¿Fobos está hueco?

Fobos, fotografiado por la sonda Viking 1

Finales de noviembre de 1971, de madrugada. En el Jet Propulsion Laboratory, en Pasadena, California, un equipo de científicos espera ansioso las primeras fotos de una luna de , tomadas por la . Entre ellos, un todavía joven , que tras arduas gestiones había conseguido que la autorizara un cambio en la orientación de las cámaras de la misión. Sólo se habían programado las fotografías de Fobos al comprobar que una gigantesca tormenta de arena envolvía por aquellas fechas la totalidad del planeta; esa misma tormenta acabó, según todos los indicios, con el módulo de descenso de la misión soviética tan sólo 14 segundos después de un exitoso descenso. Algunos cálculos gravimétricos de indicaban una densidad muy baja, tanto, que debía estar hueco. Fans de la buena ciencia ficción, todo el equipo tiene presente aquella madrugada 2001, estrenada hace apenas tres años. La primera foto está apareciendo, línea a línea, en uno de los monitores. El gran cráter (todavía no ha sido descubierto, y por tanto no tiene nombre) se distingue, como una ominosa sombra, sobre el perfil irregular de la luna. Sin previo aviso, un punto de luz aparece en el centro del oscuro cráter.

El punto de luz resultó ser un error en los datos, y cálculos más refinados dejaron la densidad de Fobos en unos respetables 1,8 g/cm3 (como comparación, la corteza terrestre tiene una densidad media de 2,7 g/cm3, y el agua, de 1 g/cm3). Fobos no está hueco: es un montón de escombros con una cohesión muy baja. Una explicación alternativa de su baja densidad sería que por dentro hubiera una enorme cantidad de hielo (según la espectrometría, la capa superior de regolito está completamente seca).

En cualquier caso, Fobos destaca como un lugar interesante, además de una posible base intermedia para la exploración de Marte. Una misión rusa, la , tiene previsto su lanzamiento dentro de un año. Si todo funciona correctamente, tomará muestras de la superficie de la pequeña luna y las lanzará de vuelta a la Tierra para su estudio detallado. La dificultad no estárá en despegar: la velocidad de escape de Fobos es de 40 km/h; podríamos lanzarnos al espacio en ciclomotor.

Para más información sobre esta misión, el artículo de Air&Space Magazine Mission Possible ofrece un buen resumen tanto de ésta como de la ciencia planetaria rusa, exitosa antaño y hoy en busca de una nueva identidad.