Sobre un fondo gris (como una pizarra) un dibujo esquemático del perfil de una cabeza humana. De su zona superior salen múltiples flechas con trayectorias curvas aparentemente aleatorias, algunas formando lazos.

Un estudio afirma que…

Un estudio indica que el uso continuado de herramientas de IA generativa va en detrimento de las funciones cognitivas de sus usuarios. Dicho con palabras más sencillas, ChatGPT y demás chatbots vuelven tonta a la gente.

Excepto que no es verdad. En primer lugar, el sentido arácnido del escepticismo debería dispararse de inmediato ante cualquier noticia que contenga las palabras «un estudio» en el titular. Un estudio, un artículo científico —lo que se llama en el argot «un paper»— es exactamente eso: una unidad de conocimiento. Una porción tentativa de saber. A la certidumbre, en ciencia, se llega por consenso de múltiples fuentes. Eso es lo que llamamos reproducibilidad. Diferentes equipos, idealmente con distinta instrumentación y metodología, deberían poder llegar a conclusiones equivalentes antes de afirmar con ningún grado de fiabilidad eso que dice «un estudio».

En segundo lugar, es necesario leer el artículo. Los científicos no son dioses infalibles ni pontifican ex cátedra. Es perfectamente posible que se hayan cometido errores de enfoque, de planteamiento. Incluso fallos experimentales, o que se haya llegado a conclusiones que no se siguen de los datos recogidos. El estudio que sirve como percha de este texto adolece de dos problemas obvios. Una base de individuos estudiados extremadamente pequeña, por un lado, lo que compromete la fiabilidad estadística de cualquier conclusión. Por otro lado, una asociación injustificable entre un concepto nebuloso, la «conectividad» en diferentes áreas cerebrales medida mediante electroencefalogramas y su correlato cognitivo y metacognitivo.

Sin embargo, ¿cómo resistirse al placer intelectual de que un científico, en alguna parte, confirme nuestros prejuicios con «un estudio»? Lo reconozco, soy culpable. Sin embargo, la duda metódica —que no el cinismo sistemático— es una sana costumbre. Un estudio es un estudio es un estudio. Tiene la relevancia que tiene. Por sí mismo, siempre escasa. ¿Dónde está publicado? ¿Es un medio de impacto? ¿Qué calidad tiene su revisión por pares? En este caso, el estudio está aún sin publicar: viene de un repositorio de pre-prints donde no hay revisión y ninguna revista científica que aporte su prestigio como cabecera —si aún existe tal cosa—.

Eso es un estudio: un argumento más en una conversación. Una en la que, si damos crédito a que nuestro cerebro se ejercita y adquiere o mantiene capacidades aprendiendo segundos idiomas y resolviendo sudokus, no cuesta demasiado suponer que delegar trabajo intelectual en uno de estos loros estocásticos nos degrada, prompt a prompt. Con este estudio o sin él.


time.com/7295195/ai-chatgpt-go


Nota original en el Mastodón de @brucknerite (podría haber sido borrada).

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Comentarios

2 respuestas a «Un estudio afirma que…»

  1. ¡Por lo menos Loeb es divertido! (En el mismo sentido en el que uno puede ver una peli palomitera de cifi, quiero decir.)

    1. @blog jajajaja, a veces da la sensación de que lo que está haciendo es trolear a la gente. Porque las cosas que escribe son para darle una del revés