Recortada contra un cielo azul con pocas nubes altas, se ve la plataforma de lanzamiento y su enorme torre de 98 metros de alto, fotografiada desde un punto de vista en el suelo.

Bien vertical

En este blog escuchamos unos ratos a Bruckner y otros, a Los Gandules. Y, al contrario que Bruckner, a veces, Los Gandules establecen verdades básicas de la astronáutica:

La NASA, la NASA, la NASA siempre manda cohetes, cohetes, cohetes.
Lanzan dichos cohetes
desde Cabo Cañaveral
y montan una especie de andamio
para poner el cohete bien vertical (vertical).

Parece obvio, pero no. Esa especie de andamio, en la terminología de NASA, es un Mobile Launcher. Ya tenían tres construidos para el programa Apolo, que fueron modificados para los lanzamientos del transbordador espacial. Terminaron alterados y parcialmente desmantelados (el ML-3), desmantelados (el ML-2) o guardados para trabajos de acondicionamiento de la carretera que une el edificio de integración vertical (VAB) con las plataformas de lanzamiento (!).

A la izquierda, el VAB. A la derecha, a distintas distancias, las tres torres de lanzamiento construidas para el proyecto Apolo. Vista de conjunto.
Los «viejos buenos tiempos»: las tres plataformas móviles de lanzamiento construidas para el proyecto Apolo, junto al edificio de integración vertical (VAB). (Foto: Project Apollo Archive)

El programa Artemisa necesitaba, naturalmente, andamios torres de lanzamiento nuevas. En 2009 empezaron, todavía bajo los auspicios del cancelado programa Constellation, a construir la primera. Terminaron nueve años más tarde, en 2018, y se gastaron alrededor de mil millones de dólares (!). Pese al astronómico coste, la torre no estaba «bien vertical» (!!), aunque al parecer tampoco es como si hubieran construido una copia de la torre inclinada de Pisa sobre orugas y se pudo usar para el lanzamiento de prueba no tripulado de la nave Orión mediante el primer cohete SLS, en 2022.

Después de gastarse mil millonazos, uno pensaría que la torre —pese a su inclinación extemporánea— estaría lista para acometer los lanzamientos futuros de Artemisa. Pero no. A partir de la misión Artemisa 4, el SLS montará una segunda etapa más potente y 13 metros más alta, la Exploration Upper Stage. La que montó en Artemisa 1 era la Interim Cryogenic Propulsion Stage, es decir, una etapa «intermedia» que sirve básicamente para darle un contrato más a United Launch Alliance, la joint venture de Boeing y Lockheed Martin. En NASA echaron cuentas y vieron que si modificaban la torre, la cadencia de lanzamientos de Artemisa se podría ver impactada. Recordemos que lanzaron Artemisa 1 en noviembre de 2022, y Artemisa 2 está planificada para septiembre de 2025 (!!!).

Vista comparativa de la torre ML-1 con el cohete SLS Block 1 de la misión Artemisa 1 y una torre modificada para acomodar la versión SLS Block 1B, 13 metros más alta.
Diferencias entre la ML-1 y una ML-1 modificada para acomodar el SLS Block 1B. La ML-2 es externamente muy similar. (Imagen: NasaSpaceFlight.com)

Quién podría construir 13 metros más de andamio en dos años1… Tocaba construir una torre nueva. Empezaron en 2020. Pensaban terminar en 2023. Con suerte, estará acabada en 2027 (!!!!). Y ahora, un informe de los auditores de la OIG (Office of the Inspector General, los controladores de costes de NASA) afirma que para cuando la terminen, el coste total podría ascender a los 2700 millones de dólares (!!!!!).

El síndrome Boeing no afecta solo al problemático fabricante aeroespacial, sino a toda una industria completamente carcomida por el cáncer de la financiarización y la persecución del beneficio cortoplacista frente a la competencia técnica. Me sorprendería que China no ganara la nueva carrera por la Luna.

Mientras, a los europeos… nos quedan Los Gandules.

Videoclip de la canción Si Gagarin levantara el casco. No son Los Gandules, sino unos espontáneos. Oro molido.

  1. Sé de sobra que no es tan fácil, pero. Pero. ↩︎

Comentarios

2 respuestas a «Bien vertical»

  1. @blog @brucknerite Este tema mítico lo pusimos en algún programa de Radio Skylab 😀 Además del interés cortoplacista hay que preguntarse también por los organizativos. Coordinar a miles de personas no es fácil y con las personas/procesos inadecuados, no se llega ni a la esquina.

    1. Deberíamos hacer una cover en el escenario del Euskalduna… Y, en otro orden de cosas, es como dices. La gente no se ha vuelto más tonta: es, simplemente, que la estructura de poder de las empresas ha pivotado masivamente de la ingeniería a los contadores de habas. Que ya no se dedican a contar habas, sino a apostar sobre futuros de los derivados de las habas.