Si hay un proyecto de innovación que he visto nacer entre fanfarrias de trompetas y morir desvaneciéndose y escondido cual Yoda en cueva de Dagobah más veces que ningún otro, ese es el del «X con paneles solares». Funcionó para calculadoras, relojes y algunas señales de tráfico con indicadores luminosos. Desde luego, funciona en la cada vez más extendida generación fotovoltaica. ¿Por qué no, entonces, coronar con paneles todo lo que pueda llevarlos? […]
Hay un motivo para que los paneles solares embarcados en medios de transporte arrojen, una y otra vez, resultados decepcionantes: ¡que el Sol nos mantiene vivos! Si nuestra estrella fuera más potente o la Tierra girara alrededor de ella a menor distancia, sería más sencillo extraer más energía de su luz. A cambio, estaríamos fuera de la zona de aguabilidad y nuestro entorno, con gran probabilidad, sería un infierno venusino.
Tened en cuenta que no he escrito este artículo para criticar el uso de paneles fotovoltaicos fijos en la carga de vehículos eléctricos. El vehículo proporciona un punto de almacenamiento de energía natural en cualquier sistema con aportación solar, por lo que, al menos teóricamente, puede ayudar a que la amortización del conjunto sea más rápida. Hecha esa salvedad, seguid conmigo y leed «Con el Sol no basta» en Naukas.