
Uno de mis descubrimientos intelectuales de los últimos tiempos, María Álvarez, argumenta con éxito en una reciente columna de opinión en ElDiario.es que el precio de la vivienda determina el coste de la vida en…

Ahora sí: hemos llegado al final de las aventuras de nuestro simpático maquinista Johnnie Gray. A lo largo —a lo muy largo— de once artículos hemos seguido sus aventuras y desventuras mientras intenta rescatar su locomotora de las garras de unos espías yanquis, deteniendo la mirada en la tecnología ferroviaria de la época, de la que Buster Keaton se revela…

Estamos llegando ya al final de las aventuras de Johnnie Gray (Buster Keaton) en El maquinista de La General. ¡Y qué final! Reconozco que me costó entender qué estaba viendo justo después de que sabotee un desvío para impedir, con suerte por un rato largo, que sus perseguidores yanquis le marcaran de cerca. Vamos a ver en primer lugar…

Quién pudiera usar un holodeck. También llamado cubierta holográfica. Me refiero a ese invento genial que apareció en Star Trek: The Next Generation, fallando siempre de maneras peligrosísimas para los protagonistas.

Un artículo muy interesante de parte de la fecunda pareja que forman Kelly Weinersmith y Zach Weinersmith en Foreign Policy: ¿y si el colonialismo espacial estuviera impulsado por un modelo erróneo de lo que viene en llamarse frontera?

Me habría encantado poder hojear esta maravilla cuando me tropecé con ella en una vitrina del Deutsches Technikmuseum Berlin. Aunque siempre cabe la posibilidad de que fuera un pestiño sin paliativos. Porque ¿os imagináis criticándolo?

Es raro que en un blog que se llama «brucknerite» nunca se haya hablado del elefante en la sala de conciertos, el genio rústico de la Alta Austria, Anton Bruckner.

¿Una no-noticia? ¿Un rumor? Podría estar cercano el día en que aparezca un paper con datos del JWST afirmando que se ha encontrado la mejor prueba, hasta ahora, de un biomarcador en la atmósfera de un exoplaneta. K2-18b. A 124 años-luz de aquí, en la c…

Parece imposible… porque es imposible. Por mucho que diga que el cacharro no tiene partes móviles, es un móvil perpetuo de primera especie. Es decir, de las dos que hay y que son imposibles, «la que más».