El que sea, pero drones no, desde luego.
Cuando me suscribí al New York Times nunca pensé que podría reírme tanto con un artículo. El que aquí reseño es una maravilla para cualquier escéptico de la entrega de paquetes vía dron que Amazon ha vendido como «el futuro de la logística de última milla». ¿La realidad, tras ocho años de desarrollo? Vamos por partes.
El sistema funciona solo en dos ubicaciones concretas de los EE. UU.: College Station, cerca de Houston (Texas) y Lockeford, California. Aunque fue recientemente anunciado en tres lugares más: una ubicación estadounidense, una británica y otra italiana. En una de las zonas actuales de servicio (Lockeford) solo está nominalmente activo: la compañía se negó a mostrar una entrega de prueba a los periodistas.
Los drones solo pueden entregar paquetes con un artículo y de un peso máximo de 2,25 kg. Es posible pedir, con cheques regalo de Amazon, paquetes de tiras bucales de menta contra el mal aliento de Listerine y latas de sopa minestrone con salchichas italianas de Campbell. No es posible comprar cualquier cosa. Cada envío solo puede constar de un paquete, naturalmente por debajo del peso máximo. Los artículos deben ser irrompibles. La entrega solo se realiza si no hay viento, si no llueve o si las temperaturas no son demasiado bajas o demasiado altas.
La entrega se hace sobre un código QR gigante, especialmente impreso, que debe estar ubicado en un lugar plano sin obstáculos de aproximadamente seis metros de radio. El paquete cae desde una altura superior a los 3,5 metros.
La limitación no está solo en el tipo de producto entregado, sino en el lugar de entrega. Todo el sistema está pensado para funcionar en un entorno urbanizado «a la americana», en casas con jardín delantero o trasero y zonas suficientemente amplias de recepción, llanas y sin obstáculos como postes o árboles. Si pudiéramos calcular el porcentaje de la población española que podría recibir entregas por dron de este modo, probablemente nos quedaría una cifra muy baja, de un solo dígito.
Las fotografías que acompañan a la pieza periodística son todo un poema. Aquí, un ejemplo.
El artículo no ahorra el divertido detalle de que un dron dejando caer un paquete desde una altura de tres metros y medio se parece bastante a un pájaro defecando.
Por su parte, los comentaristas de la noticia, algunos de los cuales afirman haber sido testigos de entregas de este tipo, afirman que no pueden siquiera llegar a imaginar cómo sería un entorno urbano en el que la mayor parte de las entregas se hicieran mediante drones. Hablan de «sopladores de hojas voladores» para describir el ruido que hacen.
Y este es, supuestamente, el futuro de la logística de última milla. Es difícil pensar en algo más absurdo y ridículo. La pregunta es ¿cómo un proyecto así ha podido sobrevivir tanto tiempo? ¿Por qué no ha sido ya cancelado y olvidado? ¿Quién puede estar tan ciego? No es solo que el emperador esté desnudo, es que ha salido así en las portadas de todas las revistas. Un pequeño misterio a dilucidar es el por qué cada vez que se critican, con razón, este u otros proyectos claramente inviables, surgen voces de debajo de las piedras dispuestas a defenderlos. Y cuando se refutan sus argumentos ad hoc, construyen otros nuevos bajo supuestos más y más ridículos. ¿Por qué?
Las respuestas a estas preguntas se dejan como ejercicio para vosotros, amables lectores.
#leyendo https://www.nytimes.com/2023/11/04/technology/amazon-drone-delivery.html?unlocked_article_code=1.8Uw.SkR_.LRO84aLjgwzr&smid=url-share (enlace alternativo)
Nota original en el Mastodón de @brucknerite (podría haber sido borrada).
Comentarios
Una respuesta a «Y el futuro de la logística de última milla será…»
@blog Jajajaja! Qué bien se lo ha pasado el redactor.Me encanta que te puedan entregar sopa, y tiras para quitarte el mal aliento (de la sopa).