Un tren de 380 toneladas a 190 kilómetros por hora almacena una energía titánica. En condiciones normales los frenos pueden hacerse cargo de ella y llevar al convoy y sus pasajeros a una situación segura. El accidente del pasado día 24 fue la consecuencia de una serie de situaciones anómalas. Una conjunción de factores que nunca debió darse. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué?
Podéis leer el resto de este artículo en La Voz de Galicia: «Una conjunción de factores anómalos que nunca debió darse».
Comentarios
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3 respuestas a «Una conjunción de factores anómalos que nunca debió darse»
Interesante artículo. Pasarán años cuando Fomento decida adaptar a ancho UIC en la línea Ourense-Santiago así como todo el eje atlántico. Cuando llegue ese momento, Adif sustituirá el Asfa digital por el ERMTS. La señal naranja que indica reducir la velocidad está mal ubicada; debería haber sido instalada en el viaducto O Eixo.
Me alegro de que gente informada pueda escribir artículos en la prensa generalista que lleva mezclando conceptos y causando confusión desde un principio.
Enhorabuena!
«ASFA, además, no entiende de curvas. Tan solo de señales»
Si, ya, muy bien… Pero podemos programar las señales para que nos prevengan de una curva o nos indiquen que reduzcamos para frenar. También existen balizas condicionales y balizas de limitación temporal de velocidad que nada nos impide utilizarlas como PERMANENTES, tan solo unos PROTOCOLOS ESTUPIDOS.
ASFA son solo unas sencillas balizas que emiten una señal de aviso al pasar el tren por encima. Pero podemos programar el equipo receptor del tren para que interprete esas sencillas señales de aviso de una forma u otra. No todo es sota, caballo y rey como nos quieren vender. Y si no somos capaces de algo tan sencillo o de cuestionarnos unos absurdos protocolos pues ponemos el ERTMS que nunca deberíamos haber quitado y listo.