Imagen de síntesis de un vagón de captura directa de CO₂ de CO2Rail Company en un tren. (Imagen: CO2Rail Company).

«Captura directa de CO₂: ¿solución o distracción?» en Naukas

A estas alturas de la película está bastante claro que nos vamos a comer el aumento de 1,5 °C que viene anunciando el IPCC con patatas. Y es bastante probable que nos comamos uno de 2 °C. Incluso uno de 4 °C no está fuera de la cuestión, con sus efectos catastróficos sobre el clima en forma de tormentas, huracanes, sequías y olas de calor. Todo más frecuente, más intenso y más destructivo. Detrás de todo esto, los hoy por hoy mal medidos efectos del deshielo en cadena en Groenlandia y la Antártida, la incógnita de la fusión del permafrost siberiano en forma de más metano y patógenos congelados por cientos de miles o millones de años que vuelven a la vida, o los desconocidos efectos de una modificación sustancial de la circulación oceánica.

Vamos tarde para evitarlo. Al menos parte de ello, pero una parte cada vez mayor conforme pasa el tiempo sin que hagamos realmente nada. Así que el solucionismo tecnológico va afianzándose. Cómo no. Es una tendencia habitual entre nosotros, los ingenieros, querer resolver cualquier problema con tecnología. No importa que la solución más directa sea claramente social: ahí estaremos nosotros proponiendo aspirar dióxido de carbono del aire como quien propone hacerse con una colección de agujas buscando diligentemente en el pajar más grande del mundo: ¡uno que ocupa todo el planeta!

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