Quién pudiera usar un holodeck. También llamado cubierta holográfica. Me refiero a ese invento genial que apareció en Star Trek: The Next Generation, fallando siempre de maneras peligrosísimas para los protagonistas, pero que les permitía vivir aventuras sin abandonar los confines de su nave. El holodeck: una habitación capaz de generar cualquier entorno virtual mediante una combinación de tecnologías apenas basadas en la realidad. Hologramas, campos de fuerza, rayos tractores, replicadores de materia. Lo más cercano al holodeck en la vida real, hasta ahora, eran los cascos de realidad virtual. El recientemente presentado Vision Pro de Apple es la última iteración comercial.

Pero Star Trek lleva demasiados años siendo la inspiración de incontables ingenieros de innovación como para que nadie intente mejorar esa experiencia. ¿Quién quiere tener un artilugio enorme colgado de la cara, como si fuera un extra en Alien: el octavo pasajero? Walt Disney Imagineering presenta su HoloTile: un suelo interactivo sobre el que es posible, nada menos, que andar sin moverse del sitio. No solo eso, sino que varios usuarios pueden andar a la vez sobre el mismo suelo, y ninguno de ellos se saldrá aunque sus trayectorias de avance no coincidan. Hay que verlo para creerlo:

Ahora imaginad esto en un entorno de pantallas del tamaño de paredes, que muestran vistas simuladas que se actualizan en tiempo real con la posición del observador. Algo como los equipos de ARWall o Pixomondo, que ya se usan en múltiples producciones cinematográficas (¡incluido Star Trek!):

Disfrutar (o sufrir, los que lo hayáis visto sabéis de qué hablo) de un holodeck completo en la vida real será imposible por mucho tiempo, si es que es posible alguna vez. Pero estaréis de acuerdo conmigo: nos estamos acercando.