«Actualización» es un eufemismo muy informático. Lo que ha ocurrido con Google Reader, uno de los lectores de noticias (feeds) más populares, a principios de esta semana es más bien una transformación. A peor. No entraré en consideraciones estéticas aunque el nuevo diseño, gastando espacio vertical como un Cadillac de los sesenta engullía combustible, daña la usabilidad en plataformas pequeñas —los netbooks, hoy, siguen teniendo pantallas de 600 puntos de altura. Me limitaré a comentar cómo la eliminación de las características de red social han impactado mi vida cotidiana en una plataforma completamente distinta, Twitter. ¡Con lo que me quejé de ellas algo después de que las incorporaran en la prehistoria… hace dos años!
Hasta la semana pasada, alrededor de la mitad de mi tráfico en Twitter consistía en enlaces como este:
#leyendo xkcd: Alternative Literature #via@FerFrias (no os perdáis el alt-text) kcy.me/5kyl
Este tuit consta de un hashtag #leyendo, para indicar que se trata de un enlace que me parece interesante y quiero compartir (también para permitir su búsqueda o filtrado, en los clientes que tengan esa característica); un titular; una parte opcional que introduzco manualmente tras el titular para indicar cómo ha llegado a mis manos (el hashtag #via y un nick o handle de Twitter, cuestión de educación), algún comentario —muy corto por necesidad y el enlace en sí, acortado mediante el servicio de Karmacracy porque me caen bien y tienen una clasificación para ir presumiendo de ella.
No soy tan obsesivo anal como para ir anotando todo lo que veo y me gusta de un modo tan prolijo, pero sí lo suficiente como para haber implementado un flujo de trabajo conectando varios servicios entre sí para montar esos mensajitos de forma casi automática. ¿Cómo lo hacía? Una descripción breve:
- Leyendo artículos con Google Reader (procedentes de mis suscripciones, o compartidos por gente que seguía), pulsaba el botón de «compartir». Alternativamente, podía usar un bookmarklet provisto por Google Reader para compartir páginas «desde fuera»: viendo una noticia interesante en el periódico, por ejemplo, pulsaba ese marcador y aparecía una ventanita que me permitía registrar la página que estaba viendo como un compartido de Reader. Ahí podía cambiar el título para añadir quién me había sugerido la lectura (la parte «#via»), en caso de que la hubiera visto recomendada por alguien en Twitter —caso bastante frecuente. También podía hacer lo mismo desde mi listófono Android: en el Google Reader de allí veía un artículo interesante y lo compartía. O desde el Twitter móvil navegaba a un enlace, y aprovechando ese invento maravilloso de los share intents de Android, marcarlo directamente para compartir en Reader. Brillante.
- Google Reader generaba automáticamente un feed de artículos compartidos.
- El servicio dlvr.it sacaba, cada 15 minutos, ese feed. Generaba un tuit por elemento compartido, publicando solo uno cada cuarto de hora, empezando por los más antiguos —en caso de que hubiera más de uno acumulado, para no hacer demasiado ruido y distribuir mi «presencia online» en Twitter. Añadía el encabezamiento «#leyendo» y pegaba al final la URL del enlace, pasada por Karmacracy usando su API externa. Además, sólo podía añadir mensajes desde las 8 hasta las 22 horas, para evitar publicar contenidos en momentos de poca atención.
En el momento en que desaparecieron los compartidos de Reader este esquema no podía sostenerse. Mucha gente se quejó de que había dejado de recibir contenido interesante a través de elementos compartidos, pero en mi caso el problema era de productor, no de consumidor (puesto que ya estaba leyendo la mayor parte de los artículos de mis contactos a través de Twitter, que para mucha gente ha suplantado a los lectores de noticias «tradicionales»). ¿Qué haría yo sin feed? La desaparición del marcador de compartición externa, por muy lógica que fuera, supuso un golpe adicional a mi rutina diaria. Máxime cuando Google+, el supuesto sustituto de las antiguas capacidades sociales de Reader, no publica feeds de ningún tipo. Quizá para mantener el contenido dentro de la red, en un intento mal encauzado de mantener al público «dentro» todo el tiempo posible, impidiendo «fugas» de contenido a Twitter o (Monesvol no lo permita) a Facebook.
Así que estaba decidido a mantener mi rutina de compartición en la medida de lo posible. Entonces me acordé de Delicious. Delicious era un repositorio de enlaces con ínfulas de red social (como casi todo) de Yahoo, hasta que llegada la inevitable catástrofe económica, el antaño gigante de internet tuvo que empezar a quemar la madera de sus vagones para seguir adelante. Delicious estaba condenado a la desaparición, pero una empresa denominada AVOS Systems apareció en el último momento para rescatar el servicio, en términos similares a los que mantuvo con Yahoo. Naturalmente, el que suscribe tenía una cuenta allí, completamente infrautilizada. Sin embargo, Delicious publicaba (y publica) un feed con los enlaces compartidos, tiene bookmarklet para anotar enlaces sin tener que entrar en la web (de hecho, tiene hasta un añadido para Firefox que no he necesitado probar). Y hay varios clientes Android, de entre los que DeliciousDroid se me antojaba… delicioso. Con su share intent y todo. La pena es que Reader no puede compartir nada hacia fuera, ¿verdad?
¡No! Google ha retenido una característica del antiguo Reader en el nuevo (¿por mucho tiempo?) que permite «sacar» contenidos a otras plataformas, aunque en este caso ha de hacerse manualmente. Se trata del «Enviar a«, que acepta un gran número de servicios. Entre ellos, Delicious. [Nota: también está Twitter, claro. No comparto así porque perdería el control sobre el acortador de direcciones, la posibilidad de edición del texto y la programación temporal que me ofrece dlvr.it. Sí, retentivo anal, geek y orgulloso de serlo. ¿Pasa algo?]
De modo que es posible integrar al nuevo Google Reader en un nuevo flujo de compartición de enlaces a través de Twitter:
- ¿Algo interesante en Reader? Pulsar «Enviar a» y seleccionar Delicious (tras configurar la cuenta en los ajustes, claro). El efecto es el mismo que pulsar sobre el bookmarklet de Delicious estando en una página cualquiera que quiera compartir, o que hacer eso mismo a través del share intent de DeliciousDroid en cualquier navegador Android.
- Delicious recibe el enlace, potencialmente editado por mí, y actualiza el feed de mis enlaces públicos automáticamente.
- dlvr.it procesa este feed igual que hacía antes con el de los compartidos de Google Reader.
- Profit! (En realidad, «profit» si después de leer este artículo decides que sería interesante contratarme como consultor de Internet y redes sociales. Si te interesa, mira la web de Arsia Sistemas, mi empresa</blatant_advertising_off>)
Este nuevo flujo de compartición tiene el inconveniente de haber perdido los compartidos por terceros en Reader como fuentes potenciales de contenido interesante. Twitter suple esa falta para mis contactos, aunque hay que tener en cuenta la idiosincrasia particular de esta plataforma: un tuit es como una frase dicha en la barra de un bar. Si no estabas ahí para escucharla, mala suerte… So pena de que uses herramientas de filtrado y búsqueda tipo Hootsuite, pero eso lo dejo ya para retentivos anales doble-plus y profesionales del community-managerismo. Las ventajas superan a los inconvenientes, porque
- Es posible cambiar Delicious por cualquier otro agregador de enlaces que cumpla con los requisitos que he marcado (que produzca un feed, que tenga un bookmarklet para anotaciones «desde fuera» y que tenga una aplicación Android con un share intent adecuado). O por «cosas parecidas». Por ejemplo, plataformas de microblogging como Tumblr o Posterous también funcionarían, exactamente igual de bien (esta última no la he probado, y tengo que hacerlo todavía).
- Es posible también cambiar Google Reader por cualquier otro lector capaz de mandar enlaces a través de un servicio externo. Muchos pueden, tanto si hablamos de aplicaciones tradicionales, instaladas en el ordenador, como de aplicaciones dospuntoceristas. Yo estoy probando Feedly, que funciona como añadido de Firefox y como aplicación Android. Además, es muy bonito, y eso nunca hace daño.
- Ha desaparecido la duplicidad de contenidos que afectaba a algunos entusiastas seguidores (¡gracias!), que veían en Twitter referencias a lo que ya habían leído como elementos compartidos en Reader (o viceversa). Es posible mantener una compatibilidad bug a bug con la situación anterior a la transformación de Reader: basta con suscribirse a mi feed público de Delicious. Cada uno que escoja su veneno.
Así que la debacle de Google Reader ha servido para demostrar, una vez más, que en Internet no hay nada ganado —y que hasta el jugador más dominante puede perder su posición de privilegio en favor de cualquier otro servicio según les venga en gana a los hados de la informática. Por esta vez y sin rencor: adiós, Google.
La imagen del artículo es de Jason Coleman, super-structure en Flickr.
Comentarios
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4 respuestas a «Unas notas para la actualización de Google Reader»
[…] los comentarios 1 visto 1 alma 14 Unas notas para la actualización de Google Reader […]
Excelente investigación y solución. Al igual que tu me encuentro en el problema de ser un productor, no un consumidor, en Google Reader (te voy a tener que pedir prestada esa definición, es impecable).
Tras los nuevos cambios me hallo en un problema con el asunto de los compartidos. Si bien había visto la opción de Delicious, me inclino mas por la solución de los microblogs ya que el aspecto de los comentarios en lo que comparto es factor en mis planes y tal parece que es la forma mas sencilla de tenerlos de vuelta.
Pero concuerdo contigo en que la Máxima Primaria de Internet «La Información quiere ser Libre» una vez mas muestra su fuerza. El flujo no se detiene, ni se va detener, cualquier problema es solo temporal y no hay mas que revisar la caja de herramientas y añadirle una pizca de ingenio. Por supuesto era MUCHO mas cómodo hacer las cosas como solíamos hacerlas (aun no encuentro solución para los feed RSS de etiquetas y carpetas, pero es cuestión de tiempo) pero como bien demuestras los que desean hacer las cosas hallarán la manera de hacerlas.
Tal es la belleza de la Red.
La semana próxima publicaré mis resultados con Tumblr/Posterous y con gusto incluiré esta entrada tuya como referencia obligada.
Creo que tienes un lector mas 😉
Saludos y buen fin de semana,
Muchas gracias por tu comentario. He hecho algunas pruebas con Tumblr, ya que tengo una cuenta con poco uso desde hace tiempo, y me falta probar con Posterous. En efecto, tengo la impresión de que con cualquiera de ellos podría tener más funcionalidades, pero de momento he decidido quedarme con la opción de Delicious porque la mayor parte de la interacción que provocan mis compartidos está en Twitter, y para eso no necesito una funcionalidad muy avanzada.
Mira los formatos de feed que admite Delicious (https://delicious.com/help/feeds). Hay una forma documentada de recuperar un feed en función de una etiqueta o un conjunto de etiquetas que te podría servir para emular la funcionalidad de feeds de carpetas.
Yo sigo tu Ornitorrinco en Línea desde hace un tiempo. Será un placer tenerte de lector por aquí. Un saludo muy cordial.
Plasplasplas
Bravo por el post. Me encuentro en una situación idéntica a la tuya. Según iba leyendo las putadillas que había provocado la ausencia del botoncejo de los elementos compartidos más me reconcomía la cagada que han hecho estos de Google. No era consciente de todo lo que lo usaba, tanto de «productor» de «consumidor», como tú dices (y de hecho, no nos sorprenderá entre nosotros, ya que eras una de mis fuentes permanentes de enlaces de interés).
No te digo más que al acabar de leerlo de nuevo, se me ha ido el cursor para darle a «compartir» y me he sentido como cuando Homer se cae una y otra vez por las escaleras del sótano porque la bombilla ya no está.
A lo que iba: me voy a abrir un «delicius», que me has convencido. Y ya que estoy, te copiaré ese sistema curiosón para ir sacando por Twitter los enlaces compartidos.