Perplejo me hallo: un dato objetivo, la demanda de electricidad del país que diligentemente proporciona Red Eléctrica de España, ha caído en malas manos y hay quien parece estar haciendo conversiones directas entre diferencias porcentuales de consumo y porcentaje de trabajadores huelguistas. Sin llegar a tales extremos, aquí podéis ver el resumen de prensa de tres fuentes vistas en la barahúnda de Twitter:
- Politikon, en Midiendo el seguimiento de la huelga en tiempo real (vía demanda eléctrica), deja la caída de la demanda media en un 14,3% usando los datos provistos por REE.
- Desenchufados, en La huelga del 29 de marzo #29M desde el punto de vista del consumo eléctrico, da una cifra del 25% de descenso medio utilizando los mismos datos que Politikon. ¿Cómo es posible? Teniendo en cuenta la evolución a lo largo del día de las exportaciones de energía, dato convenientemente ignorado en otras fuentes.
- Economistas Frente a la Crisis, en Indicador de Incidencia de la Huelga sobre el Consumo de Electricidad en la Actividad Productiva, usa su propia metodología para concluir que la caída de la demanda de los sectores productivos de la economía fue de un espectacular 87,7%.*.
Hay problemas metodológicos por todas partes. Para empezar, Politikon no tiene en cuenta las exportaciones de energía. Desenchufados comparte con Politikon otro problema: la demanda que usan para sus cálculos no hace distinción entre demanda industrial, del sector servicios o doméstica —esta última, presumiblemente, invariante frente a las huelgas. Economistas Frente a la Crisis emplea un método ingenioso para salvar este escollo, aunque no indica cuáles son los criterios de desestacionalización de sus datos, y por qué no se aplican también a la demanda durante la huelga.
En cualquier caso, el artículo de Politikon me resulta especialmente molesto no solo por los agujeros en el tratamiento de los datos, sino por la siguiente comparación con la que pretende demostrar que las huelgas son un instrumento obsoleto y que su seguimiento por la masa obrera va disminuyendo de convocatoria en convocatoria. Remontándose hasta la huelga de diciembre de 1988, nos presenta esta evolución:
Huelga (fecha) | Caída en el día |
---|---|
12/1988 | 34,0% |
01/1994 | 27,5% |
06/2002 | 20,8% |
09/2010 | 16,0% |
03/2012 | 14,3% |
La conclusión, evidente:
Lo que sí parece claro es que las movilizaciones de 1988, 1994 y 2002 fueron más generalizadas, o que por lo menos provocaron caídas mucho mayores de la demanda eléctrica respecto a la prevista por Red Eléctrica.
Desde el punto de vista de la lógica estricta, esa frase es cierta. Lo es porque se compone de dos partes, separadas por una disyunción “o”, con lo que basta que una de sus partes sea verdadera para que el conjunto lo sea. Lamentablemente, los lectores humanos son sensibles a la retórica. Si empezamos diciendo que las huelgas del 88, del 94 y del 2002 fueron mayores, eso es exactamente lo que hemos dicho. Y eso no está tan claro.
¿Por qué? El IDAE ofrece en su web la serie de datos del balance de consumo energético anual del país desde 1990 hasta 2010, dividido por sectores y fuentes de energía. Algo que viene muy a propósito cuando se trata de comprobar que el sector tradicionalmente más huelguista, la industria, ha perdido peso en su consumo eléctrico frente a los usos domésticos y al sector servicios. Extrayendo los datos de electricidad, podemos montar este gráfico:
En 1990 (dos años después de la primera huelga general reseñada por Politikon) la industria suponía un 50,54% del consumo eléctrico total, porcentaje que ha descendido de modo casi perfectamente lineal hasta llegar al 41,08% de 2010. Nueve puntos y medio de diferencia en una década —y sin motivos para creer que no haya seguido descendiendo al mismo ritmo hasta hoy, lo que deja el descenso del consumo industrial en un hermoso 10%. Si tenemos en cuenta esta distorsión histórica, así como la evolución creciente de las exportaciones eléctricas (con un balance consistentemente exportador desde 2004), las “grandes huelgas” desde el punto de vista eléctrico del pasado empiezan a no parecerlo tanto.
O las actuales no tan pequeñas.
* La metodología empleada, en resumen, es la siguiente: se restan los consumos desestacionalizados de un día laborable y otro no laborable típicos, y se calculan la diferencia en porcentaje de eso con la diferencia entre la demanda de ayer y la del mismo día no laborable de referencia. Matemáticamente:
[latex]incidencia = {100 \times {{(D_l – D_{nl}) – (D_{29M} – D_{nl})} \over {(D_l – D_{nl})}}}[/latex]
Donde Dl es el consumo desestacionalizado de un día laborable típico, Dnl el de un día no laborable, y D29M la demanda del día de la huelga.
Comentarios
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6 respuestas a «Peras, manzanas, demanda eléctrica y la huelga del #29M»
Ciertamente, no hemos tenido en cuenta que parte es de demanda industrial, y cual de demanda de otros tipos, un fallo que espero no volver a cometer en futuras ocasiones.
Sólo un apunte más, si te fijas en la demanda a las 0:00 del día 29, verás que ya la demanda caía 2GW, aproximadamente un 8%. Es un dato muy curioso, ya que ese descenso sólo creo que pueda ser debido al turno de noche de algunas fábricas.
Un saludo y muchas gracias por este análisis.
Mi propia impresión acerca de la jornada de huelga es que fue un éxito allá donde los sindicatos tenían presencia, y un fracaso donde las relaciones laborales están totalmente individualizadas (la excepción fueron las administraciones públicas, donde el sindicato CSIF no convocaba por razones que no alcanzo a comprender). El consumo eléctrico es una herramienta que viene usándose desde anteriores convocatorias, aunque en los medios donde aparece citado nunca se acompaña de ningún tipo de discusión acerca de su significado real. Más aún: se fomentan asociaciones entre los porcentajes de disminución de demanda y el seguimiento de la huelga. Cuando meses más tarde alguien intente apoyar, en discusiones públicas o privadas, posiciones a favor de las demandas de los trabajadores, no faltará quien conteste que “la última huelga solo la siguió un 15%”. Deforma, que algo queda. Por eso, aportar un grano de arena al análisis de los datos nunca está de más: entre todos podemos ayudar a crear opiniones más informadas.
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No teniendo los datos a mano, y aunque supongo que la incidencia en el consumo general no será significativo, no se ha tenido en cuenta que ayuntamientos como el de Madrid mantuvieron las farolas encendidas en pleno día, con lo que el consumo es mayor que el resto de días, que están apagadas.
No inflará mucho el dato del consumo, pero sí demuestra la preocupación de ciertos políticos por ese dato, al que dan tanta importancia como para intentar falsearlo.
Lo cierto es que las “pruebas” de semejante hecho no pasaron de anecdóticas: no se pudo hablar de un encendido generalizado del alumbrado urbano para intentar darle un “empujón” a la demanda. Mención aparte de que el alumbrado instalado en todo el país debe ser responsable de alrededor de un 2% del consumo total, con lo que encender una ciudad entera (incluso Madrid) solo afectaría a las cuentas municipales. El efecto sobre la curva de demanda agregada sería invisible.
hola,
yo estuve probando un programa para “capturar” los datos de las gráficas de la REE, y así poder hacer mis propios gráficos y análisis. Me centré exclusivamente en el uso de ese programa, g3data. Te dejo el enlace aquí por si te interesa:
http://www.emiliojuarez.es/post/20113100154/utilidades-g3data-durante-la-pasada-huelga-del