Un campo lleno de hierbas doradas que se mecen al viento.

Al fin, una ligera brisa de justicia

Es triste y a la vez real que solo los accidentes hacen avanzar la seguridad en los sistemas técnicos. Los muertos y los heridos son, uno a uno, vidas rotas. Y uno a uno, también son estaciones de un viacrucis doloroso y terrible hacia un futuro más seguro. Por eso es tan serio que, más allá de mejoras en la señalización y en los procedimientos, de la amargura del accidente de Angrois no haya cuajado un respeto fundamental hacia los dañados.

Creo que esto, más allá de la responsabilidad concreta de cada gerente y de cada político, o de la inaplazable necesidad de investigaciones independientes, es de lo que habla Jesús Domínguez en esta entrevista. Habla de respeto, del que ha faltado y del que falta.

Muchas oportunidades se han perdido ya al corporativismo y al ventajismo político. Pero aún hoy, diez años después, todavía es posible ofrecer un ápice de sensibilidad y una promesa de cambio.

Lamentablemente será muy difícil. La esperanza radica en esos ingenieros y gestores de Renfe y de Adif que, en su mayor parte tras el telón y anónimamente, y en esos políticos que valoraron la decencia por encima de la autoprotección. Quizá algún día, algunos lleguen a primera fila y, ante lo impensable, reflexionen y den un paso más allá de su propia preservación. Un paso hacia el respeto.


Nota original en el Mastodón de @brucknerite (podría haber sido borrada).