Aviso de servicio: este blog que estáis leyendo tiene, desde hace unos días, los comentarios abiertos para cualquiera que desee regalar algo de su tiempo, y no ya solo a los potenciales contertulios con cuenta en alguna plataforma del Fediverso (Mastodón es la más popular, pero no la única).

Las reglas usuales respecto de comentarios en blogs son de aplicación: el servicio se proporciona sin ninguna garantía, implícita o explícita, de que un comentario concreto vaya a publicarse íntegro o en absoluto, o de que se mantenga en el tiempo. Me reservo el derecho a censurar o editar lo que considere oportuno, siempre bajo el espíritu de la buena fe que, en principio, os supongo. No permitiré, en particular, ningún tipo de comentario que pueda resultar torticero, insultante o malintencionado, para mí o para quien considere. No prometo ningún tipo de respuesta, aunque agradezco de antemano cualquier contribución positiva, incluidas correcciones. Aunque como ego tenemos todos, agradezco más las correcciones en privado, para lo que tenéis la información de la página de contacto. Por norma general, los comentarios de cada artículo se cerrarán automáticamente pasadas dos semanas desde su publicación, para evitar una posible falta de relevancia.

En resumen: en este blog no aplica la libertad de expresión más que para mí, que para eso pago toda la infraestructura. Pensad que estáis entrando en casa ajena y en qué haríais o no para mantener una relación cordial con vuestro anfitrión, y tendréis una idea muy buena de lo que espero de vosotros y de lo que haré en caso de discrepancia.

Espero que las dos o tres personas que me leéis desde mis cuentas de solo escritura en Bluesky o Threads, o incluso si aparecéis por aquí desde ese agujero de desesperación que es LinkedIn —donde sí mantengo cierta presencia activa, por motivos profesionales— podáis contar así con una ventana para interaccionar en público conmigo.

¡Gracias!