¿Es posible para una startup con menos papeles que una liebre lanzar una misión a un asteroide para probar por su cuenta si es posible minarlo? La respuesta a esta pregunta es un algo sorprendente «sí» para los que nos hemos criado en la Era del Estancamiento Espacial, esas dos décadas finales del siglo XX en las que el acceso al espacio consistió en reconstruir una y otra vez un sistema de lanzamiento «reutilizable», y perdiendo dos tripulaciones enteras en el proceso.

Sin embargo, una cosa es lanzar algo aprovechando la bajada de precios del acceso al espacio y otra muy distinta, tener éxito en lo que a todas luces es una misión compleja que requerirá el apoyo de muchas partes. Por otro lado, es posible que, atendiendo a la legislación espacial luxemburguesa, la única que ha prestado atención a estos menesteres con el objetivo nada disimulado de convertir al Gran Ducado en un hub de comercio espacial, Astroforge pueda reclamar para sí los recursos de un asteroide. Pero ¿quién impedirá que un pez más grande llegue después y se los reapropie? No es como si una trayectoria se pudiera mantener realmente secreta ahí fuera…

Una reflexión sobre estos (interesantes, espero) menesteres en «El asteroide secreto de Astroforge». Cómo no, en Naukas.