Buster Keaton, en "El maquinista de La General", está reclinado por completo sobre el apartavacas de su locomotora, con la pierna derecha estirada y la izquierda flexionada. Sujeta una traviesa de madera entre las manos.

Vámonos de trenes con «El maquinista de La General»

Hace como dos semanas le dije a mi hija, mujer de artes y en parte por eso mucho más cinéfila que un servidor, que nunca había visto El maquinista de La General. La película de Buster Keaton es una de las obras maestras tempranas del cine. Cumplirá cien años en 2026, lo que la coloca ya muy lejos de las avarientas garras de los guardianes de los derechos de reproducción audiovisual. Dicho de otro modo: es fácil de encontrar y disfrutar.

¿Disfrutar una película de hace un siglo? Si me gusta la música de hace cinco, no sé por qué no iba a apreciar una película rodada hace cien vueltas al sol de nada. Es posible que la elección del bando de «los buenos», los confederados del Sur, resulte hoy merecedora de alguna mirada de soslayo. La anécdota en la que se basa la historia, además, está contada desde el punto de vista opuesto, el de los norteños. Efectivamente: por extraño que resulte, en 1862 las vías del estado de Georgia vieron la persecución de una locomotora robada por un grupo de espías del Norte.

La locomotora General, expuesta en el museo de Kennesaw, Georgia. Es una locomotora de vapor clásica estadounidense, con grandes ruedas tractoras, cabina del maquinista y fogonero y apartavacas pintados de rojo. El resto es negro, con algunos detalles en dorado. La fotografía está tomada desde la parte delantera izquierda.
La locomotora General en el museo de Kennesaw, Georgia. (Foto: Gary Todd/Wikimedia Commons)

Si vuestro contacto con el mundo ferroviario se limita a montar en tren de vez en cuando, puede que simplemente hayáis pensado «qué cosas más raras hacían estos decimonónicos». Si conocéis las cuestiones de las vías un poco más de cerca, sin embargo, os empezaréis a hacer preguntas. ¿La vía era única? Sí, como casi todas las de la época. ¿Cómo pensaban adelantar los perseguidores sureños? No tenían que adelantar, bastaba con poder abordar la locomotora escapada desde atrás; además, tampoco corría tanto. ¿Y los servicios en sentido contrario? La locomotora huida tenía que seguir los horarios de las circulaciones programadas, utilizando los apartaderos necesarios, para evitar encontrarse de frente con otros trenes. ¿Pero, al ser un tren robado, qué hacían con los jefes de estación de los lugares que iban pasando? Estaban en guerra y los espías habían cortado los hilos del telégrafo. Podían contar con que los responsables de regular la circulación que encontraran no sabrían nada de ellos. Bastaba decir que se trataba de un tren especial con municiones dirigido al frente y cruzar los dedos para que ningún mensajero a caballo les hubiera rebasado sin darse cuenta.

Dibujo a carboncillo de una escena de la persecución de la locomotora General, en la que los espías prenden fuego a un vagón que arrastraban dentro de un puente cubierto para intentar detener a sus perseguidores y sabotear la infraestructura.
Ilustración de Deeds of Valor: How America’s Heroes Won the Medal of Honor. (Walter F. Beyer, Oscar F. Keydel, 1901). (Imagen: dominio público)

Huelga decir que en la vida real la historia, aunque terminó con victoria confederada igual que la película, fue bastante menos espectacular y nada simpática, ejecuciones mediante. Los supervivientes, en parte escapados y en parte intercambiados como prisioneros de guerra, lo pasaron como el que se tragó el paraguas. Uno de ellos, William Pittenger, terminó escribiendo el relato de su aventura que, bajo el nombre de Daring and Suffering, a History of the Great Railroad Adventurers, más adelante republicado como The Great Locomotive Chase, fue un gran éxito de ventas. Fue adaptado primero como comedia por Buster Keaton en 1926, y como drama en 1956. Detalle de frikismo trekkie: uno de los protagonistas de esta última película, bastante olvidada, era Jeffrey Hunter. El capitán original de la nave Enterprise en The Cage, el «episodio piloto perdido» de Star Trek.

Como ferroviario de corazón, en El maquinista de La General encontré mucho más que una historia emocionante, gags divertidos y un puñado de escenas trepidantes que aparentemente alguien se jugó la vida para rodar —y no necesariamente, o no solo, el propio Keaton—. The General, el título en inglés de la película y el nombre de la locomotora del protagonista, es un compendio de la técnica ferroviaria del siglo XIX. Si no la habéis visto, os invito a verla: está en Filmin, en YouTube y, naturalmente, en el Internet Archive. Y seguid conmigo en los siguientes artículos para degustar una pequeña selección de escenas de acción ferroviaria a las que añadiré un poco de condimento ingenieril. ¡Empezamos!


Toda la serie sobre tecnología ferroviaria en El maquinista de La General

Reacciones en el Fediverso

Comentarios

2 respuestas a «Vámonos de trenes con «El maquinista de La General»»

  1. Qué guay que vayas a escribir esta serie. ¡Muchas ganas de leerla! 😀

  2. […] el artículo anterior empezamos a ver juntos El maquinista de La General y quedamos en que os prestaría mi «ojo […]