Tengo una lista de sueños que no se cumplirán. En algún lugar de ella está el de viajar al espacio. ¡Qué maravilla ver la Tierra desde ahí arriba! No habrá de ser. Pero ¿cuenta viajar al espacio simbólicamente? Si algo tuyo llega ahí arriba, ¿se puede decir que, de alguna forma, has ido?

Me entero por el blog de Daniel Marín que la misión Transporter-11 de SpaceX, una misión rideshare (varias cargas útiles comparten vector y costes) lanzada con un Falcon 9 desde la base de Vandenberg en California incluyó el microsatélite LUR-1, diseñado y fabricado en Álava por la empresa AVS. LUR-1 es una pequeña plataforma de observación terrestre que dispone de una cámara multiespectral de siete bandas con una resolución máxima de 1,5 metros por píxel, un experimento de comunicaciones cuánticas, varias antenas y un panel solar desplegable. Además, embarca varios propulsores iónicos y un sistema de captura (MICE) con el que se realizará, al final de su vida útil, un experimento de técnicas de limpieza de la órbita baja.

Dos de los ingenieros del equipo que ha diseñado y fabricado el microsatélite, Rainer Díaz y Marta Ríos, tomaron la iniciativa de honrar el fantástico trabajo de Daniel Marín por la divulgación astronáutica en español grabando el logo de su blog en uno de los paneles de su estructura.

Y… ¿Sabéis quién dibujó ese logo? Más concretamente, el sputnik. Porque el resto del logo ha evolucionado en estos últimos doce años… desde que yo lo dibujé.

Así que, de alguna forma, algo que hice hace mucho tiempo ha llegado ahí arriba. ¡Habrá que celebrarlo!