Imagen esquemática en perspectiva isométrica de un dirigible nuclear soviético (años 70).

Tesla y el pasado del futuro

«El futuro debería parecerse al futuro», dijo el tecnomesías Musk, en su último auto de fe titulado «We Robot». No tuve tiempo, ganas ni estómago para tragármelo completo, así que extraigo mi conclusión a mocosuena de un resumen que, si tenéis curiosidad, no os costará nada encontrar: los omnipresentes algoritmos se encargan de sembrar a los cuatro vientos aquello que debería importarnos. Pero si vuestro afán por la muskicidad es limitado, permitidme dejar aquí mi extracto del extracto. Allá va.

Gritos de los fieles en estado de trance. Maestro de ceremonias tartamudo y con el mismo nulo talento de siempre para el arrebato de las masas. Veinte ejemplares de un coche convencional con la apariencia del improbable hijo de un Model 3 que hubiera sido forzado por un Cybertruck en una versión metálica y eléctrica del coito de la morsa en celo. Mismo tamaño que cualquier vehículo asiático o europeo del llamado «segmento B» pero con la mitad de plazas, sin volante. Atasco sobre las falsas calles del escenario, el hollywoodiense decorado de los estudios de la Warner, como adelanto irónico del futuro si estos artefactos tuvieran el éxito que no merecen.

Más gritos del entregado respetable. Promesas infundadas sobre plazos, precios y seguridad del mesías. Tu coche podrá ser un robotaxi cuando no lo necesites y te dará ingresos pasivos, el sueño tardocapitalista. Vídeo de unos brazos mecánicos aspirando benignos cereales del interior de un coche en el que hubiera viajado un chaval y su desayuno. Tranquilo, no tendrás que mover un dedo para mantener limpio tu taxi. Incógnita sobre qué ocurriría con la pota de un borracho. A renglón seguido, entrada triunfalmente renqueante o renqueantemente triunfal de un pelotón de robots humaniformes controlados remotamente por los empleados de Tesla. Mal pagados, les paguen lo que les paguen, los empleados. Con aire a unos Kaylon de integración, para los que seáis fans de The Orville, los robots.

Y «una cosa más», copiando al anterior y finado mesías Jobs. ¡Una ciberfurgona! La robovan, que no robován; la pronunciación lógica no gusta al amo. Maravilla de maravillas. El futuro por si te ves obligado, oh desgracia, a moverte en grupo. Musk ha inventado la marshrutka, el taxi colectivo. Mejor que un autobús, con veinte cómodas plazas en tan solo catorce asientos. La escena en la que desembarcaron más empleados de Tesla (por cierto, campo de nabos) de los que obviamente cabían en el artefacto se dio un aire al clásico circense de los veinte payasos saliendo del minicoche. Naturalmente, sin volante. Configuración ideal para vías limitadas a treinta kilómetros por hora, no tan ideal para enfrentar cualquier tipo de bache o resalto. Por cierto, ¿dónde he visto yo algo parecido a ese aparato?

Vista desde arriba y el frente de una robovan.
La presentación de la robovan. (Foto: Tesla)
Fotografía en blanco y negro del streamliner "Mercury" de la compañía New York Central. Una locomotora de vapor carenada que parece un poco una tostadora.
El tren Mercury de la compañia New York Central en la Union Station de Toledo (Ohio) en 1936. (Foto: George Blount/American-Rails.com)

En efecto. La furgona del futuro es una versión mini de las locomotoras carenadas de la década de 1930. La traslación a lo ferroviario de las líneas falsamente aerodinámicas —no habían visto un túnel de viento ni en foto— del estilo Streamline Moderne, una evolución del art déco hija de la crisis del 29. La civilización se caía a pedazos entre proclamas fascistas, ¡pero el futuro merecería la pena! El Mercury, mostrado en la imagen superior, no solo llevaba la calderería de una vieja locomotora de vapor cubierta por su reluciente carrozado metálico, sino que unas igual de inútiles luces iluminaban sus poderosas ruedas. ¡Epatante! ¡Pasmoso!

El futuro se parecerá al futuro, no al pasado del futuro, balbucee lo que quiera el tecnorrey de Tesla y Dark MAGA. ¿Por qué será que sus referentes no me sorprenden?

Comentarios

8 respuestas a «Tesla y el pasado del futuro»

  1. @blog he leído "Tesla y el pesado del futuro"

  2. @blog Gracias por el resumen. Es peor que lo que me había imaginado.
    Al menos esta vez los robots no eran gente disfrazada, ¿no? Va avanzando.

    1. No eran gente disfrazada, pero estaban telemandados, voz incluida. Todavía he tenido que leer que eso es un tour de force de parte de algún creyente.

      1. @blog Si algún día los programan de verdad para perseguir el crimen, lo mismo salen corriendo detrás del jefe.

  3. @blog Es decir: presentan la gran novedad de un coche sin volante que podrá conducirse solo con una IA que aún no existe. El coche tampoco existe todavía ni está cerca. Al menos, las anteriores veces que lo anunciaron no lo estuvo. Presentan unos robots humanoides, pero en realidad aún no existen. Y un microbús. Que tampoco existe.
    Y no sé si para mayor ironía, la presentación la hacen en un estudio de cine.
    Mi principal duda es por qué alguien más que su abuela le hace caso a su CEO.

  4. @blog En el pasado también imaginaban que en el futuro los robots harían nuestro puto trabajo. Pero, por lo que sea, para Elon esa parte no hace falta llevarla a cabo (al contrario, debemos trabajar más y dormir en la oficina).

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