La misma

Es la misma tira de asfalto. Se desliza bajo las ruedas sin que yo la sienta más que como una vibración suave, kilómetro tras kilómetro, minuto tras minuto. A veces a la tira de asfalto la acompaña música que imaginaron personas que nacieron y murieron en lo que parece otro planeta sin esas tiras. A veces son palabras que discuten eventos que ocurrieron a distancias imposibles de imaginar. A veces es solo el ruido de millones de gotas de lluvia. O el rumor del viento entrelazándose con el ronquido del motor. O solo el silencio de mis pensamientos.

Minuto tras minuto. Kilómetro tras kilómetro.

La tira de asfalto, insensible, conecta y separa a la vez las piezas de mi vida. No puedo vivir sin ella. No puedo vivir en ella. No soporta que deje de mirarla: presiento que si alguna vez lo hago me castigará sin piedad. La tira de asfalto me agota, me ilusiona, me preocupa. Alguna vez he sentido que no soportaría verla extenderse por una loma más detrás de esta loma, por una curva más detrás de esta curva. Siempre recuerdo lo que hay más adelante: otra loma, otra curva. Llegan. Se van. Grito. La tira de asfalto sigue ahí.

La misma tira de asfalto.

Me pregunto por qué siendo igual parece tan distinta recorrida en un sentido o en el otro. Por qué en un sentido siempre es marcharse y en el otro, regresar.


Este relato ha sido escrito para @divagacionistas en su convocatoria #relatosRegreso de septiembre de 2017. La imagen que lo ilustra es CC BY por eastwood.rach (Fuente: Flickr).