Detalle de un organillo de manivela. Se aprecia un rollo con salientes que codifican los sonidos, una especie de peine sobre el rollo cuyos "dedos" detectan los salientes del rollo, engranajes varios y un conjunto de tubos con agujeros de diferentes tamaños y a distintas alturas que emiten sonidos con diferentes tonos.

Llamadlos aristones

La semana en este blog ha estado dedicada en pleno a artículos sobre modelos grandes de lenguaje (LLM). Los artículos del lunes, el martes y el miércoles estuvieron dedicados a fallos, más o menos divertidos, que podemos encontrarnos con el uso de estos modelos. Ayer, jueves, lo dediqué a una pequeña crónica sobre un antecedente insospechado de los LLM en la obra de un autor nada sospechoso de darse a la ficción especulativa, Antonio Machado.

Creo que este último texto es mucho más interesante que los anteriores, y seguramente por eso será mucho menos leído. Porque ¿cómo obviar el placer culpable que provoca ver al emperador desnudo y haciendo el ridículo? Si algo nos une como humanos es esa sensación de comunidad que se genera cuando señalamos al poderoso, al destacado, al brillante, para decir «no era para tanto». Y las inteligencias artificiales son un objetivo fácil: se nos aparecen por todas partes, van a revolucionarlo todo, y están destinadas a hacer insondablemente más ricos a los ricos que las controlan.

En realidad, mi opinión sobre esta ola la resume perfectamente, cómo no, Machado. Porque hay mucho en Machado si lo buscamos con ánimo de madre:

De un «Arte de Bien Comer»,
primera lección:
No has de coger la cuchara
con el tenedor.
Proverbios y cantares, LXXV

Los LLM tienen utilidad. Pero no diríamos que un coche se conduce solo porque, yendo en recta y sin más tráfico por una carretera, no hace falta tocar nada. Bueno, quizá Elon Musk sí lo diría, pero nosotros queremos vivir. Un LLM no razona, y no conoce más que en un sentido un poco menos trivial que el de una enciclopedia. Un LLM es, en fin, una herramienta. Una que puede ser usada para moldear cantidades ingentes de información en formas que hasta ahora no sospechábamos. Pero también una que no debería poder manejarse sin un conocimiento bastante claro de lo que se esté haciendo con ella. Volviendo a la metáfora del coche, no admitimos que alguien lo conduzca sin estar adecuadamente formado.

No abogo por un «carnet de conducir inteligencias». Solo pretendo que cale la idea de que consultar a un LLM como si fuera un oráculo, sin saber como usuarios nada de lo que se pregunta, es una irresponsabilidad. Más grave cuanto mayor es el alcance que vayamos a darle a la respuesta. Pero hay una dimensión más. Independientemente de la formación, y como es el caso para toda herramienta humana, un LLM puede usarse para obtener utilidad social. También puede usarse para el mal. En este caso, la potencia que demuestran es tan inimaginable que, comprensiblemente, algunos nos imaginamos males que nos quitan el sueño.

Una trivialidad: solo el tiempo y la experiencia nos revelarán la clave del futuro, pero a cambio de convertirlo en pasado. Mientras, es mi sentimiento que quienes creamos tener una idea clara, la contemos. No, los LLM no razonan. No, no sabemos qué es una «inteligencia», al menos todavía: como para pretender construir una —pues ese es el significado de «artificial»—. Solo una persona prudente más puede marcar la diferencia. Así que digámoslo. Por el político que tomará una decisión bien fundamentada. Por el empresario que creará un puesto de trabajo más productivo en lugar de eliminarlo. Por el estudiante que alcanzará conclusiones que no habría discernido de otra forma.

Y un deseo: ojalá los LLM se llamaran «aristones».

Comentarios

Una respuesta a «Llamadlos aristones»

  1. […] Básicamente lo mismo. Pero los Evangelios —¡la Biblia entera!— están compuestos de refritos más o menos digeridos de textos anteriores. Y el concepto de la parábola del siervo infiel tiene precedentes, por ejemplo, en Cicerón y su leyenda de la espada de Damocles (Tusculanæ Disputationes, libro V, 61-62) en el 44 a.e.c., que a su vez remezcla textos perdidos de predecesores griegos. Así es la historia del saber. Así seguirá siendo, incluso ahora que este revuelto de signos puede suscitarse sin que medie reflexión humana, por obra de los miríficos aristones. […]