Querido Sergio

Querido Sergio:

No soy una persona de tu círculo más cercano. No he compartido contigo farras ni nos hemos visto más de un par de veces en nuestra vida. No me dedico a lo mismo que tú: no soy profesor y jamás me he visto ante la tesitura de tener que enseñar nada relevante a nadie —los cursillos de XML que impartí hace más de una década a unos programadores desprevenidos no cuentan. ¡He dicho «relevante»!

Pero te entiendo. No sabes cuánto te entiendo. Hablas de decepción, cansancio, desilusión, hastío y desesperanza. Los imagino como los dedos de una mano. Hace ahora cinco años, cogido de ella, llegué a un lugar que no tenía salida. Un lugar absurdo y frío, donde nada servía ni tenía valor. Un lugar amargo más allá de la amargura, tanto más desabrido cuanto la vida que vivía —que vivimos— es un paraíso en la Tierra comparada con la desventura de otras.

Supe dar la vuelta —con ayuda. Volví a disfrutar de la familia, del trabajo, de respirar. Incluso retomé este blog. Ahora divulgo las cuatro cosas que sé y opino sobre las otras cuatro que me inspiran algún sentimiento. Busco lo que buscamos todos: dejar una huella. Hacer un dibujo con una concha en la arena de la playa. Pero el destino me importa poco —me importa una mierda, hablemos con propiedad— si me divierto mientras tanto.

Te habrán dicho miles de veces «vamos», «arriba», «la vida solo se vive una vez», «tantas cosas merecen la pena». Solo tú puedes darte cuenta, desde el hombrecillo que está sentado en tu hipotálamo (ya sé que no hay tal; la retórica es uno de mis juegos de mesa favoritos). Sé que lo estás haciendo. Pero tendrás que elegir, tú mismo, qué camino merece la pena seguir y cuál abandonar.

Punta de Estaca de Bares. Todo lo al norte que se puede caminar en nuestra pobre península.
Punta de Estaca de Bares. Todo lo al norte que se puede caminar en nuestra pobre península.

Nuestras historias son mapas y están llenas de fondos de saco, de carreteras que se pierden bajo pantanos, de rutas cortadas, de caminos que terminan en rompientes. Ahí estás. Contempla el paisaje. Valora tus opciones. Y da la vuelta, amigo. Nos encontraremos en otro bar.


Dedicado a Sergio Palacios, con motivo del cierre de su blog —y mi blog de cabecera— Física en la Ciencia Ficción (paso del «plus» y de las garras de los leones, gracias). Aprovecho también estas líneas para mandarlo a la mierda mucho por a) no terminar su serie de las 50 soluciones a la paradoja de Fermi y b) ¡por eliminar todos los artículos de esa serie del blog! Espero (por tu bien, Sergio, por tu bien) que eso sea indicativo de que preparas otro libro. Por si las moscas: ¿alguien se anima a ir a Asturias de excursión? Yo pongo los puños americanos.


Comentarios

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3 respuestas a «Querido Sergio»

  1. Precioso, Iván. Y me sumo a la excursión a Asturias para reclamar que termine la serie de la paradoja de Fermi. No me había dado cuenta de que la había borrado, el muy…

  2. Habrá que esperar a la siguiente regeneración del Doctor, deseando que ocurra pronto… 🙂

    En cuanto a las entradas de la serie, yo de momento puedo seguir disfrutándolas en mi Google Reader 😉

  3. Yo lo descubrí tarde a Sergio, era único en su temática y a la par de necesario era imprescindible para echarse unas risas a la vez de aprender algo de física. Dicen que la tercera es la vencida así que desde aquí espero que se anime y vuelva con más ganas. PD: Además alguien nos tendrá que contar que pifias cometen los directores y guionistas de nuestro tan querido cine de ciencia ficción 😉