CosmoCaixa y la iniciativa privada

Ya no es noticia, porque lo fue ayer: el próximo 31 de agosto cerrará el CosmoCaixa de Alcobendas. El único museo de temática científica generalista de la Comunidad de Madrid. Un lugar de aprendizaje, como dicen los pedagogos modernos, «interactivo». Visitado el último año, según fuentes de la propiedad, por unas 300000 personas, de las que 90000 —casi la tercera parte— fueron escolares de excursión. Visitado también, como no, por este que suscribe, acompañado de sus hijos y algún sobrino. ¿Opinión mayoritaria? Qué pasada de sitio. Qué bien nos lo pasamos. Cuánto aprendimos. Qué pena.

CosmoCaixa de Alcobendas, panorámica del tejado (foto jmiguel.rodriguez en Flickr)
CosmoCaixa de Alcobendas, panorámica del tejado (foto jmiguel.rodriguez en Flickr)

CosmoCaixa era —hablemos en pasado para recalcar la inevitabilidad que conlleva todo lo asociado a la banca— una iniciativa de la Obra Social de La Caixa. La entidad antes llamada «La Caixa», tras una reestructuración que hay que explicar lentamente y aun así parece obra de trileros, es ahora dos. Un banco «bueno», ergo, supuestamente rentable. Y otro «malo». No hace falta ser licenciado en neutrones para adivinar de qué lado ha caído la obra social. Tampoco es necesario ser adivino para darse cuenta de que las obras sociales de las antiguas cajas están destinadas a desaparecer en un mar de powerpoints. Porque los powerpoints son una forma más barata de rellenar las memorias anuales de responsabilidad social corporativa que… cualquier otra cosa.

CosmoCaixa podría ser «solo» un museo de ciencia —aguantadme la ironía un rato— pero aún así nos servirá para realizar un pequeño experimento mental. Imaginad por un momento que hacemos desaparecer de Madrid, por arte de birlibirloque, el museo del Prado y el Reina Sofía. El título de «gran pinacoteca madrileña» iría a parar, sin dudarlo mucho, al museo Thyssen-Bornemisza. Ahora suponed que la señora baronesa, dueña de la colección, recibe una jugosa oferta de otra ciudad para llevarse allí sus cuadros. Pongamos Nueva York por poner un lugar que esté cerca. ¿Qué ocurriría?

Dejemos de lado el clamor del «mundo de la cultura» —la ciencia, como todos sabemos, no es cultura; solo numeritos fríos y sin arte. Habría pataleos y rechinar de dientes, pero en estos tiempos de escasez y dificultades difícilmente aparecería una contraoferta. Finalmente la señora baronesa se llevaría sus cuadros, porque para eso son suyos, aunque en un alarde de dadivosidad, bondad y demás palabras recubiertas de merengue permita a nuestros proletarios ojos disfrutarlos.

Y esto, queridos niños, es lo que ocurre cuando dejas a la «iniciativa privada» un servicio fundamental para tu bienestar, físico o espiritual. Aunque solo sea un museíto de ciencia. Os dejo como ejercicio discurrir qué ocurre cuando hablamos de sanidad, educación o el agua que hemos de beber.


Comentarios

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8 respuestas a «CosmoCaixa y la iniciativa privada»

  1. Pues yo no me había enterado >:( Qué tristeza 🙁

    La casa de mis padres está a 300 metros del museo y mientras vivía allí me permitió ir con cierta frecuencia a verlo, pero siempre pensé que podría verlo toda la vida. Una pena muy grande 🙁

    Me parece increíble que ni siquiera se planteen seguir con la actividad buscando alguna otra institución que lo soporte. ¿Tan poco les interesa que ni siquiera al menos se atreven a disimular que lo van a intentar?

    1. Supuestamente lo «sustituirán» con exposiciones itinerantes, para (siempre según fuentes de la propiedad) «llegar a un mayor número de personas». A mí me suena a ahorro. Por otra parte me cuentan que el edificio no es propiedad de La Caixa ni de su progenie, sino del ayuntamiento de Alcobendas. Sería una sede fantástica para el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, pero —claro— habría que ampliar los actuales fondos museísticos. Mucho. Y ya sabes que invertir en educación, ciencia o combinaciones lineales de ambos son actividades muy poco kosher para nuestro gobierno.

  2. […] CosmoCaixa y la iniciativa privada […]

  3. Una pena. Lo de la temática científica generalistica no lo tengo yo tan claro, será que no he ido muchas veces pese a tenerlo cerca. En mi opinión el problema está cuando se deja la divulgación de la ciencia en manos “privadas”. Ahora imagino que completamente, antes no, pero para esto casi que se necesita ser un licenciado en neutrinos para comprender como funcionaban las cajas, muy bien no, por lo que se ve. Debería haber un museo como el de Ciencias Naturales, o algo más modesto, dedicado a estas cuestiones espaciales. Un museo PÚBLICO.

    Saludos.

  4. Ah y si el edificio es propiedad del Ayuntamiento de Alcobendas, la cosa sería mas viable, gestionandolo el mismo. El problema sería económico unicamente.

  5. Avatar de José Luis
    José Luis

    Suscribo lo dicho por todos, una pena que desaparezca uno de los mejores sitios para la iniciación en la ciencia.

    Dos puntualizaciones, no confundas la Caixa con Bankia (la del banco malo) y la colección Thyssen no es de la baronesa sino del Estado español, ella tiene una colección privada depositada en ese museo pero son diferentes colecciones.

    1. Una nota: BFA/Bankia no es «el» banco malo, sino «el banco malo por antonomasia». Si sigues detenidamente el proceso de transformación de La Caixa en CaixaBank, te darás cuenta de que el paso clave es la división de la entidad en dos, una con activos «buenos» y otra que concentra el negocio inmobiliario (y, tangencialmente, la obra social). Si esa segunda entidad no es «un» banco malo (un banco lleno de activos tóxicos), no sé qué es. Adicionalmente, nada en el concepto de banco malo requiere que sea único o de capital público.

      Por otro lado, no desconozco la situación de la colección del Thyssen, aunque quizá debería remarcar la idea del artículo como experimento mental: poner en su contexto el cierre de «un sitio donde van colegios de excursión por las mañanas», equiparándolo a la desaparición de una pinacoteca clave —más aún si fuera única.

  6. Encima están diciendo que todos los trabajadores (los 23) serán reubicados. En este museo trabajan unas 75 personas, 23 de las cuales sí serán reubicadas (trabajadores de ña Fundación “la Caixa”). El resto a la calle (limpieza, monitores, seguridad, cafetería, tienda, mantenimiento biológico…).