Estimados todos: ha llegado el momento de confesar. Ya he dado todos los pasos que podía dar en privado, y ahora la evidencia de mi situación me obliga a airear públicamente la verdad. La verdad es que… estoy aprendiendo a tocar la flauta. La travesera; la de pico ya la tocaba. De oído y de pena, pero la tocaba.
Para ello, estoy recuperando las clases de solfeo que dejé cuando Naranjito todavía estaba fresco y campante. También me he comprado una flauta de estudio, marca Jupiter. ¿Os imagináis cuánto cuesta una flauta decentita? Un poco más y me tengo que hacer perroflauta para financiarla. Por cierto, la que enseñan en el siguiente vídeo es un orden de magnitud más cara: todo lo que no quiso nunca saber sobre cómo se construye una flauta travesera desde casi cero.
Cuando toque como este señor de aquí os contaré más.