El presidente de los EE. UU. con el cociente intelectual más alto de la historia (según sus propias declaraciones) quiere quedarse con las tierras raras1 de Ucrania. Pero ¿de dónde ha salido eso de que hay tierras raras en Ucrania? Como veremos, apenas hay minas. De lo que se habla es de recursos o reservas. Y no es lo mismo.

Es imposible saber qué contiene cada metro cúbico de tierra de un territorio dado hasta una profundidad arbitraria. Por eso se habla de recursos minerales y reservas minerales. La diferencia entre ambos conceptos es sencilla: los recursos existen independientemente de su posible explotación económica. Las reservas, por su lado, tienen en cuenta los condicionantes económicos de la explotación. ¿Cómo de concentrado está el mineral? ¿Es fácil de procesar? ¿Tiene demanda en el mercado? ¿Qué tipo de medidas requiere la legislación local para establecer una operación minera? ¿La región está protegida mediante alguna figura legal como un parque natural? ¿Hay oposición de la población a la explotación?
Además, es necesario tener en cuenta una escala de conocimiento o definición creciente, tanto sobre recursos como sobre reservas. Conforme vamos estando más seguros, hablamos primero de recursos inferidos —«este tipo de formaciones rocosas con esta edad suele contener tal mineral»—, evidenciados —se han hecho prospecciones y hemos encontrado vetas de tal mineral— y medidos —las prospecciones han sido extensivas y podemos asegurar con cierta fiabilidad que hay tantos gramos de tal mineral por metro cúbico de terreno—. En cuanto a las reservas, se entienden asociadas a recursos, al menos, evidenciados. En este caso se habla de reservas probables. Si los recursos están medidos, se dice que las reservas son ya demostradas.
Pues bien: el presidente de los EE. UU. con el cociente intelectual más alto de la historia (a falta de documento alguno que lo pruebe) pretende, según parece, obtener acceso preferente a algo que no está muy bien definido. Circulan por la red mapas de recursos —¿o reservas?— sutil o no tan sutilmente distintos entre sí. Por ejemplo, este que Mapas Milhaud cita de El Orden Mundial:

Ante tanta indefinición, parece interesante buscar información más precisa. Podemos encontrarla en Tierra y Tecnología, una publicación del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos de España, y en particular en este amplio reportaje sobre los recursos minerales de Ucrania publicado en 2022. En él encontramos un mapa que los no geólogos podemos calificar como «más serio» porque empezamos a no entender demasiado:

Aquí la cosa ya se complica mucho para un servidor, que no deja de ser un aficionado en el campo de la geología. Podemos ver «unidades metalogénicas», que son zonas en las que se da cierta uniformidad del terreno al respecto de los depósitos minerales existentes. A este nivel de descripción ya parece obvio que no cualquier punto de los coloreados de azul cerúleo, que serían los que denotan la posible existencia de depósitos que contienen tierras raras, tiene por qué contener una posible mina. De hecho, solo los puntos negros indican «campos de mena», lo que indica que en esas ubicaciones sí podría haber (o hay ya) una explotación de mineral. Por cierto, comparad las zonas azul cerúleo de este mapa con las magenta del anterior. ¿Coinciden?
Lamentablemente ese mapa no nos ofrece información acerca de minas de tierras raras, potenciales o existentes. Para eso, necesitamos dar un paso más. Vamos a recurrir al Servicio Geológico de la Unión Europea y, más concretamente, a la Infraestructura de Datos Geológicos Europeos (EGDI). El visor geográfico que ofrece permite mostrar y filtrar todo tipo de características relacionadas con la geología de cualquier territorio en Europa. Por ejemplo, minas de tierras raras en Ucrania.

Aparecen registradas tres minas de tierras raras en Ucrania: Valky-Gatskivske y Zlobytske en el óblast de Zhitómir y Zhovtorichenske en el óblast de Dnipropetrovsk. Cinco ubicaciones más en todo el país aparecen listadas como «en retención», lo que significa que se están llevando a cabo trabajos para determinar si es factible la explotación en el futuro. O al menos se estaban llevando a cabo antes de la guerra. Estas licencias suelen expedirse por un plazo de cinco años renovables, por lo que en el mejor de los casos podrían transformarse en minas operativas en un tiempo relativamente breve. Mayor que una legislatura, en todo caso.
Respecto de las zonas metalogénicas, cualquier posible mina tendría que desarrollarse desde cero y necesitaría todo tipo de trabajos de prospección y apoyo. Los expertos indican que, de sustanciarse, las minas tardarían entre 10 y 20 años en producir. El propio gobierno de Ucrania, en una presentación algo confusa también, viene a afirmar que la extracción actual de tierras raras se limita a una producción colateral y no comercial con titanio (debe referirse a las minas del óblast de Zhitómir).
Todo esto dibuja un panorama mucho más complejo y, sobre todo, a largo plazo que el de la historia del rey Midas o el de un tío Gilito nadando en su cámara acorazada llena de oro. Quién sabe, quizá el presidente de los EE. UU. con el cociente intelectual más alto de la historia (como si el cociente intelectual midiera algo diferente de la capacidad de resolver pruebas de, precisamente, cociente intelectual) está traficando con información defectuosa.
#leyendo https://news.northeastern.edu/2025/02/27/us-ukraine-critical-minerals-deal/
Liventseva, H. (2022). THE MINERAL RESOURCES OF UKRAINE. Ilustre Colegio Oficial de Geólogos. https://doi.org/10.21028/hl.2022.05.17
- Se consideran «tierras raras» a los siguientes elementos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio). No son particularmente raros, aunque tampoco abundan mucho. Se les llama así porque lo que sí es extraño es encontrarlos en estado puro. ↩︎
Nota original en el Mastodón de @brucknerite (podría haber sido borrada).
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