En una nota amarga, hoy me he desayunado leyendo este artículo sobre mártires, inexactamente o no llamados, de la Guerra Civil. Quienquiera que conozca, poco o mucho, el ambiente político en mi país podrá pensar mal (sí, sí, Honni soit qui mal y pense) y decirse “por qué ahora”.
Yo sólo quiero reflexionar sobre la inutilidad de la guerra y sobre la inmensidad del dolor. Y he recordado este poema.