organización para la Defensa de la Salud y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). En la web de esta última no encuentro referencias a la promoción de la campaña, aunque una búsqueda somera por las notas de prensa arroja bastantes denuncias y victorias en la guerra soterrada contra la razón humana que nos hace querer móviles de última generación conectados al facebook en todo momento… Sin antenas, por supuesto. De modo que no sería extraño.
¿Y los demás? Veamos:
- La Organización para la Defensa de la Salud enlaza con una web en inglés, Health Defense Organization. Siempre da más caché, aunque haya alguna falta de ortografía reveladora cual mancha de huevo frito por el texto (esos proyects…) Leyendo un poco: “The HDO was founded in 2009 by the VIVOSANO Foundation”. La Fundación Vivo Sano, calle Príncipe de Vergara, 36, 6º dcha., 28001 Madrid.
- La Fundación para la Salud Geoambiental tiene la web en español. Anuncia, a fecha de hoy, un “simposio europeo” sobre “la dimensión real de las radiaciones no ionizantes”, con participación de representantes del Parlamento Europeo, del Instituto de Salud Carlos III, de la Comunidad de Madrid, de la citada FRAVM… ¡Si va hasta Gaspar Llamazares! (Comprobadlo aquí). Es interesente notar que la dirección postal de la Fundación para la Salud Geoambiental es la misma que la de la organización anterior y que la de la Fundación Vivo Sano. Quizá os interese saber que la tal fundación geoambiental era, en realidad, una marca comercial de Silversoft, S.L hasta este año, antes de ser transferida a un tercero. Mientras masculláis el significado de todo esto, podéis leer este artículo de MiGUi del año pasado que arroja luz —¡mucha!— sobre sus actividades: Desmontando a la Fundación para la Salud Geoambiental.
- Por fin, la Fundación Vivo Sano. Sita en Príncipe de Vergara, etcétera. Marca comercial de la misma Silversoft, transferida también al mismo tercero de antes (los detalles son públicos y están el en Boletín Oficial de la Propiedad Industrial: si consultáis el volumen 1 con fecha del 19 de mayo de 2011 podéis satisfacer algo Lmás ese morbo).
Así que “las organizaciones firmantes” son, en realidad, una. Todas ellas ligadas en el pasado inmediato a una empresa llamada Silversoft, S.L., con sede en Tres Cantos, Madrid, y dedicada a “la fabricación, comercializalización, importación, exportación y alquiler de todo tipo de piezas, productos, aparatos y componentes para telecomunicación e informática”, según el objeto social que figura en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Más datos interesantes: la sociedad figura en el informe mercantil de eInforma como “sin actividad a fecha 24/02/2010”, pero posee registradas o en trámite de registro algunas marcas curiosas, y figura como propietaria, al 100%, de doce sociedades, que incluyen a una vieja conocida de la audiencia escéptica: Geosanix, S.L., por su estelar aparición en Televisión Española y su no menos estelar refutación en Magonia (La radiación de teléfonos móviles, inalámbricos y ‘routers’ causa fibromialgia y depresión, según TVE).
No sé a vosotros, pero a mí no me quedan dudas: necesitamos una petición en Actuable contra la estupidez humana. O contra la avaricia. O contra la simbiosis entre ambas.
Actualización 11/10/2011
No os perdáis más detalles en El negocio del miedo electromagnético, del blog El retorno de los charlatanes, por Mauricio Schwarz (@elnocturno), y en ¿El origen del pánico electromagnético? Sigan el dinero, en Magonia, por Luis Alfonso Gámez. Y no dejéis de ver Escépticos: ¿Las ondas del mal? y la charla Los móviles matan… cuando llega la factura de Iñaki Úcar y Julián Palacios en el pasado evento Amazings Bilbao 2011. Este artículo de @miguidotcom también es canela fina: Las redes Wi-Fi dañan a los árboles y el amor en el mundo. ¿Por qué no? Más madera.
Comentarios
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16 respuestas a «¿Escuelas sin wifi?»
Cómo molan esos de Geosanix… Te venden un teléfono inalámbrico de “baja radiación” que “sólo radia durante la conversación” (me pregunto cómo se enterará pues el terminal de que se está recibiendo una llamada). Y si tan malas son las radiaciones electromagnéticas que hasta el cableado eléctrico genera radiaciones dañinas, ¿cómo es posible que vendan un teléfono inalámbrico, por muy baja que sea su radiación? 😀 😀
Pues muy sencillo: somos humanos, y como tales una de nuestras características definitorias es huir hacia adelante. Considera el tabaco: la gente no quiere dejar de fumar. La solución ideal sería un cigarrillo sin efectos adversos. De ahí los cigarrillos “light”… que son casi igual de perjudiciales que los normales. Ocurre más veces: jamón de York “bajo en grasa”, sal “baja en sodio”… Entonces, ¿por qué no un inalámbrico “bajo en radiación”? Con la infinita ventaja de que, como la radiación no se ve y el 99,99% de los potenciales clientes no tiene medios para medirla, el teléfono puede ser exactamente igual que los “normales”, salvo por el precio, más elevado para reflejar el “esfuerzo” de sus fabricantes en “proteger” nuestra salud.
Brillante investigación, de nuevo…
Hola:
Soy técnico desde hace 23 años en telecomunicaciones. Sé mucho de lo que las operadoras esconden. Por desgracia, mis padres se han tenido que mudar de casa debido a una antena de móviles que tienen a 50 metros. No soy médico, pero algo de matemáticas sé… Se ha hecho un censo de los vecinos y de 20 familias que han contestado 17 de ellas TODOS los miembros de la familia tienen un montón de síntomas, que “científicos independientes” aluden al efecto de la radiación… !Qué raro! que las otras tres familias que dicen no tener ningún síntoma en ningún miembro viven en una plaza cerca pero tapados por un bloque donde hay poca radiación…Estadísticamente, no lo veo… Es curioso ver como donde hay una antena, proliferan muchos casos de cancer, estadísticamente tampoco lo veo… ¿Cómo un teléfono móvil puede generar una interferencia en otro aparato, y nosotros que las conexiones neurales son eléctricas no nos va a afectar?…. Soy partidario de la tecnología, pero siempre y cuando respete la salud…
Hola. Soy ingeniero de telecomunicaciones desde hace 11 años (no digo esto por nada en especial, igual que tú, supongo). No conozco nada de lo que esconden las operadoras por lo que respecta a la salud y las ondas electromagnéticas (tú no especificas en qué cuestiones esconden asuntos las operadoras, pero introduzco la precisión para centrar un poco tu comentario; además, te agradecería infinito que fueras más concreto —seguramente merece la pena contar esas historias, y te animo a que lo hagas). Lamento que tus padres se hayan tenido que mudar de su casa: son, sin duda, víctimas de la hipersensibilidad electromagnética, síndrome caracterizado por la OMS. Respecto del censo de vecinos al que aludes, he de comunicarte que yo no soy vecino tuyo (creo) y que tengo también muchos síntomas (no necesito ser más específico, claro). Naturalmente, “científicos independientes” —el entrecomillado es tuyo, tú sabrás qué quieres decir con él— aluden al efecto de la radiación; alguno debe tener, porque si no los móviles serían como ladrillos de plástico en nuestros bolsillos.
Como técnico en telecomunicaciones conocerás a fondo los fenómenos de reflexión de ondas que hacen posible que las radiaciones lleguen a lugares que no están en una visual directa con las antenas, y que hay frecuencias más propensas a ello que otras (y que depende también de muchos otros factores, geométricos y ambientales). Sabrás, también, que una estadística hecha con 20 encuestas es escasamente representativa y que no puede usarse para derivar conclusiones científicas de nada. Afirmas que donde hay una antena proliferan los casos de cáncer, hecho que yo no puedo corroborar a partir de mi propia evidencia anecdótica (conozco antenas, y conozco casos de cáncer, pero no veo la correlación; será que la radiación de mi vecindario es mejor que la tuya). Afirmas que un teléfono móvil puede generar una interferencia en otro aparato: el caso más evidente es la interferencia en los sistemas de altavoces que se da en ocasiones cuando el teléfono se comunica con la estación base para anunciar su presencia, además de otras actividades propias de su protocolo de comunicaciones. Sin duda, gracias a tu experiencia sabes que los conductores de diferentes longitudes de cualquier circuito, en ausencia de un apantallamiento efectivo, pueden actuar como antenas e inducir corrientes espurias que, gracias a los amplificadores de los altavoces, acaban siendo audibles. Sin embargo, me gustaría señalarte que hasta donde sé las conexiones neurales no son eléctricas, sino electroquímicas: funcionan mediante intercambio de moléculas neurotransmisoras. Las neuronas no son antenas ni pueden comportarse como tales: los nervios no son hilos conductores. De lo contrario, la telepatía sería un hecho desde hace mucho tiempo. No soy experto en neurofisiología, sin embargo, por lo que te animo a que compruebes lo que te digo en alguna fuente más fiable.
Por último, me agrada comprobar como estamos de acuerdo en que la tecnología es fundamental para el bienestar humano. Llevo años defendiendo, por ejemplo, que se inviertan mayores cantidades de dinero en el desarrollo de sistemas de conducción autónoma que mitiguen los evidentes riesgos asociados a los automóviles. Tecnología ésta que, de una forma claramente demostrable, es la responsable directa de millones de muertes. Sólo en 2004 se estima que 1,2 millones de personas murieron debido a esta causa en todo el mundo, y 50 millones fueron heridos, en muchos casos de forma irreversible.
Ya lo sabemos que los conflictos de intereses nos inundan… y personalmente agradezco tu contribución desenmascarando las organizaciones y empresas que están detrás de escuelassinwifi. Pero aquí no veo que demuestres si es o no necesaria la aplicación del principio de precaución en las escuelas. ¿No crees que hace falta un análisis más profundo por tu parte de la situación científica actual sobre este tema?
Para el análisis que pides, te animo a que veas este programa de la televisión pública vasca, en la que se trata la cuestión de la forma más neutral que ha sido posible: Escépticos: ¿Las ondas del mal?
Mi opinión personal es que el principio de precaución no puede aplicarse en este caso. La base tecnológica instalada existe desde hace tiempo, y se realizan estudios epidemiológicos y meta-estudios (estudios de control de calidad) con regularidad. Salvo algunos casos muy concretos con obvios problemas metodológicos, no se percibe relación entre las presuntas causas y los posibles efectos. Además, no existen mecanismos físicos que puedan explicar cómo las ondas electromagnéticas pueden provocar los efectos fisiológicos que se les atribuyen. Es decir, sería necesario desarrollar nuevas leyes físicas, desconocidas a día de hoy, para explicarlos en caso de que existieran.
Por cierto, hay un router wifi en el salón de mi casa. Tengo hijos. Sus riesgos vitales asociados a montar en coche, transitar por la calle, jugar en la cocina, visitar a amigos con piscina o mantener una alimentación inadecuada (y mira que me esfuerzo en este sentido) son infinitamente más elevados.
Con todo el respeto brucknerite, no me interesa conocer tus factores de riesgo personal ni los de tu familia… el tema aquí es la conveniencia de la instalación de wifi en las escuelas.
No estoy de acuerdo sobre tu opinión respecto al conocimiento científico actual. Es como si negaras los efectos no térmicos de la radiación no ionizante. El principio de precaución se pide para poder establecer los margenes de inocuidad de este nuevo efecto que actúa a nivel celular desde muy bajas emisiones, a mucha menos intensidad que los efectos térmicos que son los efectos en los que se basan las normativas actuales para establecer los margenes de seguridad que, en base a esta nueva información, han quedado obsoletas.
Sobre los estudios epidemiológicos, ¿No crees que esta es una tecnología lo suficientemente incipiente como para que se puedan obtener suficientes datos epidemiológicos fiables?
¿Que opinas sobre este nuevo efecto no térmico, crees que no esta científicamente demostrado, reproducido?
Donde crees tu que hay más posibilidades de existencia de conflicto de intereses, entre los que niegan a priori la existencia de un riesgo como en este caso del wifi… o entre los que llaman a la prudencia para seguir investigando y acotando los riesgos… poniendo en riesgo su propio prestigio científico al adoptar posiciones políticamente incorrectas?
¿Crees que EITB como televisión pública y teniendo en consideración el conflicto del wifi en las escuelas que existe en ciertas escuelas ante el departamento de educación socialista, puede emitir un programa no tendencioso? Yo en este programa he encontrado a faltar información más objetiva y actualizada, como esta:
Comisión en el Parlamento Vasco sobre la contaminación electromagnètica (2010). Dr. Emilio Mayayo Artal, Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza y Doctor por la de Barcelona. Es especialista en Anatomía Patológica por la Universidad de Valencia. Patólogo en el Hospital Universitario Juan XXIII de Tarragona, y Catedrático de la Facultad de Medicina en la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona.
http://vimeo.com/12971581
¿Por qué no han hecho mención en el programa de EITB a esta comisión del Parlamento Vasco donde participaban otros ponentes con información muy interesante y actualizada?
En efecto, existen algunos estudios que parecen confirmar la existencia de efectos no térmicos de radiaciones no ionizantes, sin un marco teórico de explicación claro. No toda la ciencia que se hace es correcta, ni todo lo que se publica en forma de paper resulta ser la verdad: para determinar eso está el proceso de revisión por pares y la replicación experimental.
Supongamos, por conceder espacio a la duda, que estos procesos existen y son significativos. Los experimentos de los que he tenido referencias han sido realizados bajo condiciones ideales de propagación: muestras in vitro irradiadas en cámaras especiales, alimentadas mediante guías de onda, a niveles alrededor de los 2 W/kg SAR durante periodos de tiempo no inferiores a 1 hora —y aún así no se habla de efectos concluyentes para la salud in vivo. En la vida real, la propagación de las ondas nunca se da en condiciones óptimas: el SAR de un teléfono móvil contemporáneo como el Samsung Galaxy S II es de 0,338 W/kg, casi un orden de magnitud menor que los límites legales de CENELEC y los de los experimentos. Pero esto es parcialmente relevante en el caso de los teléfonos móviles, no en el de antenas base ni —mucho menos— en el de routers wifi.
Un router wifi emite con una potencia máxima de 100 mW. Si modelamos un cuerpo humano por una sección transversal de área 1 m² (normalmente será menor), la potencia máxima disponible para absorber a una distancia de 3 metros es menor que 900 µW, es decir, alrededor de 9 µW/kg suponiendo 100 kg de peso. La dosis real absorbida será considerablemente menor (la estimación tiene en cuenta la densidad y la conductividad de los tejidos). Sin tener en cuenta este detalle, vemos que la energía radiante del wifi está cinco órdenes de magnitud por debajo de la de los experimentos. La misma cuenta, con el router a 10 metros, da 0,8 µW/kg.
Así, vemos que los niveles energéticos de un campo electromagnético a las frecuencias del wifi son incapaces de ionizar nada, no calientan nada a los niveles máximos legales y los efectos que miden algunos estudios lo hacen a niveles de potencia absorbida mínima entre cien mil y un millón de veces a lo que nos exponemos cuando tenemos un router encendido. Esto no cambia significativamente cuando hay varios clientes (ordenadores) conectados a la red: están más cerca de sus usuarios, pero emiten con menos potencia (un tercio de la potencia máxima del router como tope, y siguiendo una ley de proporcionalidad inversa con la intensidad de la señal recibida para ahorrar batería). Honestamente, creo que el principio de precaución está fuera de lugar.
No entraré aquí a valorar tus apreciaciones políticas, tus consideraciones acerca de la gestión del riesgo o su ausencia de ella ni las puntualizaciones que realizas sobre el programa “Escépticos”. Te sugiero que te dirijas a sus responsables para efectuar las preguntas que consideres oportunas.
No me gustaría terminar esta conversación sin agradecerte que me pusieras en la pista de los estudios del Dr. Mayayo. He podido revisar un artículo suyo de 2005 ampliamente citado en sitios web críticos con la tecnología de radiofrecuencia (“La radiofrecuencia de los teléfonos móviles acelera la carcinogénesis. Importancia del ion calcio en la señal conductora del proceso”, 2005, con otros autores). Aparte de no mencionar que las pruebas se hicieran con controles de ciego entre el grupo experimental y el de control encuentro serias deficiencias en la descripción del el montaje experimental de la antena, a 2 cm de los ratones, para la que no se especifican niveles de potencia radiada, ni se ofrecen estimaciones de la potencia absorbida bruta o SAR por los sujetos de estudio. Sin duda estas deficiencias habrán sido solventadas en estudios posteriores.
Sigues pensando únicamente de los efectos térmicos… Y el problema son los efectos no térmicos cuya posible explicación se resume en este cuadro:
http://www.next-up.org/pdf/DiagramaDeLosMecanismosVinculadosExposicion
CamposElectroMageticos.pdf
No voy a ser yo quien te vaya a demostrar nada pero creo que te has excedido ante la idea de que esta campaña es una estupidez y creo que debes analizar más profundamente los efectos no térmicos que actúan sobre el ión de calcio y provocan apoptosis celular.
No te centres en Mayayo únicamente, son muchos los científicos que creen que hay que aplicar el principio de precaución.
Estudios:
– Lee, S. et al. (2005). 2.45 GHz radiofrequency fields alter gene expression in cultured human cells. Publmed. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16107253?dopt=Citation
– Sage, C. Carpenter, D. O. Public health implications of wireless technologies. Pathophysiology, Volume 16, Issue 2, Pages 233-246.
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0928468009000170
– Informe Bioinitiave realizado sobre muchos estudios cuyas referencias las encontrarás al final de cada capítulo.
http://www.bioinitiative.org/freeaccess/report/docs/report.pdf
Otros:
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.exp-oncology.com.ua/download/835.pdf
http://www.conganat.org/7congreso/final/vistaImpresion.asp?id_trabajo=201
http://www.avaate.org/IMG/pdf/CellPhonesUpRegulateApoptosisInNeurons.pdf
Resoluciones de científicos que piden aplicar el principio de precaución, de forma racionalizada, sobre las radiaciones no ionizantes:
http://www.icems.eu/docs/venice/VENICE_RESOLUTION_spanish.pdf
http://www.icems.eu/docs/resolution_spanish.pdf
http://www.avaate.org/IMG/pdf/london_resolutionPATPHY_622.pdf
http://www.icems.eu/docs/resolutions/Porto_Alegre_Espanol.pdf
http://video.google.es/videoplay?docid=-4170285610218736174
Y otro vídeo de Mayayo:
http://video.google.com/videoplay?docid=733586731467449717#
Sirva esta información para reforzar la idea de que aplicar el principio de precaución sobre el wifi en las escuelas es necesario.
PD: Sobre la fiabilidad de los estudios peer-review:
“EL SISTEMA DE REVISIÓN POR EXPERTOS
(PEER REVIEW): MUCHOS PROBLEMAS
Y POCAS SOLUCIONES.”
http://redc.revistas.csic.es/index.php/redc/article/viewFile/107/171
Te recuerdo el tema de la discusión: la campaña por la eliminación de las redes wifi propugnada por un conjunto de asociaciones que resultan ser pantallas tras las que se encuentra la misma empresa. Nada que objetar a los intereses comerciales, pues es obvio que los fabricantes de equipos de comunicaciones también los tienen. Mucho que objetar cuando la citada empresa obtiene su principal fuente de ingresos organizando cursos y seminarios en los que se siembra la duda y el miedo, y de la venta de productos de utilidad cuestionable, cuando no directamente fraudulenta. Por ejemplo, el medidor de campos “con efecto contador Geiger” (fomentando, implícitamente, el paralelismo radiación electromagnética-radiactividad). O el teléfono inalámbrico “de baja radiación”, que “no emite nada cuando no se usa” (totalmente falso, a la par que imposible). O la “cortina apantallante” (sin palabras). Si planeas responder en la línea de que los fabricantes de equipos de telecomunicaciones incurren en una falta mayor de lesa ética, vendiendo equipos que “matan”, haz el favor de ahorrártelo: no hablábamos de la ética empresarial en general, ni semejante afirmación está apoyada por pruebas fehacientes. “Como con las tabacaleras en tiempos”. Sí, exactamente igual. Pero la verdad se abrió camino: si crees que estamos en el mismo caso, acabará sucediendo lo mismo. Sin duda. Y yo seré el primero en ponerme en la fila para denunciarlo. Pero disculpa que me haya desviado del tema.
Pese a que del contenido de tu respuesta se deduciría lo contrario, tampoco hablábamos acerca de los teléfonos móviles. Usé los teléfonos como punto de partida para ilustrar la diferencia entre la exposición a unos campos y a otros con una intensidad cinco o seis órdenes de magnitud inferior. Tu discurso incurre en una constante mezcla interesada; como si habláramos de los efectos de una hoguera cuando nos situamos a un par de metros —nos calienta— y a un par de centímetros —nos quema. Dicho sea esto salvando las distancias: la epidemia de cánceres cerebrales y de ganglios que algunos querrían contemplar como resultado del uso masivo de teléfonos móviles es, como poco, de difícil apreciación. Veremos dentro de unas décadas, preferentemente muchas, cuando los alegres usuarios actuales hayamos muerto por causas… ¿artificiales? ¿Si dejamos de usar móviles ya no nos moriremos?
Hablando de mezcolanzas interesadas, los artículos que citas van en el mismo sentido (o al menos aquellos a los que puedo tener acceso sin pagar; sin duda el grupo empresarial detrás de la campaña del wifi estará encantado de hacerme un precio especial por el lote). Exposiciones a radiación electromagnética in vitro, a los niveles legales máximos y a distancias de pocos centímetros durante periodos de horas. O simplemente, exposiciones sin determinar. No es lo mismo un campo electromagnético que otro; no es lo mismo estar a plena luz del sol que en una habitación a oscuras. Algunas de tus fuentes actúan como si no supieran distinguir una cosa de la otra. ¿No les culpo por ser médicos y no físicos o ingenieros? Ya veré.
Por cierto, ¿quién o qué es esa ICEMS (International Commission for Electromagnetic Safety)? Sólo he podido saber que es una organización sin ánimo de lucro con sede en Italia. No tiene registrados miembros, afiliaciones o presupuestos, ni aparece por ningún lado en los registros de asociaciones de voluntariado italianos (se declara como tal en su web). Sólo aparece relacionada (y citada como exsecretaria) una tal Elizabeth Kelley, relacionada con grupos anti “contaminación electromagnética” en EE.UU. Pero disculpa la disquisición, porque tampoco estábamos hablando de eso.
Tu postdata es un ejemplo estupendo de un título escogido para llamar la atención. Porque es cierto que el artículo lista algunos problemas que hay con el sistema de revisión por pares (digamos n) y algunas soluciones tentativas (digamos m) y que n es mayor que m. ¿Son n problemas “muchos”? ¿Son m soluciones “pocas”? Eso es subjetivo. Como si yo hablara (que hablo) de los problemas de la democracia. La peor forma de gobierno, exceptuando todas las demás. Discúlpame, porque tampoco hablábamos de democracia y evidentemente la cuestión no te importa. Para la revisión por pares, un problema demoledor sería suficiente para echarla abajo —no ha ocurrido. Una solución brillante bastaría para rescatarla, aunque los problemas fueran legión. El texto del artículo es interesante. El título (¿las mayúsculas venían incluidas?) es ideal para que sea citado por desaprensivos obcecados en minar la credibilidad del método científico ante la población. Pero, claro, ese tampoco era el tema.
El único tema aquí, y te cito, es “la conveniencia de la instalación de wifi en las escuelas”. Y la única verdad es que los campos electromagnéticos que producen los equipos wifi son de cinco a seis órdenes de magnitud más débiles que los máximos legales de exposición. Máximos legales que sirven como referencia para los experimentos que intentan encontrar efectos no térmicos de los campos electromagnéticos. Yo afirmo que, a falta de evidencia en contra, ni los efectos térmicos ni esos supuestos efectos no térmicos son distinguibles del ruido de fondo cuando los campos se administran a niveles poco menos que homeopáticos. Tú afirmas lo contrario basándote en estudios defectuosos o que no pueden aplicarse al casi debido a las diferencias en las condiciones experimentales, en campañas promovidas por empresas con evidentes intereses comerciales en la lucha contra un supuesta contaminación electromagnética y en declaraciones promulgadas por instituciones poco menos que inexistentes. Sin olvidar un report de 610 páginas que sabes que no puedo evaluar de forma crítica y significativa en un periodo de tiempo razonable. Pero no importa. Tan sólo hojeándolo se pueden leer afirmaciones tan marcianas como esta (literal, con mayúsculas y todo):
Nada menos. Una noticia particularmente mala por teléfono puede provocarnos malestar, enfermedad e incluso la muerte. Y de viva voz también. Ahora entiendo que no te importe lo baja que sea la intensidad del campo. Para tu conocimiento, una estrella brillante radia sobre cada metro cuadrado de la Tierra luz con una intensidad de algunos picovatios. Espero que si hay extraterrestres modulando esa radiación desde algún lugar desconocido sean benévolos y solo nos estén cantando nanas.
Tienes razón, centrándome en el tema sobre la conveniencia o no de aplicar el principio de precaución evitando el wifi en las escuelas…. mi opinión sobre tus declaraciones era que no demostrabas científicamente si era o no una estupidez (utilizando tus palabras) esta campaña.
Tus explicaciones en el último mensaje donde dejas claro que no tienes acceso a un par de estudios científicos sobre el tema por que tienes que pagar y que por tu falta de tiempo no quieres o no puedes revisar el informe Bioinitiative (no el informe si no lo importante: las referencias a estudios científicos que se incluyen) para valorar si tu afirmación de que son estudios defectuosos con problemas metodológicos es cierto o no, deja en evidencia que a priori el que saca conclusiones poco rigurosas eres tu al no realizar como te sugerí un análisis objetivo de las evidencias actuales sobre los efectos no térmicos.
Si acabas por hacer este análisis de forma rigurosa me encantará saber tu opinión… pero mientras tu opinión está basada en datos obsoletos y en posturas políticamente correctas sin base para desmontar esos estudios que justifican el principio de precaución en este tema, lo único que haces es quedar en evidencia, y yo sigo pensando que hasta que no se aclaren las controversias científicas actuales el principio de precaución es por prudencia la mejor alternativa para ser aplicada en las escuelas.
Por si quieres más información para realizar tu análisis:
– M. Havas. “Analysis of Health and Environmental Effects of Proposed San Francisco Earthlink Wi-Fi Network”. Trent University (2007). http://www.powerwatch.org.uk/pdfs/20061232_havas.pdf
Lo voy a repetir, porque observo que no ha quedado suficientemente claro:
Buena suerte demostrándolo. Porque yo no tengo que demostrar nada: mi hipótesis es la hipótesis nula: no hay efecto alguno debido a la exposición a campos electromagnéticos procedentes de redes wifi a los niveles habituales”. Ni siquiera tú observas ese supuesto efecto, pese al inmenso corpus de documentación que manejas y a la cantidad de redes que habrás instalado y probado exhaustivamente, estudio epidemiológico riguroso incluido: por eso tienes que apelar a un “principio de precaución”. Así que adelante. Demuestra que “la información que lleva la radiación electromagnética causa cambios biológicos”. Ya has dicho que “el informe no es lo importante”. ¿Por qué? ¿No es acaso el resumen más avanzado y riguroso del estado del arte sobre la cuestión? ¿Estás diciéndome que hay algo inexacto en el corpus de documentación que manejas? Sin duda todo lo que se encuentra en el debe ser cierto y preciso, porque si no, ¿por qué creer a sus autores y no a mí?
Espero el momento en el que el comité del nobel de Física y el de Medicina concedan simultáneamente los dos premios a quien haya realizado tamaño descubrimiento. Yo lo reseñaré en este blog. No te quepa duda.
P.S.: en el informe que me envías se habla de la “resolución de Salzburgo”, donde se proponen límites de exposición a los campos electromagnéticos más estrictos, citando textualmente “sistemas de alta frecuencia modulados por pulsos”. Si por eso se puede entender wifi, telefonía GSM, o tam-tam no queda claro: eso de “modular por pulsos” tiene más que ver con la marcación del teléfonos de rosca del abuelo que con cómo se transmite de verdad la señal wifi. Pero soslayemos el olímpico desconocimiento de la ingeniería: la cuestión es que se propone un límite de 10 µW/cm². Hace un par de comentarios, para tu beneficio, calculé la exposición máxima a la que estaría sometida una persona a 3 metros de un router wifi. ¿Lo leíste antes de contestarme? Salían 900 µW/m², o lo que es lo mismo, 0,09 µW/cm². Cien veces menos que lo que propone tu “consenso” científico. ¿Te has leído ese documento que dices defender? ¿Quieres que lo lea yo por ti?
No hace falta que me lo leas… hace falta que te lo leas tu para dar una información fiable y actualizada a tus lectores digitales.
Por cierto, según la Resolución de Londres (2009) recomienda como paso intermedio una exposición en interiores de 0,02 V/m (aplicable a las aulas de las escuelas), lo que equivale aprox. 0,000110 µW/cm² o bien, 1,10 µW/m²… si no me equivoco, te pido mis humildes disculpas en ese caso.
Ahora, tu que sabes tanto brucknerite, haz los cálculos no a 3 metros de distancia sino a la distancia que existe entre el emisor del portátil y el niñ@ con brazos ligeramente más cortos que tus 3 metros y un peso bastante menor que tus 100 kg del ejemplo (serian niños bastante obesos ¿no crees?)… y súmale, a más distancia claro esta, los 25 portátiles más de sus compañeros, más el emisor del aula, teniendo en consideración un promedio de varias horas diarias.
Por otro lado, si te decides a analizar (ya te he puesto bastante información que incluyen muchas referencias de estudios realizados) los efectos biológicos provocados por procesos no térmicos, encontrarás que es necesaria una dosis de exposición muchísimo más baja que las que estas calculando. Y es curioso también observar los diferentes límites establecidos normativamente en diferentes países.
Firstenberg, A. 2001. Radio Wave Packet. President, Cellular Phone Taskforce.
http://www.goodhealthinfo.net/radiation/radio_wave_packet.pdf
Lo siento brunknerite, al contrario que lo que tu crees sigo pensando que de momento, para el caso concreto de las escuelas, es necesario más estudios antes de aplicar estas tecnologías masivamente.
Felicidades por pasar correctamente de cm² a m². Ahora, por favor, cuéntame quién promociona esa rimbombante “Resolución de Londres” y en qué se basan para sacarse ese número de la chistera. Porque no será en el “principio de precaución”. Recuerda… “es la información lo que causa cambios biológicos… e incluso la muerte”. Por tanto, no hay nivel seguro. Ni el que citas, ni ningún otro. Los firmantes de la “resolución” incluyen científicos de verdad cuyos estudios están siendo discutidos por la comunidad en su conjunto (el más prominente es L. Hardell, con interesantes trabajos sobre la relación del cáncer con el uso de teléfonos móviles). También incluyen a partes claramente interesadas del lobby radio-paranoico (personal de Powerwatch, un editor del informe BioInitiative). Hay alguien con el título “MA (Cantab) C Biol Mi Biol MA (Environ Mgt) asociado a los laboratorios Coghill Research, institución dedicada fundamentalmente a la venta de productos “antirradiación”, como detectores de “smog electromagnético” y camas para gatos apantalladas. Son el equivalente británico a nuestro Geosanix patrio: te cuento tu problema y te vendo la solución, en la misma conferencia.
Después de un ataque ad hominem bastante leve en el que sugieres que haga unos cálculos de los tú, obviamente, ya dispones, sacas a pasear otro documento (¿otro?) en el que —la primera en la frente— se hablan de la “alteración genética” en bacterias E. coli a niveles de… ¡10⁻¹⁹ W/cm²! Lástima que el artículo que refiere tal resultado hable de radiación milimétrica, que no es lo mismo (30-300 GHz) que el wifi. A ese rango de frecuencias el oxígeno atmosférico no es transparente y atenúa que es un primor. Pero ¿100 attowatios por centímetro cuadrado? Si un nivel de potencia así fuera capaz de provocar cambios significativos en cualquier ser vivo, la vida en la Tierra sería imposible. La radiación UV-A del Sol (puestos a cambiar de banda, ¿por qué no esa?), alrededor de la longitud de onda de 325 nm, tiene una intensidad típica de 0,478 W/m² al mediodía de un día soleado. Exactamente ¿qué te hace pensar que un ser vivo, afectado en su estructura genética por una radiación 18 órdenes de magnitud más débil, va a poder sobrevivir bajo semejante bombardeo? No me cabe duda de que el trabajo original de Beliayev está mal citado… y que no es aplicable, por que no habla de wifi, sino de una radiación que no se da en la naturaleza ni se usa en ningún equipo de comunicaciones (sí se usa en los nuevos escáneres THz de los aeropuertos en EE.UU., atención a eso).
Resumiré una vez más mi argumento, e intentaré mantenerlo libre de vitriolo: no niego la posibilidad de efectos no térmicos de la radiación electromagnética en los sistemas vivos, pero no es algo que esté meridianamente claro aún. Los estudios epidemiológicos tampoco son concluyentes. Ningún estudio ha demostrado nada a los niveles habituales de potencia de una red wifi. Esos niveles son varios órdenes de magnitud inferiores a los que recibe un usuario de telefonía móvil (para los que se han centrado los estudios). Existen poderosos intereses empresariales a ambos lados de la valla, y se mezclan argumentos racionales con otros absolutamente absurdos con fines propagandísticos. La campaña que critico y que tú defiendes está orquestada de manera que parezca apoyada desde muchas asociaciones, cuando en realidad son todas (salvo una) una pantalla de la misma cosa: una empresa que vende “soluciones” contra la “polución electromagnética”. No has sido capaz de mostrar (pese a la profusión de enlaces) ningún documento que pase de una llamada al “principio de precaución”. Y no me has explicado quién está detrás del ICEMS, que publica tantos y tan sesudos “papers” sobre esta cuestión.
Llegados a este punto, creo que la discusión está agotada; yo no voy a darte la razón porque el “principio de precaución”, para mí, requiere de un nivel de riesgo que no se cumple en el caso del wifi. Tú no vas a responder a las múltiples preguntas que te he hecho, ya que has tenido oportunidades suficientes a lo largo de esta discusión y has decidido ignorarlas. Ha sido un placer y he aprendido mucho contigo, aunque tengo la sensación de que no he conseguido lo mismo en el sentido contrario.
Me quito el cráneo, respuestas aplastantes 😀