¿Sois conductores? Entonces compartís esta sensación. Vuestra libertad motorizada puede, en cualquier momento, verse amenazada por un dispositivo temible: el radar de velocidad. Puede ser fijo, que los responsables de carreteras deben señalizar obligatoriamente, pero que siempre se encuentra a la distancia necesaria de su señal anunciadora para que se nos haya olvidado. O puede ser móvil, oculto y listo para entrar en funcionamiento y retratarnos en el ejercicio de nuestra sacrosanta voluntad. El radar es el artefacto que castiga que circulemos por la carretera a la velocidad que nos pida nuestra máquina. Que, oh casualidad, siempre está por encima de la que indican las señales. ¿Por qué no, por simple curiosidad, repasamos cómo funcionan estos artefactos iliberales? Quedaos conmigo y os prometo que al final del artículo os revelaré el truco científico definitivo para esquivarlos y dejar al Estado represor con un palmo de narices. Caiga quien caiga.
¿Me seguís? ¡Empecemos! Los radares de velocidad (también llamados cinemómetros) constan de tres elementos que funcionan en conjunto.
El primero es el medidor de velocidad propiamente dicho. Los hay de dos tipos: basados en ondas de radio y basados en láser. Los basados en ondas de radio utilizan el efecto Doppler, es decir, la variación en la frecuencia de una onda en función de la velocidad de su fuente relativa a un observador. Un ejemplo cotidiano lo ofrecen una ambulancia. Podemos notar que al acercarse a nosotros con la sirena encendida, esta suena con un tono que se hace más grave al rebasarnos y alejarse. El tono real de la sirena, el que escucharíamos si la ambulancia se detuviera, está entre esos dos.
El sonido es, en su origen, una variación periódica de la presión del aire. Por eso podemos caracterizarlo con una frecuencia, que no es más que el número de veces por segundo que nos alcanza un máximo de esa presión. Supongamos que en vez de una sirena tuviéramos una máquina que dispara pelotas de tenis a intervalos fijos. Por concretar, pongamos que el intervalo entre pelota y pelota es de un segundo. Si nos acercamos corriendo hacia la máquina en su línea de tiro (o la máquina se nos acerca, el concepto de velocidad es relativo al observador, como ya hizo notar Galileo), nos encontraremos con una pelota a intervalos menores que un segundo. Si, al revés, nos alejamos de la máquina, las pelotas tendrán que recorrer distancias algo mayores para alcanzarnos, y por tanto las percibiremos con intervalos superiores.
Para un sonido es igual. La onda correspondiente se contrae si nos acercamos a su fuente, su frecuencia crece y se escucha más agudo. Al alejarnos, la onda se distiende, su frecuencia disminuye y se escucha más grave. Este efecto es idéntico para pelotas de tenis, sonidos en el aire o cualquier otra onda. Por ejemplo, una de radio. Los cinemómetros lo aprovechan emitiendo una onda de frecuencia conocida, que se refleja en el objeto cuya velocidad se va a medir. Si el objeto, un vehículo, se aleja de nuestro medidor, escucharemos la onda de vuelta con una frecuencia ligeramente más baja. La diferencia de frecuencias permite calcular, con una fórmula matemática sencilla, la velocidad del vehículo.

Los medidores basados en láser funcionan de manera diferente, midiendo el tiempo que tarda un pulso de luz en hacer el viaje desde nuestro aparato hasta el vehículo y vuelta, por reflexión. Sucesivos pulsos darán medidas de tiempo diferentes, mayores si el vehículo se aleja o menores si se acerca. Como la velocidad de la luz es una constante conocida, una fórmula matemática sencilla permite determinar la distancia recorrida por cada pulso. Las diferentes distancias y tiempos medidas para varios pulsos permiten calcular la velocidad del vehículo.
A partir de aquí entra en juego el siguiente componente de un cinemómetro: la fotografía. El sistema, al detectar por cualquiera de los dos principios de funcionamiento posibles una reflexión, toma una imagen de su línea de visión. Para poder funcionar en cualquier momento del día o la noche, lo hace con un sensor de infrarrojos que va asociado a una lámpara que actúa como un flash.
El tercer elemento, que ha entrado en juego en los últimos tiempos, es un sistema de visión artificial que permite encontrar y leer la matrícula del vehículo de forma automática. Este sistema adopta la forma de un ordenador especializado, y puede encontrarse dentro del cinemómetro, o ejecutarse en remoto una vez el aparato transmite por medios convencionales la medida y la imagen asociada al centro de control. Una vez aquí, el resto del proceso ya es puramente administrativo hasta que la multa se nos notifique por el procedimiento que se haya establecido legalmente.
Una vez satisfecha la curiosidad, es el momento de cumplir la promesa que os hice al principio. A continuación, el truco infalible y científicamente comprobado para dejar a cualquier radar represor con un palmo de narices. Requiere un poco de atención, pero nada que seáis incapaces de hacer como conductores. ¿Estáis preparados para conocer la verdad?
Ahí va. Hay que fijarse en la velocidad que indica el velocímetro y asegurarse de que es igual o inferior a la que haya indicado la última señal que hayáis rebasado. Atención a esto: hay un pedal abajo, que se maneja con el pie derecho, y que es más grande que el de la derecha del todo. Se llama «freno». Usado con moderación os puede ayudar.

De nada.
Este texto sale de una colaboración para La Dudoteca, donde adopta una forma algo menos irónica. Pero esto es mi blog, ya sabéis.
Comentarios
10 respuestas a «Cómo funcionan los temibles radares de carretera»
@blog 😁😁😁
@blog el limite de velocidad es un limite, no un objetivo.
@blog Ya que estamos en plan divulgativo:
Cómo discrimina el sistema en una carretera con dos carriles? Podría ser que en el objetivo fueran dos coches a diferente velocidad uno por cada carril. Siempre me lo he preguntado y hasta hoy que no he tenido este texto explicativo del funcionamiento no he sabido a quién dirigirme para saciar mi curiosidad.
Por cierto, hay un tercer tipo de buscador de Alonsos en potencia, que es el de tramo. Ese es a mi modo de entender el mejor de todos ya que el tramo en el que has de respetar la velocidad es mayor que un solo punto de control.
No sé si hay equipos más avanzados, pero habitualmente lo que se ve es equipos ubicados en diagonal para tener línea de visión en ambos carriles dentro del rango de distancia de detección, o varios equipos diferentes (habitualmente montados en pórticos). Los radares de tramo son esencialmente la misma cosa, aunque duplicada. Detectan el vehículo pasante con el doppler de la señal (porque cuando no pasa nada, la reflexión del entorno estático tiene la misma frecuencia que la emisión y no dispara), toma la foto, identifica matrícula y repite el proceso a la salida. Luego calcula la diferencia entre marcas de tiempo para una matrícula dada y saca de ahí la velocidad media.
@blog Siendo en pórtico se puede montar doble para ambos carriles. Lo del montaje en diagonal no acabo de entenderlo porque se supone que si pasan dos coches debe lanzar al menos dos ondas y recibir ambas. A ver si alguien nos ilumina porque siempre he tenido esa curiosidad, particularmente desde que en un lugar donde yo sabía que existía rádar alguien nos adelantó por la derecha.
Ese detalle ya se me escapa, pero el radar Doppler permite detectar varias frecuencias a la vez dentro de su margen de medida. Siempre quedan cosas por aprender…
@blog De todas formas,Gracias por intentarlo! Seguro que aparece alguien que nos saca de la ignorancia.
los radares de pórtico pueden multar, pero solo si es capaz de identificar con claridad cuál de los dos vehículos cometió la infracción.
¿Cómo distinguen al infractor?
1. Radar multicanal o multibanda: radares independientes por carril, lo que permite detectar la velocidad de cada vehículo por separado.
2. Cámara por carril o alta resolución
3. Algoritmos y verificación manual:
Si la foto deja dudas, la denuncia puede ser rechazada por un agente revisor humano.
Entonces, ¿pueden multar con dos coches en la foto?
Sí, si hay datos claros: velocidad, carril y matrícula asociadas correctamente.
No, si hay ambigüedad: si no pueden probar al 100% qué coche cometió la infracción, la multa no se tramita.
¡Muchísimas gracias por tu comentario! Cosas así hacen que merezca la pena escribir.
A mí en una ITV me obligaron a cambiar la placa de la matrícula debido a que se estaba borrando el indicativo azul europeo. De alguna manera, creo que hacía falta para identificar bien el número de la matrícula y el resto de elementos.