Central nuclear de Almaraz (Cáceres).

Dependencia energética

La dependencia energética es el reflejo perverso del grado de autoabastecimiento. España tiene un grado de autoabastecimiento (datos de 2022) cercano al 30 %, y por tanto una dependencia energética del 70 %. La buena noticia es que el grado de autoabastecimiento está aumentando: a principios de siglo (¡del XXI, no del XX, coetáneos míos!) estaba en el 25 %. La mala noticia es que, al ritmo que aumenta, lograremos la independencia energética en algún momento a mediados del siglo XXIII.

Gráfico en el que se muestra la producción nacional española de energía en kilotoneladas equivalentes de petróleo y su evolución para diferentes fuentes energéticas (carbón, gas natural, nuclear, petróleo, renovables y residuos no renovables) desde 2001 hasta 2022. Se observa cómo la nuclear se mantiene alrededor de las 16000 ktep, las renovables crecen de 7500 ktep a 20000 ktep y el carbón pasa de 7500 ktep a cero a partir de 2019.
Autoabastecimiento de 2001 a 2022 por fuentes de energía, y porcentaje sobre el total de la energía primaria. (Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico)

Merece la pena citar aquí que la producción nuclear se considera autoabastecimiento, pero ni un kilo de concentrado de uranio se produce a día de hoy en minas españolas. Proviene de minas de Asia central pertenecientes a Kazajistán, Rusia y Uzbekistán en más de sus tres cuartas partes. Sin embargo, todos los elementos combustibles utilizados por las centrales españolas se fabrican, con ese uranio, aquí (por ENUSA), y hasta se exporta entre el 50 y el 60 % de la producción. En un mundo interconectado, hablar de «autoabastecimiento» siempre viene con letra pequeña, porque se podría contar una historia muy similar para la energía renovable de origen fotovoltaico.

Gráfico de tarta que muestra la proveniencia de los concentrados de uranio usados para fabricar elementos combustibles en España. Se lee: Kazajistán, 34,4 %; Rusia, 29,1 %; Uzbekistán, 14,6 %; Canadá, 12,6 %; Níger, 9,3 %.
Proveniencia de los concentrados de uranio usados en España para fabricar elementos combustibles. (Imagen: ENUSA Industrias Avanzadas S.A., S.M.E.)

Importantes sutilezas no obstante, hay algún motivo para el optimismo. A principios de siglo, una parte pequeña pero no despreciable del autoabastecimiento de España dependía del carbón extraído en las cuencas hulleras del Cantábrico. Eso ha desaparecido por completo, y ha sido sustituido por energías renovables, fundamentalmente viento y sol. La participación de las renovables en el total de la energía producida se ha multiplicado en veinte años por dos veces y media. Con los precios de los paneles fotovoltaicos en mínimos, su impulso no parece que vaya a detenerse. La descarbonización es una tendencia imparable en todo lo eléctrico.

En el caso de España, reducir la dependencia energética y descarbonizar son dos tendencias que van de la mano, ya que no disponemos de fuentes de energía fósiles autóctonas. El reto de verdad no es tanto instalar más aerogeneradores (probablemente también en el mar) y más granjas solares. Ambas cosas están en marcha. El auténtico reto es electrificar lo que no es todavía eléctrico. Procesos industriales esencialmente térmicos como las cementeras, la calefacción de millones de hogares y centros de trabajo y el transporte, sobre todo por carretera.

La hoja de ruta de la industria es demasiado poco ambiciosa, y sin intervenciones de calado como fijar un precio realista (y considerablemente alto) a las emisiones de dióxido de carbono, las fuerzas económicas seguirán conspirando para llevarnos a un mundo mucho más cálido y con más fenómenos climáticos extremos que el actual.

Comentarios

2 respuestas a «Dependencia energética»

  1. @blog producció d'energia vol dir elèctrica?

    1. No, si solo tuviéramos en cuenta la producción de energía eléctrica, el autoabastecimiento sería prácticamente del 100 %; hay flujos internacionales de energía eléctrica, pero son entrantes o salientes dependiendo del momento del día.

      (Disculpa que te conteste en castellano; te entiendo bien, sin embargo).