Alarma social

Como apasionado del transporte público en general y ferroviario en particular soy un frecuente husmeador de las páginas de ecomovilidad.net. Su gran labor divulgativa y de denuncia de deficiencias en el sistema que acarrea regularmente nuestras carnes de un lado a otro no rehuye en ocasiones del uso de la ironía para destacar cuestiones que, en un texto más técnico, podrían pasar desapercibidas.

¡Ironía, hermoso destello de los dioses, hija del Elíseo! El pasado domingo 1 de febrero un pequeño uso de esta maravillosa herramienta del inteligente descarriló en un divertido aunque preocupante accidente irónico: «Viajar en el metro es ETA». Un grupo de lectores ¿habituales, estrenados para la ocasión? se descolgaron con un sesudo y ofendido goteo de comentarios definiendo lo que es ETA y afeando la ironía de @adri_fc, autor del artículo. A juzgar por la cuñadística regla del uno por ciento podrían representar a varios centenares de ofendidos con el uso descaradamente político de los límites del humor en una web que, podríamos pensar, es mejor que se mantenga fría, desapasionada, técnica, rigurosa. Con el menor número de lectores posible para que el nivel de conocimiento de la población acerca de su transporte pueda limitarse a ese zumbido general de queja, tan español, que nunca llega a concretarse siquiera en una triste hoja de reclamaciones. No digamos ya en algo tan desasosegante como la organización colectiva o el voto informado.

Curioso. A nadie parece extrañarle que un medio de propaganda de masas como La Razón utilice lo que el ejercicio más depurado de su inteligencia editorial considera como ironía como noticia principal de portada. Hay que comunicar, llegar al pueblo (demos), llamarle a la acción (agogé). El griego ya lo he puesto yo: ahora, ficticios lectores, poned vosotros la suma de las partes. ¡Demagogia, hermoso destello…!

No me encontraréis lanzando bombardeos de alfombra contra el concepto: considero (horror, espanto) que mover al pueblo a la acción es un fin respetable. Siempre que mantengamos en mente que arrastrar a la turba —observad el delicado juego de sinonimia— también es demagogia y es menos digno de respeto. Pero en los lineales de refrigerados del súper del barrio hay igualmente «tortillas de patatas» y «paellas», y no por ello han entrado ambas banderas de la gastronomía patria en el Código Penal.

Otro delicado juego con los límites de la ironía —que de existir serían los mismos que los del humor— nos llevaría a lanzar al aire el concepto de «asperger social». Así lo ha hecho en las redes sociales el autor del artículo en solfa. Estimo, sin embargo, que la probabilidad de que el colectivo de conocidos y familiares de afectados por el síndrome de Asperger se lance al cuello de esta ironía como un vampiro sediento en busca de sangre es elevada. Observad que me refiero a «conocidos y familiares» porque que un asperger te afee una boutade por falta de apreciación no es nada gracioso, pero que lo haga un autoproclamado representante del colectivo tiene un delicioso saborcillo a ironía mordiéndose la cola que…

Pero disculpadme. Tengo una pila de noticias que no se van a leer solas. Veamos: “El PP de Torrijos acusa a IU y Podemos de apoyar a ETA“. Será divertido.