Tu azul y mi azul: bola extra

Tiempo hace ya que no me dedico a la ingrata tarea de hacer webs de manera profesional. Eso que ahora llamamos «digitalización empresarial», la tarea de un Sísifo moderno que nunca termina, consistió una vez, primera y principalmente, en programar una web.

Web y color, ¡qué importante! Los colores de una web, cuando hablamos de una empresa que ha gastado un mínimo en asuntos tales como la imagen corporativa, suelen reflejar cierta paleta específica con la que los dueños quieren presentarse al mundo. ¿Cálida, dinámica, fiable, tradicional? Hay un color para cada intención. La historia que os voy a contar hoy, sin embargo, no trata de una empresa con uno de esos manuales de marca de los que fueron pioneros los nunca suficientemente denostados nazis. ¡Bu! ¡Fuera! Se te olvida echarlos un día y te ganan unas elecciones en Turingia.

Esos manuales de marca, decía, cuando están hechos por profesionales del diseño, incluyen definiciones de los colores corporativos. Normalmente en soporte papel y digital, usando los estándares del gremio. Ningún problema entonces con la paleta de la web: miras los colores prescritos, indicados como combinaciones de niveles de rojo, verde y azul, los asignas a los diferentes elementos de la página y a correr. Pero si no dispones de esa referencia, toca ser creativo.

Aquella empresa no tenía un manual de marca, pero sí tenía cierta idea de lo que quería. Supongamos que una web con detalles en verde y azul. Naturalmente, «verde» y «azul» son dos conceptos cristalinos en la lengua común, pero a poco que uno lo piense —y si se tiene a mano un selector paletas de colores da tiempo a pensarlo bastante— es fácil perder la cabeza. ¿Qué verde? ¿Qué azul? ¿Esto que estoy viendo es verde o azul?

Tirar por la calle de en medio suele ser un buen consejo para desbloquear una situación donde cada duda es un bajío en el que encallar. Escogí un verde y un azul, y fui con mi propuesta al cliente.

—No es el azul que queremos —dijeron.

—De acuerdo. ¿Qué azul usamos, entonces? —repuse.

—Mira, tenemos este folleto impreso… Que ahora mismo no sé dónde he metido… Pero cuando lo encuentre, te lo escaneo y te lo mando por correo. Queremos ese azul.

Recordad el último artículo de este blog y pensad un momento. Color creado con luz (el de la web, en el monitor) versus color reflejado en un papel. Color, este último, que iba a ser escaneado, naturalmente por un escáner sin calibrar, y convertido en aditivo de nuevo cuando yo lo viera a través de mi monitor.

Creo que aquel día perdí bastante pelo. No sé si tanto como el día que me llamaron para decirme…

—El azul de la web se ve distinto en el móvil. Arréglalo.

brucknerite