Nosotros somos perecederos, pero nuestros sueños pueden durar para siempre. Adiós, Neil.
Una pequeña nota al pie: la imagen original empleaba cierta licencia, que he corregido en esta versión. Y es que… ¡la pisada es de Aldrin! Cuando pensé en la composición di por supuesto que habría varias fotos de pisadas correspondientes al Apolo 11. Sin embargo, no es el caso. La mayor parte de las fotografías fueron tomadas por Armstrong. Podría decirse que Armstrong era tan modesto que fue a la Luna y no pidió a su compañero que tomara ni una sola foto en condiciones de él, pero no sería cierto. Todas las actividades realizadas en la Luna estaban programadas y, simplemente, nadie pensó en que el primer hombre en la Luna debía protagonizar una buena foto. Ni siquiera la foto de la huella tenía un objeto poético o artístico, sino científico y de ingeniería: se trataba de documentar cómo se comportaba el regolito lunar ante las pisadas de los astronautas.
Como de costumbre, este estupendo artículo de mi bloguero astronáutico de cabecera, Daniel Marín, aclara perfectamente las cosas.