Estaba esperando a algo para publicar esta pequeña historia. No sé muy bien a qué: quizá a tener en mis manos la prueba del crimen. O a que Intereconomía, ventilador afanoso para la hez mental de una mínima caterva de iluminados, concluyera su existencia en el mundo de los vivos. Ninguna de las dos cosas ha pasado, aunque la segunda parece acercarse según algunos medios poco afines. Perdería con su fin toda posibilidad de negar que lo que voy a contar no fuera un sueño raro de una noche pegajosa de verano: de modo que aquí está. Me saco la espina y aprovecho para pediros algo, lectores. Si tenéis vosotros la prueba en vídeo de lo que cuento, o conocéis a quien la tenga, hacédmelo saber. Ya intenté contactar con las fuentes, siempre con depurada educación y siempre con la misma —silenciosa— respuesta. Dicho lo cual, se abre el telón.
Confieso que he pecado de la peor forma posible. Nunca he sido espectador de la cadena que hace de cabecera del TDT Party (si aquí “party” significa “partido” o “fiesta” es un misterio negro para mí). Si acaso de forma fragmentaria, y gracias —por decir algo— a los esfuerzos de Wyoming y sus chicas. Así que terminar ejerciendo de tertuliano accidental para ello es algo que quizá merezca la pena contar en aras de la justicia de Monesvol y el cotilleo a Él debido.
Érase pues que se era que estaba yo yoeando, que es hacer las cosas que yo suelo hacer sin especificar mucho por la cuenta que me trae, cuando me llegó un mensaje de mi compañero de fatigas en La Yuriesfera @ciudadfutura, reenviándome la invitación que había recibido de parte de un programa de la cadena que nos ocupa. Se trataba de un breve programa documental sobre historia con invitados expertos que trataría acerca de la figura de… Claro, era fácil de adivinar. Yuri Gagarin, a cuya memoria está dedicado el yuritrastorno que ha afectado durante 2011 y más allá a un puñado de aficionados a la cosmonáutica —y a la astronáutica también, pero aún hay clases. ¿Cómo negarse a acudir?
@ciudadfutura se negaba, pero no por los motivos que podríais imaginar, ah, perversillos. Resulta que la semana de la grabación propuesta se celebraba el festival Starmus en la afortunadísima isla de Tenerife: afortunada por los motivos habituales, e “ísima” por el citado festival. Habría música y quizá alguna buena, pero lo más interesante serían las conferencias de Aldrin, Armstrong, Leónov, Teréshkova… Héroes del espacio, imanes para mitómanos como nosotros los yuriesféricos. Allí estaría @ciudadfutura en calidad de representante de Amazings y, cómo no, nuestra querida Yuriesfera, para recoger cuantos destellos de gloria se captaran por allá.
Decía @DaniEPAP, juiciosamente, que “alguien tiene que quedarse cuidando del koljós”, y en Madrid o más bien cerca me estaba quedando yo. Para ser más exacto no es que me quedara, sino que estaría simplemente. A la sazón la sede de la cadena de televisión que citaba al principio —¿ah, que no la citaba? Bueno… Decía: la sede de tal emisora se encuentra en el españolísimo Paseo de la Castellana, antaño y aún in péctore para algunos Avenida del Generalísimo. Se va viendo por dónde sigue esto. “Yo no puedo, estaré flipándolo con los héroes de mi infancia y tal, ¿te importa acudir a ti? Ya sabes, el espíritu yuriesférico, la memoria de Gagarin y eso”. Me imaginaba a @ciudadfutura huyendo de puntillas por un finger del aeropuerto, camino del Starmus y con una ¿imaginada? malicia en la sonrisa que conectaría entre sí sus orejas.
Tengo una máxima. Si surge alguna experiencia nueva, cógela y sal corriendo. Así fue cuando me invitaron a ostras por primera vez: aproveché la oportunidad y venciendo la natural resistencia del hombre de secano, me las comí. Que estuviera después vomitando un par de días fue una desafortunada coincidencia. Ahora se abría ante mí la posibilidad de ser protagonista en un programa de televisión de verdad. Con matices, pero de verdad. Cierto que odio con todas mis fuerzas el sonido de mi voz grabada. Y que intento evitar salir en vídeo desde aquella vez que vi una ballena blanca varada en una playa en una grabación que hizo mi chica. Al girar la cabeza el animal me di cuenta de que era yo, y después salía corriendo por la arena en un espectáculo que la palabra “dantesco” no alcanza a describir. Seguramente debido a que no me he leído “La Divina Comedia”.
No importa, pensé. ¿Cuándo vas a salir tú en la tele, si no te tomas el trabajo de robarle nada a nadie? Así que acepté veloz, que es menos que raudo pero también supone correr bastante. El día 22 de junio, recién estrenadito el verano, acudiría allí a defender el buen nombre y la memoria de Gagarin de cualquier manipulación que ¡pérfidos! intentaran. Y los días pasaron —fundido a secuencias cortas de mí yoeando un poquito más. Mucho rato de tocar la flauta y molestar.
Como todo, el 22 llegó. Me calcé la ropa de intersección de señor respetable con verano feroz, rematándola con una corbata por aquello de refrenar los excesos de inteligencia mediante la restricción del flujo de oxígeno al cerebro. Y me planté a la hora convenida, sin un minuto de retraso, en el lugar que dije unos párrafos más atrás. Quizá me esperaba algo diferente, estilo La parada de los monstruos. El caso es que encontré un lugar de lo más normal. Tres contratistas de seguridad del ancho de un armario ropero —los recuerdo trillizos, pero no lo eran— surgían tras un mostrador que podría haber hecho las veces de parapeto en Brunete. Lugar normal, decía. Mi contacto sería la presentadora del programa, una profesional de lo suyo, agradable y efectiva. Habría otro invitado, así, en singular —dije que el programa era pequeñito, así que solo cabían dos tertulianos apretados. Nada menos que Luis Ruiz de Gopegui, lo más próximo que se podía conseguir aquel 22 de junio en toda la península Ibérica de alguien que hubiese “estado allí” durante la epopeya lunar del programa Apolo. Solo por eso ya habría merecido la pena.
El programa circuló por cauces normales para el formato y no contaré de qué hablamos para frustraros algo más. Temo, sin embargo, que la clientela habitual de estos lares no aprenderá demasiado y se dedicará en su lugar a buscar fallos, que los hubo, y tendenciosidades, que también aunque menos. Diré en mi descargo que estuve a la altura, aunque no me he visto. Quedaron en contactar conmigo cuando fuera a emitirse, pero si alguien tuvo la precaución de comprobar mi perfil público lo extraño es que no destruyeran todas las copias de la grabación en una hoguera. Sé que ya ha sido emitido más de una vez sin saturar ningún audímetro; lo suelen hacer a traición, a horas absurdas de la mañana de los juernes o los márcoles.
Si algún día llego a verme, prometo que cuando esté ocupado odiándome intentaré recordar que, después de todo, fue una gran experiencia. Y pensar que algún día diría esto… Gracias a Intereconomía por brindarme la oportunidad de conocer personalmente a Ruiz de Gopegui, en aproximadas palabras suyas “uno de los cientos de personas a los que habría que haber matado si el Apolo hubiera sido una farsa grabada en estudio”. Gracias también por permitirme saber qué se siente siendo tertuliano por un día. Quizá estén muy devaluados como profesión, pero a fin de cuentas yo soy becario junior de todólogo gracias a este blog —la tele es un paso más en la dirección correcta. Ah, y gracias (me habéis pillado de buenas) por impedir de forma tan deliciosamente pasivo-agresiva que pueda ver el resultado final. En la web intereconómica el programa ni siquiera existe más que como unos enlaces rotos, en la última página del buscador, a ediciones más antiguas.
No quiero terminar sin agradecer a @ciudadfutura que pensara en mí para sustituirle en una labor que le habría correspondido de forma natural. Y al resto de la @Yuriesfera: @Eurekablog, @TALsite y @gabriel_hgs, y al amigo @DaniEPAP: gracias por los buenos momentos pasados y por los que vendrán.
Comentarios
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11 respuestas a «Yo fui tertuliano en Intereconomía»
Gracias a Intereconomía. ¡Qué calladito te lo tenías! P.D.: Sólo falta verlo… y pagaría, incluso.
Impagable. Eres muy grande, Iván.
Un abrazo
Diremos que no he captado la ironía y que me parece un gran texto. Ya me gustaría a mí escribir así… Como dijo el otro con mucha campechanía: “Los siento mucho. No volverá a ocurrir”.
Coincido con Dani: Eres muy grande, Iván (el terrible) XD
Ole, como catarsis personal seguro que el vídeo sirve para curar algo, y para ponerlos a parir con algo más de fundamento.
Ahora solo falta que encuentres el vídeo y nos deleites. Con ese “y no contaré de qué hablamos” y dado el ecosistema no sé si quiero siquiera preguntar! 😀
Bueno no se porqué pero me he dado por aludido con esta entrada. Claro que me acuerdo de los intercambios de emails y la deliberación. ‘Yo Argentino’ decía ya que no conozco al mencionado medio, y por lo tanto tuve fe ciega en el criterio de los Yuriamigos. Lo importante era difundir nuestros desvelos y para eso estábamos.
Por estos lares la situación con los tertulios es algo similar, en su escencia muy similar digamos. Hay un programa de radio lleno de iluminatis y la historia es muy parecida sin dudas, ya quisera yo estar hablando de nuestro querido Yuri en esa tertulia!.
Gran cuento mi amigo, aunque está pendiente el video de la misma, que es lo que todos queremos ver!. Suscribo las palabras de los camaradas Yuriesféricos,
Sos un crá!.
Salutes!.
No dejas de sorprenderme ;-))
[…] astronáutico En anteriores episodios de brucknerite conté que durante mi aventura en tierras intereconómicas tuve el honor de conocer a Luis Ruiz de […]
Solo puedo decir LOL. Grande.
Saludos.
¿Es posible que en pleno 2012 nadie tenga ni un solo fotograma de ese programa? ¡Rodarán cabezas!
Iván, sabíamos que ibas a dejar el pabellón alto. Estás infectado de yuritrastorno.
Un saludo.
Carlos
Hummmm, ¡tú en la tele!!, ¡no me lo puedo de creerrrrrr!!!!!
Si no era directo, tenías que haber preguntado la fecha de emisión para grabarlo desde casa.
Aún así , intenta contactar de nuevo con la producción del programa para que ten una copia( esto es por cortesía y creo que no están obligados a dártela).
De todos modos, has sido muy valiente! , es muy dificil hablar delante de una cámara y en un plató de verdad.
Esperamos verte en más colaboraciones en muchoooooosssss programassssssss.
Saludos,
Te aseguro que intenté por activa, por pasiva y por mediopensionista acceder a la grabación o enterarme de la hora de emisión. Todo imposible… Además, la cadena no cumple su propia programación. Tengo un plan para “pescar” el programa, pero hasta que no haya resultados no daré detalles 😉
La verdad es que fue una experiencia. Me imagino que tú la habrás contemplado unas cuantas veces… La pena (para mí) fue que fuera precisamente en esa cadena, pero no me arrepiento en absoluto de haber ido. Y seguramente repetiría.