El extraño caso de los teléfonos fisgones

Interrumpimos la programación de procesiones interrumpidas por la impía lluvia para comentar brevemente el artículo de portada del The Wall Street Journal de ayer, Apple, Google collect user data, obedientemente vertido en El País, aunque truncado en su extensión (Los teléfonos Android de Google también tienen sistema de rastreo, según Wall Street Journal). Por ganar un poco de contexto, solo han pasado tres días desde que saltó a los medios generalistas el iPhonegate: The Guardian reveló al público que los dispositivos equipados con el sistema operativo 4 de Apple guardan un fichero sin encriptar con información precisa de la localización del dispositivo (iPhone keeps record of everywhere you go, y con menos pompa y directamente del teclado de los descubridores, en O’Reilly Radar: Got an iPhone or 3G iPad? Apple is recording your moves). Como dice mi magufo favorito —y mis razones tengo para imitarle: “¿Casualidad? Lo dudo.”

Fuente: Google: Android location
tracking is opt-in
(BGR)

Me encantará equivocarme, pero hasta donde sé, los teléfonos Android piden permiso, durante la configuración del sistema, para registrar ubicaciones. También afirman que los datos recogidos son anonimizados, ambos extremos confirmados por el artículo del WSJ, aun aprestándose a señalar, ominosamente, que “Google declinó hacer comentarios”. Lo mismo hacen los , y con total seguridad los teléfonos con sistema operativo Windows, como afirma Gizmodo en Do Apple, Google and Microsoft Know Your Every Step? A Handy Chart. La única noticia aquí es que los iPhone guardan toda la información histórica de ubicación en un fichero interno que se sincroniza mediante al ordenador del usuario del teléfono, haciendo posible que cualquier persona con acceso físico a uno u otro averigüe detalles potencialmente comprometedores. Pensad en detectives privados, parejas celosas o jefes con acentuada curiosidad acerca de las vidas laborales (o no tanto) de sus empleados. Pero estas fueron las nuevas del pasado día 20. ¿Cuál es, entonces, la noticia de hoy? Entendiendo como “noticia” algo que no supiéramos ya.

Simple y llanamente: que el WSJ (y su émulo hispano, El País) tienen un departamento de tecnología lleno de fanboys de , ávidos de ytumasismo (también llamado “técnica de la mierda y el ventilador”). Cómo explicar si no que el WSJ haya captado a un analista, , famoso por programar un gusano aprovechando una en que le costó una orden de alejamiento de los teclados de tres años, para que declarara algo que es de público conocimiento y por lo que el sistema operativo Android pide permiso explícito durante su primera ejecución. La alternativa, que el gabinete de prensa de implanta artículos a voluntad en el WSJ, en El País o en donde quiera que se lo proponga no podría nunca ser noticia, porque nadie creería semejante conspiranoia.