El siguiente texto está rescatado de las profundidades de la base de datos del blog. Fue redactado en 2011. Lo debí retirar de la circulación durante la Gran Crisis de 2014, pero ahora ya no me da tanta vergüenza. Lo saco a la luz de nuevo anotado para corregir, matizar o hacer mofa donde vea oportuno. Doce años no pasan en balde. Me pregunto si dentro de otros doce tendré que poner notas al pie de las notas al pie.
Diciembre de 2023
Sobre el blog
Eran las primeras semanas de 2007, el mundo iba bien, éramos todos ricos y atábamos a nuestros galgos siberianos con longaniza artesana extra “Etiqueta de Oro”2. Ignorante de estos felices acontecimientos, me afanaba leyendo una novela. (Accelerando3, de Stross. ¡Vamos, cógela, es gratis! ¡Luego pensarás qué haces con ella!) Mis neuronas chirriaban por el exceso de presión en sus axones. Culpable: una extraña idea que había encontrado en sus páginas —¿reconstrucciones algorítmicas de la personalidad?4 Gensanta5; rebotó en algún lugar de mi cerebro y se transformó en algo aún más absurdo. ¿Y si fuera dejando semillas de mi pensamiento por la red? Quizá algún día puedan usarse para construir una inteligencia artificial generalizada con sabor a fresa ácida y trazas de un parentesco humano (más concretamente, el mío) ¡Me reencarnaré (¿re-embitaré?) y dominaré el mundo!
Aparte las pocas ansias de trascendencia que un ateo pueda permitirse, aun despertando la general hilaridad, pensé que sería divertido documentar las cosas que se me ocurrieran. Lo que fuera aprendiendo. Incluso lo que tuviera grandes posibilidades de olvidar en cuanto desplazara el exiguo foco de mi atención. Así nació6 brucknerite —en minúsculas. El nombre viene de un nick que solía usar en homenaje a un compositor de música capaz de provocar errores de desbordamiento hasta en un reloj-calculadora. Fascinante y magnífica. Extraña y difícil. Con un nombre así está claro a lo que aspiro.
A nada. Este blog no tiene temática, salvo por las poco habituales series de artículos acerca de alguna obsesión temporal. No tiene periodicidad; o dicho de otro modo, sale cuando hay conjunción del planeta Quiero con el planeta Puedo. No tiene línea editorial más allá de mis propios prejuicios y limitaciones. No tiene publicidad (hasta que la tenga, claro)7. Y pese a todo esto sí querría tener un contenido de calidad —siquiera escrito con la corrección que me enseñaron. Me gusta escribir sobre ciencia, aunque cuando tengo menos tiempo puedo bajar un par de pisos a la filosofía. O hasta el sótano, a la política. Por eso hay más blogs sobre política que sobre ciencia: porque para escribirlos basta tener una opinión, y todos conocemos aquello de la uniforme distribución de las opiniones y los culos.
Rara vez —pero ocurre—8 escribo en inglés, único idioma que domino con la suficiente precisión (además del materno) como para atreverme a enlodarlo. Por lo general se trata de artículos sobre asuntos tecnológicos muy concretos. No me ofende la indiferencia, ¡es lo que se reparte por defecto! Sin embargo, aspiro a tener algunas decenas de lectores: señoras, tengo un ego que alimentar y la Internet es muy grande. ¡Eh, eh! ¡Hazme caso!
Por último, un pequeño descargo de responsabilidad: si lo que lees aquí te ofende, vete a otro sitio. La última vez que miré la lista de los derechos humanos, el “derecho a no ser ofendido” no estaba. Que tengas un buen día. Si lo que lees te gusta tanto que quieres difundirlo, reutilizarlo o adaptarlo, adelante… Bajo los términos de la licencia Creative Commons BY-NC-SA 3.09. En resumen: cítame, no lo vendas, compártelo en los mismos términos. Si necesitas que elimine una de estas últimas dos condiciones (o ambas) para usar mi contenido, contacta conmigo antes; soy un tío fácil. No hace falta pedir permiso para enlazarme: lo agradezco, y muy probablemente devuelva el enlace —lo normal, siendo un bloguero beta10. No me hago responsable de comentarios de terceros11, y puedo eliminar cualquier comentario en cualquier momento por motivos que no tengo por qué explicar: sí, ya sé lo de la libertad de expresión y tal, pero esto es mi blog, no un servicio público. Hazte el tuyo propio (¡con blackjack! ¡Y furcias! ¡De hecho, olvídate del blog!) Igualmente, no garantizo que este blog o cualquiera de sus artículos estén aquí mañana, que el blog sea visible o usable12 en una plataforma determinada o que el autor en persona sea tan interesante y atractivo como parece.
Y hablando del autor…
Sobre mí
Soy un Homo sapiens de sexo masculino que responde al nombre de Iván Rivera. Me nacieron en (38º59’4″ N 3º55’49” W), lo que para los poco inclinados a geoposicionar de cabeza, viene a caer por Ciudad Real, Castilla-La Mancha, España, Unión Europea. De pequeño quería ser científico, astronauta y ganar dos Premios Nobel; conforme fui creciendo, sin embargo, estas aspiraciones fueron sufriendo un progresivo recorte hasta llegar a mi actual estatus, que tampoco está nada mal, para qué nos vamos a engañar. En vez de científico soy ingeniero de telecomunicaciones; no trabajo en la NASA ni en la ESA, sino en un lugar mucho mejor: ¡mi propia empresa! Por último, en vez de dos Nobel tengo algo mucho mejor: dos hijos increíbles y una compañera que no podía ni imaginarme. Si te interesan aspectos más profesionales de mi currículum, puedes encontrarlos aquí14. Si te va más el cotilleo, sigue leyendo.
Soy racionalista, humanista y ateo. No creo en el orden natural ni en el destino, pero sí en la civilización y el respeto. Intento expresarme con corrección —me preocupa que me se entienda15. El amor existe, y no importa que sea “sólo16 química”. La vida es una maravilla, y es química también. No hay nada especial en la inteligencia del ser humano, y si no nos destruimos antes terminaremos por plasmarla en una máquina. No creo en un alma incorpórea ni en la vida después de la muerte, a menos que el argumento de la simulación sea cierto17. Estoy aprendiendo a tocar la flauta travesera18. Hablo π idiomas, y se me ocurrió decirlo así antes de leerle la misma frase a Hofstadter —pero si él dice en su extraña modestia que es pilingüe, yo debería ser e-lingüe19. Es una cuestión de estimación. Soy bastante geek, ahora que resulta que friquis somos todos. Quiero aprender. Quiero ser mejor20.
Me gustan, sin orden especial de preferencia, la ciencia ficción21, la buena comida, viajar, montar en bicicleta, mis niños22, los aparatuquis, pasear bajo los árboles, mi compañera (más que comer con los dedos, ella entiende la referencia)23, la astronomía, la poesía de Antonio Machado, las torrijas de mi suegra24, la música de Bruckner, programar, la numismática, salir con los amigos, el olor a hierba recién cortada, a pan calentito y a pintura, el sexo con amor25, el lenguaje, los cañones de Marte, montar muebles de Ikea26, nadar despacio, el cuscús, 2001, buscar fósiles, leer a Borges, Futurama, las paradojas y las autorreferencias, las matemáticas27, la ecología, la libertad, la buena cerveza y el buen vino, el humor sutil y la ironía.
No soporto la intolerancia y a los intolerantes —hablando de paradojas28—, el desprecio a la vida, la falta de ilusiones, las nécoras y los centollos, el liberalismo a ultranza, la religión obligatoria, la música clónica, el despilfarro de recursos, que me tomen por imbécil, los monopolios, el malrollismo sistemático, el patrioterismo, la pintura de Bacon, las películas gore, el ecologismo radical29, la impotencia y la desesperanza.
Algunas aficiones que se quedaron por el camino, pero que dejaron su huella en quien soy ahora y al menos en teoría podrían levantar la cabeza en cualquier momento fueron construir maquetas, suspender exámenes de Circuitos Integrados, programar en RPN la HP48, Star Trek30, la tipografía, la maquetación y el diseño gráfico.
Comprenderéis, si habéis llegado hasta aquí, que mi blog no puede ser monotema31. Monotrema, tal vez: como un ornitorrinco de la red, con pico de pato y cola de castor, poniendo huevos y amamantando sin tetas. Una cosa rara. En serio, ¿qué haces leyendo hasta aquí? Sal a la calle, protesta, rompe algo. No sé, un palo de helado o un folleto del Carreful32.
Y ahora, unas notas al pie para contextualizar esto a finales de 2023…
- Es decir, la apariencia del blog alrededor de 2011. ↩︎
- Ortotipografía de las comillas: ahora uso las latinas, angulares o guillemets. Antes usaba las inglesas. Ortotipográficamente hablando, ya no soy el mismo. O lo que es igual, antes era un snob y ahora también, pero de una forma algo diferente. ↩︎
- Naturalmente, el enlace está muertísimo. Cf. link rot. Se queda así porque ilustra un hecho fundamental de los internecs que no estaba tan claro cuando se escribió este texto, y porque es fácil encontrar esa novela, gratis, en otros sitios. Con el beneplácito del autor. ↩︎
- En 2011 todavía usaba la raya como sinónimo de la coma, a lo anglo. Ahora la uso como sinónimo del paréntesis, a lo hispano. Una de las cosas que han cambiado en mí es que ahora me da más lo mismo si la puntuación de un texto mío es ortotipográficamente correcta o no. Quiero seguir haciéndolo bien, pero la vida es corta. Encontraréis más de esas rayas raras aquí y en otros textos míos «de época». ↩︎
- Forges estaba vivo, para los que os acordéis de esas cosas. ↩︎
- Aquí faltaba una tilde que sí he corregido, porque una cosa es usar un signo de puntuación raro con un criterio sui generis y otra ser un sandio. ↩︎
- Finales de 2023 y sigue sin tenerla. Ahora ni siquiera tiene cookies de terceros, y de ahí que no haya botoncito para permitirlas. De nada. ↩︎
- Ya no soy tan atrevido como para escribir en inglés, aunque si es por poder, sigo pudiendo. Observad aquí el uso «correcto» de la raya, por cierto. ¿Coherencia? ¿Quién dijo coherencia? ↩︎
- La actualicé a la CC BY-NC-SA 4.0. ↩︎
- Not really, lol. ↩︎
- Comentarios de terceros… Solo los puedes poner si sigues el perfil del blog en el Fediverso, y contestando desde cualquier plataforma federada. Si no sabes de qué hablo, o si lo sabes y no lo quieres saber, no puedes comentar. Lo siento. Se te aplica el resto de la frase. ↩︎
- Según la RAE, «utilizable». Denúnciame. ↩︎
- «Pretencioso» es un adjetivo que empezaría a describir esto. Un afectuoso saludo al fotógrafo desde aquí. ↩︎
- ¿A dónde iría ese enlace? A saber. Tenéis mi LinkedIn en la cabecera del blog por si os interesan esas cosas. ↩︎
- Pero con los años he ido perdiendo el miedo a ese tipo concreto de libertad de expresión. ¡Casi todas mis patadas al diccionario tienen algún tipo de justificación idiosincrática! ↩︎
- También, en algún momento entre 2011 y 2023, me borré del solotildismo. Fue un debate divertido. ↩︎
- Últimamente he aprendido a ver a Bostrom y sus adláteres con mucho más escepticismo. ↩︎
- Ya no, pero también fue divertido mientras duró. Quién sabe, quizá vuelva. ↩︎
- Creo que es una referencia a Le Ton beau de Marot: in Praise of the Music of Language, de Douglas R. Hofstadter. Buena mierda. ↩︎
- Ya mejoré todo lo que tenía que mejorar y ahora voy cuesta abajo. El problema es que eso empezó más o menos cuando cumplí los veinte, en 1994, pero en 2011 todavía no lo sabía. ↩︎
- Me creía más mi propio estereotipo entonces. En realidad me gustaba (y me gusta) menos de lo que pensaba (y pienso). ↩︎
- Ya no son niños, claro. Aunque todavía no los odio. ↩︎
- Esto se refiere a una persona concreta en la lista corta de las importantísimas en mi vida. Pero la expresión «mi compañera», desde 2011 hasta hoy, ha tomado varios valores. Hoy la referencia ya no tiene sentido. ↩︎
- Véase la nota anterior. Pero las torrijas de aquella mujer (q.e.p.d.) eran algo para recordar. ↩︎
- Sin amor también está bien. Dicen que deja un poco vacío, pero siempre te puedes comer una pieza de fruta después. ↩︎
- No sabía yo la que se me venía encima con esto. Pista: en 2014 me divorcié. ↩︎
- Una vez más, creyéndome mi propio estereotipo. No me gustaban ni me gustan tanto. ↩︎
- La paradoja de Popper. Que me aspen si hay algo original en esta ensalada de letras. ↩︎
- «Ecologismo radical» no significa lo que hace la gente de Extinction Rebellion, que me parece: bien. Va más por peluchistas, gente que se cree de verdad que el «principio de precaución» es un principio y tal. ↩︎
- Esta la he recuperado. Aunque es verdad que ser trekkie en 2023 es más fácil que lo era en 2011. No, la película de 2009 no es santo de mi devoción, ni entonces ni ahora. ↩︎
- Ahí, forzando el juego de palabras. ↩︎
- Ahora somos tan sostenibles que es difícil encontrárselos en papel para romperlos. ↩︎