El día después (del GDD)

Ahora que el Google Developer Day (GDD) ha pasado al otro lado de mi cono de luz, puedo recapitular con una ráfaga de críticas en orden aleatorio de importancia, espero que constructivas. Ayudaré a esto último indicando posibles remedios en cada punto:

  • Bisoñez, bisoñez, bisoñez. Fallos de organización, pequeños pero pervasivos.
    Remedio: más práctica. ¡A por el próximo GDD!
  • Tendencia a pastorear a la masa de asistentes. Quizá una consecuencia sugerida por la escasa edad media de dicha masa. Estoy acostumbrado a que me traten como a un adulto que puede saltarse una sesión porque tenga que hacer gestiones al teléfono, prolongar esa interesante conversación que ayuda a cuidar de la red de contactos o, llanamente, hacer novillos porque sí.
    Remedio: megafonía (poco intrusiva), control de tiempos y libertad con puño de hierro (se avisa de que no se podrá entrar a las sesiones con un retraso superior a 5 minutos, por ejemplo).
  • ¿Más de la mitad de las sesiones plenarias por teleconferencia? De acuerdo en que suena muy moderno, pero también suena muy barato. Sobre todo con la resolución del stream de vídeo, que hacía obligado interpretar las transparencias de los teleconferenciantes con una ouija a mano.
    Remedio: menos teleconferencias y más invitados.
  • Y hablando de teleconferencias, los maestros Larry y Sergey hicieron una tele-espantá (primicia mundial). Primero se cayó uno del cartel, luego el otro, y el testigo (también llamado brown) de la sustitución fue rodando pirámide abajo por el organigrama de Google. Hubo suerte de que no acabara en el cocinero (ya ha pasado algo así).
    Remedio: más planificación, más compromiso. Google se nutre de sus usuarios avanzados, después de todo.
  • El ancho de banda escaseó (¿paradójicamente?) obligando a un servidor a desenfundar la PCMCIA HSDPA de cuya marca no quiero acordarme, pero que por una vez funcionó como se esperaba.
    Remedio: esta es complicada. La WiFi en plan masivo es lo que tiene. Una buena cantidad de puntos de acceso, con los canales radio adecuadamente distribuidos, ayuda. Pero no es una panacea.
  • Los ejercicios propuestos en los talleres eran innecesariamente farragosos. O tal vez soy yo, que no tecleo a más de 130 pulsaciones por minuto, y mi CI no pasa de 250. Lo juro, ambas cosas son rigurosamente ciertas; tampoco mido más de 3 metros.
    Remedio: planificación. El público ha hecho un esfuerzo para asistir (lo sé, es dudoso con tanto yogurín que lo único que tendría es algún examen en la agenda, pero); hay que intentar no frustrarlo.

Seguro que me dejo algo en el tintero. Lo que no quiero es olvidarme de los aspectos positivos de la jornada y de las personas que los hicieron posibles, incluso dedicándome algo de tiempo. En particular, quiero dar las gracias a Mark Stahl, Tech Lead de las APIs GData, con quien sostuve una interesante conversación acerca del curso general de la tecnología de Google; a Enrique Muñoz, Product Manager de la AJAX Search API, a quien di (poco) la brasa con mis bibliolinks y algunos planes de futuro; y a las gentes de marketing: Bernardo Hernández (director en España) y mi tocaya Clara Rivera.